El farmacológico y bioquímico Jorge Emilio Ortega Calvo propone una nueva estrategia que mejora las carencias de los antidepresivos actuales en su tesis doctoral presentada en la Universidad del País Vasco.
Noradrenalina y serotonina son los dos neurotransmisores que más afectan a la depresión. En los procesos de depresión los niveles de noradrenalina y serotonina están alterados. Por ello, la labor de los antidepresivos consiste en equilibrar los niveles de noradrenalina y serotonina. No obstante, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los tratamientos curativos de esta enfermedad es que sólo el 60-70% de los pacientes responden al tratamiento. Asimismo, el efecto de los antidepresivos puede apreciarse en aproximadamente dos o cuatro semanas, lo que en algunos casos es demasiado largo. De hecho, muchos pacientes abandonan el tratamiento, ya que no experimentan mejoría a muy corto plazo.
En este sentido, el objetivo principal de esta tesis doctoral ha sido investigar los mecanismos de actuación de los medicamentos antidepresivos, con el fin de identificar tratamientos que supongan mejoras desde el principio, así como un tratamiento adecuado para aquellos pacientes que no responden a dichos tratamientos.
Para ello, se han combinado los tratamientos utilizados hasta el momento con nuevas metas, como los fármacos antagonistas de los adrenoceptores ?2, que ayudan a reforzar e incrementar la neurotransmisión cerebral. De hecho, varios estudios han revelado que los adrenoceptores en los cerebros postmortem de los pacientes que fueron diagnosticados de depresión y se suicidaron están alterados, es decir, su función está aumentada, lo que les lleva a una mayor frenada de lo normal. Este freno impide el correcto funcionamiento de los neurotransmisores.
Toda esta investigación se ha llevado a cabo en animales utilizando la técnica de la microdiálisis cerebral, es decir, mediante cirugía se han introducido varias sondas en diferentes zonas del cerebro y se han recogido y medido los neurotransmisores de dichas zonas para observar cómo cambian tras la aplicación de los medicamentos.
Los resultados muestran que la nueva estrategia propuesta es capaz de aumentar el número de personas que responden al tratamiento y acortar el tiempo entre el inicio del tratamiento y la respuesta terapéutica. Por lo tanto, trasladando todo esto a ensayos clínicos y empezando a aplicarse a pacientes con depresión, es posible que las respuestas sean más rápidas que los antidepresivos actuales y consigan tratar a más pacientes.