Las bacterias más abundantes en los océanos tienen un gen que les permite absorber la luz del Sol, lo que les permite crecer de forma independiente de la absorción de carbono. Esto les permite sobrevivir en zonas marinas con escasos alimentos.
En los últimos cinco años se han realizado dos investigaciones para investigar este tipo de bacterias. Ambos estudios han destacado la importancia de la fotoproteorodoxina. Esta proteína ha sido encontrada en la bacteria SAR86 y el microbio SAR11. La proteorodoxina utiliza energía solar para expulsar los iones de la célula, mientras que el gradiente iónico resultante atrae a los protones hacia el interior de la célula. Como resultado de este proceso, la célula obtiene energía para crecer. Las pruebas realizadas con el microbio SAR11 han demostrado que las células cultivadas en medios claros y oscuros contienen el gen de dicha proteína. Además, la proteína sólo se activa cuando es necesario, ya que no existen diferencias significativas entre las células cultivadas en estos medios.
Una de cada cuatro células de los océanos es la SAR11. Por ello, ha aumentado la esperanza de encontrar fotoproteínas en más células marinas. Paralelamente, se ha ampliado la posible importancia que este descubrimiento puede tener en el futuro.