“Para hacer medicina de precisión, el primer paso es saber qué somos”, explica Jesús Jiménez Barbero, director del CIC Biogune. “Somos un grupo de genes, pero nuestros hábitos y el medio ambiente influyen en nuestros mecanismos bioquímicos. Somos, por tanto, la suma de nuestros ingredientes genéticos, nuestro estilo de vida y nuestro medio ambiente. Y tenemos que intentar conseguir toda esta información”.
En este sentido, el CIC Biogune cuenta con un ambicioso proyecto para recoger la información más completa posible de 10.000 personas de la CAPV. A partir de muestras de suero y orina de los donantes, se realizan diferentes estudios: genes, proteínas y, en particular, metaboloma, conjunto de pequeñas moléculas, metabolitos, que se forman como consecuencia del metabolismo. Es analizado por la resonancia magnética nuclear del CIC Biogune. Cuenta con uno de los pocos laboratorios del mundo con capacidad para realizar este tipo de estudios.
Quieren saber cómo somos a este nivel molecular para saber cómo influyen en nuestro metabolismo los hábitos de vida, la dieta, las enfermedades, los medicamentos, etc. Y para prevenir enfermedades: “Podemos conseguir una gran capacidad de predicción si somos capaces de detectar moléculas que indican que algo no funciona bien, es decir, biomarcadores”, explica Jiménez. Los biomarcadores de CIC Biogune están buscando biomarcadores para el diagnóstico y pronóstico de enfermedades como el síndrome metabólico, el covid-19 y algunos cánceres.
“Se puede estudiar el genoma, proteínas, metabolitos, microbioma, etc. Y todo esto genera datos y datos”, explica Jiménez. “Debemos ser capaces de recoger y ordenar todos estos datos. Para ello, la informática y la inteligencia artificial son imprescindibles para obtener información de los datos recogidos”.
Expertos en tecnologías digitales y en tecnologías de gestión de grandes series de datos. Analizan los datos médicos y utilizan la inteligencia artificial para aprender de estos datos. Una de sus especialidades es el procesamiento de imágenes médicas. La aplicación de la inteligencia artificial está ayudando a los médicos en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el cáncer de mama.
En Tecnalia se están desarrollando plataformas de diagnóstico tanto in vitro como in vivo. En el primer caso, por ejemplo, se están trabajando dispositivos como lab on a chip. Son dispositivos portátiles que permiten el diagnóstico in situ. “Todos conocemos tests de embarazo o glucosa, pero hay muchos biomarcadores que no se han llevado a este tipo de dispositivos”, explica la doctora Nerea Briz Iceta, directora del Grupo de Biomateriales de Tecnalia. Meten en un chip todo el ensayo bioanalítico que se realiza en un laboratorio. “Algunas enfermedades pueden servir para monitorizar en casa o para realizar diagnósticos de forma sencilla y rápida en la consulta médica, sin necesidad de llevar las muestras al laboratorio”.
También crean herramientas de diagnóstico para laboratorios. “Hacemos placas de cultivo avanzadas, introduciendo electroestimulación, etc., para acercar más las células a las condiciones corporales al crecer en laboratorio”, explica Briz. “Buscamos diagnósticos de laboratorio más personalizados. Por ejemplo, si vas a tomar un medicamento, poder probar antes en el laboratorio qué medicamento es el más adecuado para ti”.
En cuanto al diagnóstico in vivo, se están desarrollando dispositivos que analizan la piel. “Por iontoforesis analizamos los analitos que nos interesan”, explica Briz. Por ejemplo, han desarrollado un dispositivo para monitorizar el nivel de litio en personas que van a coger litio, en colaboración con EVERIS-NTT Group, Osakidetza y BIOEF. Esta tecnología se está aplicando también a la medición de la fatiga y el estrés en las personas de los servicios de emergencia. “Medimos el sodio y el lactato, por ejemplo, y así, en el lugar y en el momento, podemos saber cómo está un bombero”.
Briz subraya la necesidad de múltiples disciplinas para desarrollar este tipo de plataformas: “Requiere conocimientos de biomedicina y bioquímica, ensayos bioanalíticos, ingeniería de materiales, técnicas de microfabricación, ingeniería electrónica, desarrollo de dispositivos… Estamos en constante colaboración con otros miembros de la BRTA, la UPV y otros centros y empresas del entorno. Tenemos muy claro que la colaboración entre todos es imprescindible”.
“Sin duda, el futuro de la medicina es la medicina personalizada —dice Jiménez—, que lo engloba todo: incorpora nuevas herramientas y tecnologías a todo el conocimiento adquirido hasta el momento”. Y subraya la capacidad de anticipación. “Si somos capaces de predecir eficazmente se podrá reducir el gasto sanitario y tendremos una sociedad mejor. Briz también coincide: “Claro, este es el futuro de la medicina y aquí vamos por el buen camino, tenemos ingredientes para triunfar”.