Basura: un problema realmente ‘global’

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

El ser humano siempre ha producido residuos: una vez que los útiles y materiales elaborados han sido reutilizados y no sirven para nada, los ha desechado. Sin embargo, desde que dejó de ser nómada, la acumulación de basuras se ha convertido en un problema cada vez más grave en todo el mundo.

Hasta hace unas décadas, los residuos generados en los hogares se utilizaban para alimentar al ganado o para fertilizar el suelo. El resto se vertía simplemente al río, al mar, a la superficie o al fondo de la tierra, pero como normalmente eran residuos orgánicos, se descomponían y volvían al ciclo de la naturaleza. Es lo que se sigue haciendo en los pequeños municipios rurales.

Los vertederos producen, directa o indirectamente, efectos significativos sobre el medio ambiente y la salud.

En la mayoría de los lugares, sin embargo, la Tierra ha perdido la capacidad de asimilar todos los residuos abandonados por el hombre. Por un lado, la población ha crecido espectacularmente y, por otro lado, el crecimiento de las ciudades, el desarrollo tecnológico, las actividades industriales y los nuevos hábitos de consumo han contribuido a que se produzca mucho más basura. Por ejemplo, en el pasado la sostenibilidad se tenía muy en cuenta a la hora de elaborar instrumentos. En la actualidad se ha extendido el lema ‘usar y tirar’ y muchos artículos se venden envueltos en envases superfluos que se tiran directamente a la basura.

Así, en los países desarrollados se estima que cada habitante genera cada día un kilo de residuos, mientras que hace 30 años se emitían entre 200 y 500 gramos. En cualquier caso, el problema no es sólo la cantidad, sino también la calidad o la composición, que si antes era compacta y casi totalmente orgánica, ahora adquiere un volumen mucho mayor, no es totalmente biodegradable y es cada vez más tóxico

pilas, plásticos, pinturas, lavadoras...

La principal solución que se ha dado a los residuos urbanos ha sido el depósito en vertedero. Esto ocasiona una serie de daños, entre los que se encuentran el riesgo de contaminación de las aguas subterráneas, los microorganismos y zonas propicias para el cultivo de ratas que son fuente de enfermedades, el deterioro del paisaje y la generación de malos olores, que evidencian la separación entre la ciudadanía, al seleccionar siempre las zonas más pobres para la instalación de vertederos.

En los países en desarrollo, al no tener desarrollado un sistema de recogida y tratamiento adecuado de la basura, el problema es aún más grave. Por ejemplo, en la capital india, Nueva Delhi, la basura se acumula en lugares que antes eran zonas verdes. 13 millones de habitantes de la ciudad generan ocho mil toneladas de residuos, pero los servicios urbanos pueden almacenar menos de la mitad. El resto queda en cualquier lugar, por lo que se generan focos de infección peligrosos. Entre las ciudades más sucias del mundo se encuentran El Cairo, Bangkok y Ciudad de México.

Buscando soluciones

En los países en desarrollo, el problema es evidente, ya que no disponen de sistemas eficaces de tratamiento de la basura.

Hace décadas que los países industrializados se apropiaron del problema. Desde entonces se han ido abriendo caminos para dar solución. Por ejemplo, las plantas de incineración reducen el espacio de la basura, de hecho disminuyen en un 90%. Sin embargo, el riesgo de afección a la salud y al medio ambiente no desaparece.

Otras vías requieren la participación de los consumidores y cada vez son más las personas que se encargan de separar los residuos para llevarlos a los contenedores de reciclaje. Políticos y organizaciones como Naciones Unidas analizan el tema y proponen algunos cambios y medidas

Agenda 21, declaración de Río de Janeiro

Sin embargo, el problema está en el núcleo de la sociedad de consumo, y mientras los métodos de producción y el estilo de vida no cambian, será muy difícil encontrar una solución completa.

Vertederos

Los vertederos no sólo protegen a los microorganismos y a las ratas, sino que albergan a miles de personas en vertederos, chabolas con materiales recogidos entre los residuos y utilizando aparatos encontrados, siendo el vertedero su lugar de trabajo. En esta situación se corre el riesgo de cualquier catástrofe. Más de uno piensa en julio de 2000 cerca de la capital de Filipinas

matanza en vertedero. Entonces, como consecuencia de las lluvias, un monte de basura de más de 15 metros de altura cayó sobre un barrio de chabolas donde vivían cerca de 60.000 personas. Murieron casi cien personas.

Unicef ha denunciado que miles de niños y niñas viven en todo el mundo de la recogida de material para vender a minoristas de la industria del reciclaje, principalmente papel, plásticos, ropa, cristales y metales. El estado de salud de estos niños es lamentable, muchos sufren la sarna y los que recogen cristales y metales se ven atrapados por los cortes que se producen en las manos y los pies. Aumentan menos de lo necesario por sobrecarga y frecuentemente enferman por comer alimentos en mal estado.

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