Dmitri Mendeleiev, anunciante de elementos

Etxebeste Aduriz, Egoitz

Elhuyar Zientzia

Dmitri Mendeleiev, anunciante de elementos
01/03/2011 | Etxebeste Aduriz, Egoitz | Elhuyar Zientzia Komunikazioa
(Foto: Manu Ortega)

María Dmitrievna Mendeleieva tenía claro que en sus 14 hijos el más joven, Dmitri, iba a cursar estudios universitarios. No fue fácil. Cuando Dmitri tenía 14 años, la fábrica de cristal, única fuente de ingresos de la familia, se quemó y María quedó viuda unos meses. La modesta fortuna de pagar los estudios de su hijo le llevó de Tobolsk (Siberia) a Moscú en un viaje de 2.000 kilómetros.

Sin embargo, en la Universidad de Moscú no aceptaban alumnos externos y tuvieron que seguir viajando hasta St. Petersburgo. Allí también se encontraron con el mismo obstáculo. Pero afortunadamente encontraron a un amigo del padre Dmitrien trabajando en el Instituto de Pedagogía y gracias a él Dmitri consiguió una beca para estudiar en el centro. Su madre murió muy poco tiempo después.

Años después, Dimitri Mendeleiev recordaría el esfuerzo de su madre en un libro: "Este estudio lo dedica su hijo más joven a la memoria de una madre. Dirigiendo una fábrica, sólo pudo dar formación a su hijo gracias a su trabajo. Le enseñó como ejemplo, dirigió con cariño y para poner a su hijo en el camino de la ciencia, abandonó a Siberia, gastando en ello sus últimos recursos y fuerzas".

Y Mendeleiev avanzó en el camino de la ciencia. Terminó sus estudios en 1856 y obtuvo un puesto de profesor. Posteriormente, para mejorar su formación científica, le concedieron una beca para viajar al extranjero durante dos años. Tras visitar una docena de universidades de toda Europa, decidió quedarse en Heidelberg trabajando con los doctores Bunsen, Erlenmeyer y Kirchhoff. Sin embargo, ante la inexistencia en el laboratorio de Bunsen de un equipamiento de precisión que él necesitaba, realizó un nuevo laboratorio en su apartamento.

Aunque intentó prolongar su estancia en Heidelberg, no consiguió el permiso y tuvo que volver a St. Petersburgo en 1861. Vuelve a trabajar como profesor, primero en el Instituto de Tecnología y, a partir de 1865, en la universidad. Allí, viendo que no había un libro de texto adecuado para los profesores, decidió escribirlo. Y así lo publicó en 1869 Osnovy Khimi i (Fundamentos de la Química). Era uno de los mejores libros de química de la época y pronto fue traducido al alemán, inglés y francés. En aquel libro publicó Mendeleiev su mayor contribución a la ciencia: la tabla periódica.

Anteriormente otros científicos, como Chancourtois o Newlands, propusieron que ordenando los elementos químicos por su peso atómico se obtenía cierta periodicidad en las propiedades de los elementos. Pero esto sólo se conseguía con unos pocos elementos y nadie tuvo éxito. También Mendeleiev llevaba años buscando algún orden en los elementos químicos. Y al final él también los ordenó por su peso atómico, pero dio un paso más: para cumplir la periodicidad de las propiedades de los elementos introdujo huecos en la tabla, razonando que esos lugares podían ser todavía de elementos no descubiertos. Así, denominó eka-aluminio y dvi-aluminio a los huecos que se han dejado bajo el aluminio (sanscríticos, eka=1 y dvi=2), bajo sílice, eka-silicio, etc. De esta forma consiguió ordenar en una tabla los 63 elementos conocidos en aquella época. En aquella tabla los elementos que estaban en la misma columna tenían propiedades similares.

Además, dio tanta importancia a las propiedades de los elementos que propuso que una docena de elementos tenían pesos atómicos mal calculados y tenía razón. Incluso anunció propiedades de elementos que aún no se conocían con la tabla. El eca-aluminio, por ejemplo, sería de color plata, con una densidad de 6 g/cm 3 y un peso atómico de 68.

Al principio, los huecos y las predicciones de la tabla de Mendeleiev provocaron burlas y risas. Pero en 1875 el químico francés Lecoq de Boisbaudran descubrió un nuevo metal que llamó galio. Y cuando descubrió sus propiedades, Mendeleiev declaró que aquel metal era su eco-aluminio. No sólo eso, sugirió que la densidad estimada por Boisbaudrán (4,9 g/cm 3) era incorrecta. Boisbaudran volvió a medir con una mejor purificación del metal y se quedó sorprendido: ¡Mendeleiev tenía razón!

En los próximos diez años se encontraron también el Eka-boroa y el Eka-silicio (escandio y germanio), y para encontrar otros elementos anunciados por Mendeleiev serían necesarios 50 años más. Pero con estas predicciones llenas, los científicos descubrieron que la tabla de Mendeleiev era algo más que una ordenación arbitraria de los elementos, que era un reflejo de la realidad.

La fama de Mendeleiev creció. Fue uno de los ponentes más prestigiosos de la época y asesor del gobierno ruso. Realizó diversos estudios para avanzar en las tecnologías de su país, proponiendo mejoras para la agricultura y la industria. Y le gustaba enseñar su saber a todos los que podían. Cuando viajaba en tren acudía a clase 3 para hablar con los agricultores. Los campesinos se reunían alrededor de Mendeleiev para escuchar sus lecciones.

También amaba la labor docente universitaria. Y siempre estuvo muy cerca de los alumnos. En una ocasión, fue expulsado de la universidad por su defensa en una protesta estudiantil. La policía le detuvo durante la clase acusándole de empujar a sus alumnos a la rebelión. Sin embargo, pronto volvió a la universidad.

Fue famoso, pero no le dieron Nobel. Fue nombrado en 1905, pero el premio fue para Bayer. En 1906 fue reelegido, pero ganó Moissan por un solo voto. Y fue nombrado tercero, el 31 de enero de 1907. Era demasiado tarde. Falleció el 2 de febrero.

En la procesión de los funerales las calles estaban colgadas, y al frente de la procesión los alumnos de Mendeleev con las tablas periódicas en sus manos.

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