En general, son tres los objetivos del proyecto. En primer lugar, se pretende realizar un diagnóstico del estado de conservación de los papeles antiguos de valor arqueológico, histórico o artístico. En segundo lugar, se pretende conservar estos papeles utilizando varios métodos clásicos, especialmente mediante el análisis de los procesos de degradación que se han producido en estas bases celulósicas. Por último, se está desarrollando una tecnología para reconstruir lo que se ha perdido de la base de celulosa.
Cuando se degrada cualquier papel se debe a una reacción de oxidación en la celulosa que lo compone por causas químicas. Para conservar el papel, los investigadores se sirven de los compuestos generados en esta reacción de oxidación. Incorporan compuestos que reaccionan con ellos, lo que da lugar a una nueva estructura polimérica. Es decir, se forma una segunda capa. Esta capa contribuirá de alguna manera a la reconstrucción de la estructura básica del papel. Esta capa presenta características similares a la celulosa original, pero es más estable que ésta. Una comparación sería similar a la piel que se forma para cerrar las heridas.
En el proyecto de prolongación de la vida del papel, los investigadores de la UPV/EHU realizan principalmente el análisis de los papeles. Estudian muestras de papel de distintas épocas y procedencias: papiros, mapas antiguos, papeles notariales, XVIII. periódicos de finales de siglo, papeles pintados, etc.
Estos papeles utilizan diversas técnicas para caracterizar todos y cada uno de ellos escrito, determinar y medir los procesos de degradación que han sufrido estos materiales, así como para investigar la eficacia o no de los procesos de conservación de los mismos.
Todo ello sin el contacto de los investigadores de la UPV/EHU con las muestras. Utilizan técnicas no destructivas, realizan los análisis sin dañar la muestra. Esto supone una gran ventaja en este tipo de investigaciones. Independientemente de la muestra, el proceso es similar en todos los casos, pasando las muestras por los mismos instrumentos.
La primera herramienta es un espectrómetro portátil Raman con microcida. Esta herramienta, que trabaja con el rayo láser, dispone de una pequeña videocámara para transferir el rayo láser a la muestra a analizar. Es capaz de enfocar 10 micras y obtener el espectro de sus componentes. Con esta herramienta se analiza la estructura molecular de los compuestos inorgánicos que contiene la muestra.
Con la microfluorescencia de rayos X se realiza un estudio básico para conocer la composición elemental de los productos de la base de celulosa. De este modo, determinan los componentes originales de la muestra y los elementos auxiliares que de alguna manera han llegado a la muestra debido a la contaminación ambiental.
Además, utilizan un microscopio óptico con un microespectroscopio infrarrojo acoplado por transformación de Fourier, especialmente para 'ver' la estructura molecular de los compuestos orgánicos. En particular, observan las degradaciones que se han producido en la base de celulosa. También analizan el origen de las tintas de escritura o de los aglutinantes de los pigmentos utilizados en la pintura del papel. Es una técnica muy sensible, con menos de 0,2 miligramos de muestra para determinar la familia del ligante que se ha utilizado en esta muestra. Sin embargo, es prácticamente imposible conocer, por ejemplo, el ligante utilizado hace 600 años.
Esta técnica permite obtener el espectro infrarrojo de la muestra, completando así la información obtenida con las otras dos técnicas. Tras unificar la información obtenida con las tres técnicas, interpretan los resultados.
Trabajar a escala microscópica permite identificar productos que tal vez nunca hubieran sido considerados como productos de degradación. El problema radica en cómo estos materiales han llegado a los papeles o se han formado de los materiales originales.