La persona es básicamente un animal. Desde el punto de vista de la etología humana, el comportamiento distingue al ser humano de otros animales y, más concretamente, el cerebro que ha hecho posible este comportamiento y su capacidad de adaptación al medio en el que vive.
Sin embargo, si se quiere decidir qué es lo que diferencia al hombre de otros animales, lo primero que conviene es decidir entre quién se realizará la comparación. Entre los animales se suelen coger los chimpancés, típicos chimpancés y bonobo, porque son las especies más cercanas al ser humano en la evolución y sus capacidades se encuentran en principio más cercanas al ser humano.
Una vez que el hombre se ha puesto al lado de los chimpancés, se puede hablar de las obras más grandes del ser humano: escribe sinfonías, hace grandes trabajos de ingeniería, ha llegado hasta la Luna... y así. Pero, según el psicólogo Eduardo Fano, "igual vemos la diferencia más clara quitando todo lo que nos rodea". Por ello, propone las siguientes sociedades de cazadores-recolectores para la comparación: yanamoak, hadzak, boskimanoak, acheak, etc., es decir, pueblos más cercanos a la naturaleza, sin escritura y sin esa superposición cultural de la sociedad moderna.
La cultura es la que distingue al ser humano del resto de animales, según la antropología y otros muchos campos científicos. Pero, según Fano, desde el punto de vista de la psicobiología, hay animales con cultura o comportamiento cultural. "Si la cultura es un cuerpo de información que se puede transmitir, que no está escrito en los genes y que ayuda al individuo y a la especie en su vida, entonces el chimpancé también lo tiene. Y si no queremos que el chimpancé entre en ese grupo, tenemos que adaptar la definición de cultura". Por ello, no considera que la cultura sea realmente característica, sino que es el sistema de procesamiento, el cerebro, que ha permitido esa cultura.
La cuestión es qué características del cerebro, qué capacidades del hombre distinguen realmente del chimpancé. Para Fano, estas capacidades son tres: la lengua, la capacidad de manipular las cosas y una que se refiere plenamente a su área, la capacidad de construir la teoría de la inteligencia.
La capacidad de construir teorías de la mente es uno de los pilares fundamentales de la cognición social. Es algo que una persona realiza todos los días sin ninguna dificultad. Cada persona tiene en mente una teoría sobre lo que otra piensa. Las vivencias, las relaciones, lo que le han contado sobre él... tiene, al fin y al cabo, su historia interiorizada, y actúa en consecuencia. "Todo esto lo hacemos todos los días, sin problemas. Yo tengo que construir una teoría de la inteligencia de los demás, y tengo que saber qué probabilidad tienes de que actúe de una manera u otra según los datos que tengo. Y los seres humanos tenemos esa capacidad y hay duda de si los chimpancés tienen o no".
Para demostrar que los chimpancés tienen teoría de la inteligencia, se han realizado varias pruebas en el laboratorio. Estudios realizados por el primatólogo y etólogo Frans de Waal demuestran que los chimpancés son capaces de engañar, hacer cálculos... "pero cuando se han hecho experimentos rigurosos, a veces han fallado y hay cierta polémica. Yo creo que tienen --explica Fanok - porque de ahí se construye la capacidad de vivir en una sociedad compleja, pero es difícil de demostrar". Precisamente esta capacidad humana, la construcción de teorías de la inteligencia, es el resultado de vivir en sociedad.
"Hasta hace muy poco hemos vivido en comunidades de 50-100 personas, más o menos --cuenta Fanok -, y para ello basta con dos capacidades: la de construir con el lenguaje --sintáctico y gramatical- y un modelo de idea del comportamiento del otro". Si a ellos añadimos las herramientas y su capacidad de manipular el entorno, la interacción de estos tres factores fortalece una a otra, logrando una mayor capacidad. "Crean una espiral; a partir del momento en que desarrollamos la lengua, nuestro conocimiento e información puede ir acumulándose en el cerebro y, en el siguiente paso, cuando aparecen y escriben, esa culturalidad explota".
Por eso es tan interesante utilizar como modelo un pueblo que no tiene escritura, "si vamos a las tribus más cercanas a la naturaleza, tenemos que ver qué diferencias tienen con las culturas de los chimpancés; a eso debemos fijarnos, porque esas tribus son también seres humanos, y todo lo que se ha construido después no nos hace más humanos".