La pérdida de bosques intactos se debe no sólo a la agricultura, sino también a la producción y consumo de productos no agrícolas, como minerales, metales y productos relacionados con la madera. De hecho, en un trabajo publicado en la revista One Earth se calcula que el 60% de la pérdida de bosques intactos se debe al consumo de estos productos no agrícolas.
Los bosques intactos poseen una mayor biodiversidad, resisten mejor los incendios y las catástrofes naturales y pueden retener hasta tres veces más carbono por hectárea que los bosques transformados. Sin embargo, su desaparición se está produciendo a gran velocidad y a menudo se atribuye a la creación de nuevos suelos agrarios. Sin embargo, este estudio pone de manifiesto que otros productos destinados al comercio internacional también tienen un gran impacto. Han visto, por ejemplo, que un tercio de las pérdidas forestales están relacionadas con las exportaciones realizadas desde Rusia, Canadá y zonas tropicales, China, Europa y Estados Unidos. Y el uso forestal ligado a la exportación -el 51% de las pérdidas está relacionado con la madera y la minería y el 26% con la extracción de energía.