En los últimos años el área de la medicina regenerativa ha despertado gran interés. Con ella se busca completar o recuperar el funcionamiento de órganos, tejidos o partes del cuerpo en base a materiales y estructuras creadas en el laboratorio. Estos materiales se caracterizan por su biocompatibilidad y su capacidad de integración y formación en el cuerpo. El objetivo se consigue combinando disciplinas como la medicina, por supuesto, pero también la biología, los materiales, la ingeniería y la nanotecnología.
Prueba de ello son, por ejemplo, los proyectos que se desarrollan en el CICbiomaGUNE del consorcio BRTA y en Leartiker. El primero lleva años trabajando en esta materia. Para Leartiker es un ámbito relativamente nuevo, pero muy interesante y esperanzador. Son, por tanto, un buen ejemplo para ilustrar la trayectoria de los centros de investigación en medicina regenerativa.
Naiara Laespada Agirre, responsable de comunicación del CICbiomaGUNE, ha explicado que el objetivo general del centro es desarrollar nanomateriales que permitan el conocimiento, diagnóstico y tratamiento de las diferentes patologías. La medicina regenerativa se centra en tres grupos trabajando en la necesidad de la recreación de tejidos como el tejido neuronal, el tejido cardiopulmonar, el tejido oseo y el cartílago.
En Leartiker se trabajan dos áreas principales: alimentos y materiales. En este último, la investigadora Izar Gorroñogoitia Uribarren se centra en dos áreas de investigación principalmente centrada en el transporte sostenible y la salud.
En CICbiomaGUNE, grupo liderado por la investigadora Ikerbasque Dorleta Jimenez de Aberasturi, utilizan híbridos de materiales inorgánicos (nanopartículas) y orgánicos (polímeros, proteínas) para producir materiales capaces de responder a diferentes estímulos. Las impresoras 3d forman modelos biológicos complejos que analizan aspectos fisiológicos y patológicos como la arteria pulmonar o el cáncer de mama.
Otro ejemplo de los materiales desarrollados en CICbiomaGUNE son las nanofibras de carbono con propiedades electroactivas. Algunos tejidos necesitan actividad eléctrica para funcionar, como las neuronas y el corazón. Así, la investigadora Nuria Alegret Ramón desarrolla andamios conductores 3D compuestos por nanofibras de carbono y polímeros biocompatibles para regenerar tejidos de médula espinal, nervio ciático o corazón. Destacan que están teniendo buenos resultados, como la recuperación de funciones motoras tras una lesión en la médula espinal.
El investigador de Ikerbasque, Ander Abarrategi López, por su parte, está investigando en el CICbiomaGUNE con materiales que regeneran tejidos óseos y cartílagos. Para ello utiliza sus componentes, principalmente calcio y proteínas, para crear estructuras biomiméticas de 3d. Además, en su grupo también utilizan el colágeno, factores de conducta y células madre para conocer el proceso de formación de huesos y cartílagos. Su objetivo es aumentar y mejorar el proceso de osificación, desarrollando materiales que ya producen el hueso.
El Gorroñogoitia también investiga la regeneración de tejidos óseos y cartílago en Learticer para ofrecer un tratamiento personalizado a personas con lesiones como osteoartritis. Especifica que junto con la investigación de biopolímeros para ingeniería de tejidos, se están desarrollando hidrogeles naturales para la posterior generación de soportes o andamios con impresoras 3D. También se dedican a la caracterización de materiales poliméricos. Sus recursos se ven limitados por la falta de instalaciones para el trabajo con las células y, por tanto, la colaboración con otros centros.
Un ejemplo de colaboración es el proyecto CardioPrint. 3D es un proyecto de biofabricación multifuncional avanzada para la creación de tejidos cardíacos terapéuticos. Liderado por la Universidad de Navarra, Leartiker participará junto a otros cinco socios. Su función será el desarrollo de hidrogeles cardio-miméticos, impresos mediante modelización computacional. El objetivo final es aplicarlo al tratamiento de cardiopatías isquémicas.
Tanto en el CICbiomaGUNE como en Leartiker tienen claro que el camino que va del conocimiento a la aplicación clínica es largo y difícil. Por lo tanto, aunque el objetivo final es ayudar a los pacientes, aún tendrán que hacer un gran trabajo en todos los pasos intermedios para ver en las clínicas los avances que desarrollan. Han interiorizado la necesidad de colaboración e interdisciplinariedad, pero también apuntan otros hitos.
Por ejemplo, la experimentación con animales en este campo es fundamental para demostrar su capacidad de regeneración, lo que implica procedimientos burocráticos e implicaciones éticas. Una vez comprobado el descubrimiento, es necesario patentarlo y seguir estrictos reglamentos de ensayos clínicos para convertir la investigación obtenida en una aplicación clínica. Por lo tanto, los científicos tienen claro que van a tener que hacer un gran trabajo para que los resultados de las investigaciones lleguen a la clínica, pero están esperanzados, buscando el beneficio de los pacientes.