Para estudiar la evolución de las especies, los científicos suelen utilizar la morfología ósea. Ahora, los investigadores de la Universidad de Newcastle han descubierto cómo obtener más información. De hecho, de los huesos de los bisontes (Bison priscus) tomados en Alaska y Siberia han tomado la proteína de osteocalcina y han descubierto la secuencia de aminoácidos de dicha proteína.
Para la secuenciación de la proteína se ha utilizado un método similar al utilizado actualmente para el análisis del material genético. Dicen que comparando las secuencias de algunas proteínas se pueden conocer tantos datos como el ADN, por lo que los investigadores creen que puede ser útil para estudiar la evolución de las especies. El ADN dura muy poco tiempo y las proteínas pueden durar hasta 10 millones de años en determinadas circunstancias.