Bloqueados los efectos de una determinada proteína, científicos californianos han conseguido que las pieles de unos ratones de dos años recuperen las propiedades de la piel de ratones más jóvenes.
Concretamente han trabajado con nf-kappa-B. Esta proteína tiene una función reguladora que provoca y/o apaga la actividad de varios genes. En el ratón permanecieron bloqueadas durante dos semanas, durante las cuales se observó un engrosamiento de la piel y una mayor fragmentación celular, al igual que en superficies más jóvenes.
Según ha afirmado el jefe de investigación, su descubrimiento refuerza la idea de que el envejecimiento no es consecuencia del deterioro acumulado a lo largo de los años, sino de ciertos cambios genéticos. Y es posible restaurar esos cambios genéticos.