Son muchas las patologías que afectan a la lágrima y provocan incomodidad e irritación en el paciente. Una de estas patologías oculares es la conjuntivotxalasia, caracterizada por la existencia de placas conjuntivales redundantes en el párpado inferior. Afecta sobre todo a las personas mayores y puede deberse a cambios en la vejez que se producen en el tejido conectivo.
Hay dos teorías que quieren explicar este fenómeno. Según una de ellas, el envejecimiento es el responsable de los cambios que se producen en los componentes del párpado inferior, teoría que sugiere que la presencia de inflamación en la superficie ocular puede incrementar la degeneración elástica. Así, la conjuntivotxalasia retrasa el proceso de renovación de la lágrima, lo que irrita el ojo, ya que se acumulan proteínas específicas que aumentan la actividad inflamatoria y provocan problemas a los pacientes como irritación, secado del ojo y visión tenaz.
En nuestro trabajo tuvimos en cuenta estos factores y quisimos evaluar la eficacia de un tratamiento quirúrgico que consistía en retirar los pliegos de los párpados, se tomó una muestra de lágrimas antes y después de la cirugía y se analizó si existía algún indicio de marcador inflamatorio (ver bibliografía adjunta), ya que en estudios previos se comprobó que era muy importante.
En el estudio participaron 12 pacientes que se encontraban en una fase crítica de la enfermedad, que no respondían al tratamiento farmacológico y que requerían cirugía de párpado. Se tomaron muestras de lágrimas antes de la cirugía y al cabo de un mes para comprobar el efecto de la cirugía sobre la inflamación de la piel del ojo. Se seleccionó la metaloproteinasa MMP-9 para los biomarcadores. Se trata de una enzima MMP-9 que activa otras sustancias inflamatorias llamadas interleucinas que destruyen los tejidos del párpado.
Mediante el análisis de muestras de lágrimas se comprobó que la concentración de la enzima MMP-9 era significativamente mayor en pacientes con conjuntivocotxalasia que en los sanos de control, y que los niveles de este marcador disminuyeron mucho después de la cirugía.
Tras cinco semanas de seguimiento, todos los ojos sometidos a intervención quirúrgica tenían una piel conjuntival suave y estable de nuevo y los defectos epiteliales mejoraron en la mayoría de los casos.
Como conclusión podemos destacar la importancia de los biomarcadores para patologías de piel de ojos en las que las muestras pueden obtenerse mediante métodos no invasivos. La lágrima permite obtener biomarcadores de ciertas patologías de la piel del ojo y sirve para conocer la causa y la respuesta de ciertos tratamientos. Estos biomarcadores nos indican los procesos biológicos que se encuentran alterados por la enfermedad, en este caso por ejemplo, es posible que la inflamación tenga una gran influencia en la conjuntivotxalasia. El estudio ha permitido demostrar mediante un método cuantitativo que la cirugía fue adecuada, no sólo por los síntomas que presenta el paciente, que pueden ser más subjetivos, sino por la disminución de la concentración de un determinado biomarcador.