En Euskal Herria, la tierra con dolor

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

¿Hay desiertos en Euskal Herria? Hay lugares desérticos y para quienes consideran las ciudades como desiertas no hay ninguna duda. Sin embargo, según los expertos, no existe un riesgo de desertización en el País Vasco en función del clima. Sin embargo, es innegable que el suelo se está degradando en muchos lugares de Euskal Herria.
En Euskal Herria, la tierra con dolor
01/06/2006 | Galarraga Aiestaran, Ana | Elhuyar Zientzia Komunikazioa
En muchos lugares de Euskal Herria la degradación del suelo es evidente, en mayor o menor medida.
A. Galarraga

El geólogo Koldo Nuñez nos lleva doscientos millones de años atrás. En aquella época, este territorio formaba parte del supercontinente de Pangea, con impresionantes desiertos. De ellos proceden las areniscas, como la de Baztan.

Venimos al presente. El País Vasco actual no se parece al de entonces. Situada al oeste del continente europeo, en la orilla oriental del golfo de Bizkaia, entre los ríos Aturri y Ebro. El territorio está dividido por los Pirineos y otras cadenas montañosas (Aralar, Aizkorri, Gorbeia), lo que se traduce en un clima y un paisaje heterogéneos.

En el diccionario enciclopédico Harluxet, por ejemplo, se distinguen cuatro regiones climáticas: la atlántica, la mediterránea continental, la de transición entre el atlántico y el mediterráneo y la de montaña. La vertiente atlántica y la montaña son lluviosas y en la zona con clima de transición llueve bastante y los veranos no son secos.

Pero en el sur del territorio, en la ribera del Ebro y en la Rioja alavesa, los veranos son cálidos y secos, y en invierno tampoco llueve mucho. Las precipitaciones medias mensuales son generalmente inferiores a 50 mm, sin grandes diferencias

de un mes a otro. Por el contrario, en la vertiente atlántica las precipitaciones medias anuales oscilan entre los 1.200-2.000 mm.

Teniendo en cuenta esta clasificación, por lo tanto, en ningún sitio, el riesgo de desertización sólo puede existir en el sur de Euskal Herria, ya que en el resto el clima es húmedo. Hay que tener en cuenta que según la definición de las Naciones Unidas, la desertización es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas.

En la vertiente atlántica, con lluvias intensas y pendientes abruptas, la erosión es elevada.
MEC

Eso sí, no se puede decir que el suelo de Euskal Herria esté en buen estado, aunque en general no esté en peligro de desertización. Por el contrario, los fenómenos de degradación se están produciendo en todo el territorio y en los últimos años son más evidentes que antes.

Evolución constante

En cualquier caso, la erosión del suelo es un fenómeno natural y necesario para la formación del suelo. El suelo crece muy lentamente por la degradación de la roca madre y es atacado por la erosión a medida que se produce. Por ello, los geólogos afirman que la superficie terrestre es dinámica, ya que se está produciendo y desapareciendo constantemente.

La ruptura del equilibrio entre ambos procesos supone la pérdida de suelo. Muchas veces esta pérdida es consecuencia de las actividades humanas, y en Euskal Herria, hace tiempo, muy tiempo, se comenzó a perder el suelo.

El biólogo Jokin del Valle de Lersundi trabaja en el Departamento de Agricultura del Gobierno de Navarra y lleva años investigando los suelos de Euskal Herria. Según él, en Euskal Herria se ha presionado mucho el suelo desde la antigüedad. Ha habido mucha gente en el territorio y se ha utilizado todo el suelo que se podía utilizar para ganarse la vida.

Sus huellas son evidentes. Por ello, hay algunos aspectos de los Pirineos que dicen que son desiertos verdes, porque son verdes pero están muy degradados. De hecho, desde el Neolítico los pastores han utilizado la parte alta de las montañas para cultivar ganado durante el verano. Debido al uso continuado, Aralar, Gorbeia, Bortziriak... muchos bosques han desaparecido y los pastos dominan.

En Rioja Alavesa, los agricultores han cultivado la tierra desde la antigüedad.
MEC

Asimismo, los incendios reiterados en la creación de pastos han acidificado el terreno. Y, además de la ganadería, otras actividades han contribuido de manera importante a la degradación del suelo, como la deforestación. Sin embargo, en toda la vertiente atlántica la erosión es elevada, debido a la abrupta pendiente y a la abundancia de lluvias.

Por lo tanto, se ha perdido mucho suelo, no hay más que ver dónde estaban los puertos romanos en el País Vasco: El de Urumea estaba en Hernani, en Deba en Altzola y en Urdaibai en Forua. Esto refleja el grado de saturación de los ríos. La mayor parte de la tierra ha llegado a los ríos por la erosión.

En la actualidad, la pérdida de suelo sigue siendo importante debido a las técnicas utilizadas en el sector forestal. De hecho, algunas técnicas de plantación de pinos dejan el suelo desnudo y rompen la estructura al mezclar capas. En algunos casos se pueden perder hasta 50-80 toneladas por hectárea en los primeros años.

Mirando al Sur

Los efectos de la erosión en el sur del territorio son aún más graves que en la vertiente atlántica. La actividad humana también ha sido constante, tanto agrícola como forestal y ganadera. Todo ello genera una fuerte presión sobre el suelo, que además se erosiona con relativa facilidad. El clima es mucho más seco que en la vertiente norte y la vegetación tarda mucho en recuperarse.

La recuperación de una zona con cárcavas es extremadamente difícil.
A. Galarraga

Por ello, no es de extrañar que en la actualidad los efectos de la degradación sean evidentes en los terrenos de la Ribera del Ebro y de la Rioja Alavesa. El futuro también es pardo: se estima que entre el 15% y el 18% de la tierra se encuentra en riesgo de desertificación.

Sin embargo, en los últimos 25 años la erosión se ha suavizado, ya que sólo se utiliza tierra cultivable con maquinaria. En consecuencia, en terrenos en pendiente en Álava y Navarra, donde antes se hacían los niveles de huerta y se dedicaban a la agricultura, estas terrazas se encuentran ahora abandonadas.

Sin embargo, en estos lugares abandonados puede haber riesgo de aparición de cárcavas, como ha ocurrido en ocasiones. Hay que tener en cuenta que cuando llueve en esta zona los chubascos son duros. Las gotas de agua tienen una gran energía cinética, es decir, dan mucha fuerza al suelo. El agua genera pequeñas regatas y éstas, líneas de erosión. Las estrías se hacen cada vez más profundas y con el tiempo aparecen canales o canales. Finalmente se convierten en cárcavas o barrancos, pequeños pero profundos cañones con paredes empinadas.

José Luis Ereso, profesor de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial y Topografía de la UPV-EHU, ha advertido que la recuperación de la zona con cárcavas es muy difícil. Por el contrario, el fenómeno puede avanzar en determinados tipos de suelo. "El calor hace que los suelos arcillosos se agrieten. El agua que entra por las grietas genera túneles que si se amplían mucho el techo cae. En las bardenas hay ejemplos ilustrativos".

Liderazgo de las ciudades

No obstante, Iñaki Antiguedad, catedrático de hidrogeología de la UPV, considera que el urbanismo, la industria y las infraestructuras son en estos momentos los mayores enemigos del terreno. Zirikatzaile, cree que es realmente grave y significativo que la gente acuda a la cabeza el rostro de Javier Madrazo, consejero de Vivienda y Asuntos Sociales, cuando habla de suelo.

Según varios expertos, el urbanismo, la industria y las infraestructuras son en estos momentos los mayores enemigos de la tierra.
X. Azkue

Los datos son claros: Según el Departamento de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco, en la CAPV entre los años 1994 y 2004 el suelo artificializado ha aumentado en un 20%. En el año 2000, el 39% de la superficie artificializada estaba ocupada por viviendas, el 18% por actividades económicas y el 43% por medios de transporte. En el País Vasco Norte ocurre lo mismo, sobre todo en la costa, y Navarra no es una excepción.

El suelo, sin embargo, es mucho más que el soporte de viviendas e infraestructuras y debería ser más protegido. La Unión Europea está trabajando en la estrategia del suelo y los expertos esperan que ello suponga un cambio. Pero, además, el Antiguo propone la creación de un “observatorio del suelo” o algo así, para tener en cuenta las funciones del suelo y actuar responsablemente.

El Antiguo considera que más allá del suelo habría que suscitar un debate sobre el desarrollo sostenible. Sí, qué hay que discutir y analizar.

La bardena no es un desierto
Toma nota de la imagen de un desierto y busca un paisaje similar en Euskal Herria. Seguramente Bardea será el lugar que más se acerque a esta imagen.
Sin embargo, Alejandro Urmeneta, biólogo de la Comunidad de las Bardenas, niega que las Bardenas sean desiertas: "La superficie de la bardenas está plantada en la mitad de su superficie. Y aunque es posible dedicarse a la ganadería en el desierto, es imposible dedicarse a la agricultura. Eso sí, llueve poco y cuando lo hace provoca una gran erosión. Pero eso es otra cosa".
La precipitación media anual es de sólo 300 mm. Cuando llueve se produce como lluvia intensa, lo que provoca una erosión anual de entre 60 y 70 toneladas por hectárea. Según Urmeneta, eso es mucho.
(Foto: J. del Valle)
Sin embargo, teniendo en cuenta la historia geológica de las bardenas, la erosión no es tan preocupante como parece, sino que es continuación del proceso iniciado hace unos diez mil millones de años.
En dos palabras, hasta entonces la Bardena y todo el entorno eran un terrible pantano. Las montañas costeras catalanas eran más grandes que las actuales y no salían al agua. Allí se acumulaban el agua, el barro y el barro que llegaban de los Pirineos y de la cordillera cantábrica. En la actualidad, en algunas zonas el espesor del suelo arcilloso es de 2-3 kilómetros.
Y un día la cordillera catalana se hundió. Como consecuencia, el agua de la zona de las Bardenas comenzó a fluir hacia el Mediterráneo, se secó el pantano y se descubrió la tierra arcillosa.
Este suelo es fácilmente erosionable por el agua, el aire y el cambio térmico. La actividad humana, además, aumenta la erosión, pero la influencia humana es menor que la de la erosión natural. Así, Urmeneta considera más preocupante la erosión que se está produciendo en los Pirineos o en los campos abandonados en la zona de Estella que en las Bardenas.
Calor y futuro
Está claro que el cambio climático afectará al suelo. No está claro cómo va a influir en Euskal Herria. Para cualquier aclaración se ha contactado con el responsable del área de meteorología del Gobierno Vasco. Se llama José Antonio Aranda y es ingeniero agrónomo. Al igual que el resto de expertos que han hablado con nosotros, Aranda está preocupada por la situación del suelo y cree que habría que tener muy en cuenta el cambio climático.
J. A. Aranda, responsable del área meteorológica del Gobierno Vasco.
(Foto: A. Galarraga)
Según él, el cambio climático es tan peligroso como la erosión para el suelo. Es imposible saber qué va a ocurrir, pero los modelos climáticos prevén un aumento de las temperaturas y un aumento de los fenómenos extremos. Si esto fuera así, se producirían profundos cambios en los ecosistemas: se alteraría la vegetación, desaparecerían insectos y otros seres vivos… y todo ello afectaría al suelo.
Aranda no duda: "No sabemos cómo afectará el cambio climático al País Vasco, pero la propia existencia de riesgo debería ser suficiente para tomar medidas preventivas".
Galarraga de Aiestaran, Ana
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