En la cueva de Amalda III (Zestoa) se han publicado los resultados finales de la investigación interdisciplinar en la revista Quaternary Science Reviews, bajo la dirección del arqueólogo Joseba Ríos Garaizar. El objetivo de este estudio era completar, enriquecer y refinar las excavaciones realizadas anteriormente en esta cueva, para conocer mejor la adaptación al medio de los neandertales que vivieron en la cueva, entre hace 100.000 y 45.000 años.
Para ello, se ha contado con la colaboración de especialistas de diferentes disciplinas, lo que es lo primero que ha destacado Ríos: “Esto nos ha permitido definir una amplia cronología y, con ella, la información medioambiental. Esto es muy importante, porque hasta ahora no teníamos casi nada sobre el medio ambiente, y lo que teníamos era sin dataciones. Ahora, utilizando el polen como indicador de la datación, hemos relacionado la cultura, la datación y el medio ambiente, conociendo así la evolución de la cueva y sus neandertales”.
El artículo especifica que se han utilizado secuencias de polen, micromorfología, luminiscencia estimulada ópticamente (OSL) y colecciones de fauna e indusria lítica para explicar y comprender los cambios neandertales y su relación con el medio ambiente. “Es una época muy interesante: termina un interglaciar, luego viene una dura era glaciar y luego otro interglaciar, menos claro, pero bueno. En esta época se desarrollan los neandertales clásicos y se redacta el último capítulo de los neandertales. Por eso es tan importante”, explica Ríos.
Amalda III fue explorada por primera vez por el Grupo Arqueológico Antxieta durante los años 1983-1984. Se descubrió una secuencia arqueológica del Paleolítico Medio y las excavaciones posteriores demostraron que los neandertales vivieron en la cueva en dos ocasiones. El primero comenzó en la MIS5 y contaba con la industria Levallois, con puntas y caras de la cultura mousteriana, y el segundo tuvo lugar a principios de la MIS3 y contaba con la industria vascona.
Las condiciones ambientales variaron mucho de unos instantes a otros y los neandertales que se adaptaron a ellos en las dos ocasiones: en las capas más antiguas, los neandertales realizan estancias cortas en las que se reparan las puntas de trabajo, mientras que en las capas superiores se realizan actividades más intensas, para lo que se necesitan instrumentos más pesados, utilizando rocas volcánicas que encuentran en la zona del Urola.
A pesar de haber obtenido información muy valiosa, Ríos ha adelantado que en los próximos años seguirán completando la historia de los neandertales de Amalda, ya que está apareciendo más materiales en las excavaciones que se están realizando. Además, nuestros datos sirven para interpretar restos de otros yacimientos del Cantábrico. Y eso también es importante, porque así nace el conocimiento, añadiendo aportaciones de cada disciplina y relacionando nuestros datos con los de los demás”.