En realidad, lo que más me ha fascinado ha sido que nos hemos dado cuenta de que tenemos capacidad para diseñar o controlar la materia hasta el extremo. No es capaz de entender lo que ocurre en nuestro entorno, sino de controlar y crear materiales, moléculas, específicamente, con las funcionalidades que nosotros queremos. Y además, el diseño no se basa en el ensayo y error, sino que se diseñan a partir de la teoría de la mecánica cuántica. Es decir, tenemos herramientas enormemente potentes para conseguir nuestros objetivos.
Cuando eres estudiante parece que todo está desarrollado y que lo único que se hace es aplicar lo que ya se conoce. Eso no te satisface, porque si es así, ¿qué tienes que innovar? Porque la innovación puede estar en el resultado final o en lo que consigas en el camino. Y a mí lo que más me interesa es lo que consigues en el camino. El resultado final también es interesante, porque es lo que más puede influir en la sociedad, pero desde el punto de vista intelectual yo me excita el camino. De hecho, aunque las teorías se desarrollaron hace tiempo, su aplicabilidad en temas complejos no. De hecho, el premio Nobel de Química de este año se otorgó precisamente por eso: por combinar diferentes métodos teóricos, para conseguir una herramienta muy potente. Me refiero a algo que me afecta directamente. Ellos lo han utilizado para diseñar medicamentos y nosotros trabajamos para llegar al mismo nivel, en materiales y en nanociencia.
Sin embargo, esto es a nivel de aplicación, lo más importante es que se hayan dado cuenta de las posibilidades que ofrece cuando se añade complejidad a las teorías que conocemos.
A medio plazo diré qué quiero yo ahora. Y está relacionado con la gama de oportunidades que acabo de mencionar. Nosotros estamos acostumbrados a materiales en equilibrio con el entorno que perduran en el tiempo. Pero desde el punto de vista formal, lo que vemos no es más que una parte muy pequeña de lo que puede existir. Y precisamente eso es lo que me atrae: explorar situaciones de materia que ahora no tenemos a mano.
Podemos comparar lo que ocurre en la astrofísica: los astrofísicos saben que lo que ven es sólo parte de lo que hay. Ocurre lo mismo con los estados y sistemas de la materia, y yo quiero explorar aquellos que no conocemos, descubrir qué características pueden tener y saber cómo llegar a ellos.
Creo que combinando diferentes técnicas (bioquímica, informática cuántica...) podremos llegar a estas situaciones. Es decir, se puede conseguir trabajando en la interfase entre diferentes disciplinas, lo que la hace muy atractiva.