Agur Jabier:
Escribió más de sesenta artículos en inglés en las revistas científicas más prestigiosas del mundo. Participó en más de cincuenta congresos internacionales y estatales. Usted era doctor en ingeniería industrial y además fue nombrado doctor en philosophical por la Universidad de Sheffield. Usted era jefe del departamento de materiales del centro de investigación CEIT.
Fue mi profesor de la Escuela de Ingenieros de San Sebastián y hasta ahora ha trabajado en esta tarea. Este currículum es uno de los más extensos de los que cuentan los investigadores de Euskal Herria, pero tiene una marca especial, la de ser vasco. Hace unos años, cuando empezó a escribir libros y artículos en euskera y a impartir clases en euskera, la satisfacción interna se puso de manifiesto. Has ido de repente y ya no te vamos a ver.
Como me decía un amigo que lloraba, su mujer y sus cuatro hijos te recordarán, pero tu imagen, como la de muchos otros, irá perdiendo poco a poco. Ha trabajado tanto y no ha dejado ni dinero a su familia...
Tú ya sabías que estas palabras anteriores son las que nos dicen los dolores internos, que han sido, que han sido, que estamos teniendo y que estaremos siendo. Esto es sobre todo lo que yo veía en tu trabajo, la necesidad de mantener la cadena del ser.
A otros nos toca ahora consolidar esa cadena y para ello, seguro, utilizaremos tu imagen. Te olvidaremos, como nos olvidarán nosotros, pero algún día en las empresas de Euskal Herria el euskera será la lengua principal y los investigadores que acudirán a los congresos internacionales darán a conocer su trabajo en euskera y no tendrán que explicar dónde está Euskal Herria.
Es cierto, por otra parte, que la protección y seguridad que usted proporcionaba ya no la vamos a tener y por eso entiendo muy bien el miedo que tienen los compañeros de tu entorno al futuro. Sin embargo, a pesar de sus aportaciones sólidas, nunca quiso tener un protagonismo personal, mientras que el grupo era el verdadero protagonista. Por lo tanto, a los miembros del equipo le tocará ahora no notar su hueco. Es difícil, pero me parece que se adaptarán más fácilmente de lo que imaginas, porque la sabiduría y la fuerza que has transmitido no van a desaparecer contigo porque formaban parte de tu entorno desde hace tiempo.
El Colegio de Ingenieros que le tocó a usted en 1995, por su labor a favor del euskera, le tengo que reconocer que no esperaba recibir el pequeño homenaje que cada año organiza, ya que entre los homenajeados hasta entonces, usted fue el primero de los que han vivido en el arte del acero, y ello, para quienes queremos que la lengua de trabajo sea el euskera, indicaba que el proceso de euskaldunización de nuestra industria estaba en marcha.
Al día siguiente participó en la carrera Behobia-San Sebastián y más tarde en la organización de Euskaldunon Egunkaria. Como nos ha enseñado la muerte, el deporte, a pesar de no aparecer en los curricula oficiales, debemos meternos en la tuya, que ha sido una muestra de tu vida.
Eskerrik asko Jabier, por haber sido.