La plantación de árboles es una de las propuestas que muchas veces se ponen sobre la mesa para combatir el cambio climático, ya que los bosques funcionan como sumideros de carbono, fijando el carbono presente en la atmósfera. Sin embargo, los criterios utilizados hasta el momento para el cálculo de este efecto de plantaciones de árboles podrían ser erróneos, según un estudio publicado en la revista Nature Sustainability. El estudio concluye que con la plantación de árboles no siempre se consigue fijar más carbono.
A la luz de los nuevos datos, la capacidad de fijación del carbono de las plantaciones arbóreas depende del ecosistema y del clima. Esta capacidad puede variar dependiendo del tipo de árbol, del uso que históricamente haya tenido el suelo o del tipo de suelo.
Se ha podido comprobar que en suelos bajos en carbono, la forestación ha supuesto un aumento de la densidad de carbono. Sin embargo, en suelos con alto contenido en carbono, la densidad de carbono ha disminuido con la plantación de árboles. Para llegar a esta conclusión se han utilizado 11.775 muestras tomadas en los 619 terrenos del norte de China.
Los autores han explicado que hasta la fecha el efecto de los bosques como sumideros de carbono se ha calculado principalmente en función de la biomasa arbórea y el carbono presente en el suelo. Por lo tanto, consideran que se ha sobrevalorado la capacidad de almacenamiento de carbono de los bosques y que en zonas con alto contenido en carbono, puede ser más eficiente permitir su recuperación espontánea que plantar árboles.