La observación directa, investigación y observación de las rocas y los estratos expuestos por la rápida erosión es una de las opciones inmejorables en los acantilados de la zona. Pero la importancia de esta región reside no sólo en las rocas que tan bien aparecen, sino también en la diversidad de estructuras geológicas y en la riqueza paleontológica. La mayor parte de las rocas de Uribe Kosta se formaron a través de diversos procesos de sedimentación que se produjeron en el fondo del mar, a veces lentamente, en el que hasta hace pocos millones de años cubría casi todo el País Vasco. Con estas rocas sedimentarias se intercalaron las rocas evaporíticas, como los yesos, afloradas por el diapirismo, y las espectaculares acantilados creados por el vulcanismo del fondo marino. Las dunas de Gorliz y otras zonas de la comarca son un buen ejemplo de sedimentación continental. Sin embargo, si bien la erosión está desmantelando las producciones de los procesos de sedimentación a lo largo de millones de años, también podemos analizar y observar los actuales procesos activos de sedimentación en el estuario del cabo marino de Plentzia y en las playas de la comarca.
Como se ha dicho, los acantilados y las playas son el mejor lugar para observar los elementos geológicos y paleontológicos, para que la riqueza de estas rocas pueda ser disfrutada por las generaciones venideras sin olvidar que se les debe el máximo respeto hacia ellas. El interés geopaleontológico de Uribe Kosta se centra, por un lado, en las rocas que conforman la comarca y, por otro, en los ejemplos de la actividad tectónica, que ha modelado y plegado las capas. Finalmente, su interés se centra en los fósiles y elementos geoquímicos que conservan estas rocas. A todo ello hay que añadir elementos de la actividad geológica reciente, como las dunas y las “playas levantadas”, tanto actuales como las playas, la ría de Plentzia y las zonas de karstificación del Gatelutxo.
Por tanto, Uribe Kosta es rica y espectacular en cuatro campos de las ciencias de la tierra: sedimentología, paleontología, tectónica y geomorfología. Estos apartados son importantes por separado, siendo más importante que se agrupen en una sola comarca.
La sedimentología y las estructuras sedimentarias tienen mucho que decir sobre la formación de rocas en este rincón del País Vasco. Las rocas más antiguas de la costa vizcaína son las evaporitas del Triásico. Entre estas rocas se encuentran yesos y arcillas rojas que se acumularon hace unos 200 millones de años en una zona continental árida. Emergen los evaporitos, Atxabiribil y Meñakoz. Posteriormente, el mar cubrió la mayor parte de Euskal Herria y la sedimentación marina tomó el relevo.
La mayor parte de las rocas que hoy vemos en la Costa de Uribe son consecuencia de la acumulación, compactación y cementación de granos, grumas y arenas depositadas en el fondo marino durante miles de años. No faltan las rocas sedimentarias generadas por los seres edificadores. Por lo tanto, en esta comarca hay también bellos arrecifes calizos. Estos arrecifes son testigos del calor del mar que cubría la zona hace más de 100 millones de años, testigos de un País Vasco tropical. La mayoría de estos arrecifes fueron construidos por bivalvos rudistas, “chirllas” con forma de calcita o taza.
Los rudistas vivían en grandes colonias y formaban arrecifes similares a los que hoy podemos ver en Australia o en las Bahamas. Hermosos ejemplos de arrecifes de Uribe Kosta se pueden ver en los alrededores del Castillo de Gorliz. Además, en estos parajes no sólo se han encontrado arrecifes, sino también huellas fósiles de dinosaurios en rocas algo más jóvenes originadas en un entorno deltánico. Los dinosaurios dejaron en las bases blandas del delta de un gran río que venía del norte sus huellas de sus trayectorias, que posteriormente fueron transformadas en rocas por el tiempo y los procesos geológicos. En la actualidad, podemos observar con mucho cuidado estas huellas petrificadas situadas en un lugar peligroso junto al cabo de Villano.
A pesar de que los arrecifes son espectaculares, la estratificación por estratos, es decir, una estructuración similar a un libro gigante, es el elemento geológico más común que se da en los afloramientos en Uribe Kosta. Cada página de este libro guarda en su interior miles de años de historia geológica de la comarca. Muchas de estas capas, aunque no gruesas, están formadas por calizas muy compactas, que tienen su origen en la sedimentación de la lluvia de partículas muy finas, muy lentamente depositadas en el fondo marino a 800 y 2.000 metros de profundidad.
La formación de estas rocas, llamadas hemipelagitas, lleva miles de años. Pero aunque están intercalados con hemipelagitas, los depósitos denominados turbiditas, que se forman en horas o días sencillos. Estas turbiditas, a diferencia de la hemipelagita, se generan por la acumulación de piedras, arenas, arcas y grumos de diferentes tamaños arrastrados por las corrientes de turbidez. Las turbiditas, por decirlo de alguna manera, son productos de los desprendimientos submarinos. Estos terraplenes descienden por el talud continental y se acumulan tanto al pie del talud como al fondo marino.
Al tratarse de un proceso muy rápido y de gran energía, por primera vez se depositan grumos grandes y gradualmente se acumulan grumos más finos sobre ellos formando así la secuencia Bouma. Por ejemplo, en algunos de los turbidés que rodean el cabo de la Galea se pueden observar fácilmente ejemplos maravillosos de la secuencia Bouma. En el cabo Galea también hay capas caóticas de varios metros de espesor, las megaturbiditas. Estos se forman con grandes deslizamientos submarinos que transportan en su interior conjuntos de capas aún sin endurecer del todo. La mayor parte de estos grupos de capas se fragmentan en el movimiento descendente del talud. Los grupos de capas que no se rompen se doblan violentamente. En las megaturbiditas podemos observar gránulos de diversos tamaños; los más grandes, los olistolitos, son los decamétricos y los más pequeños las arcillas más finas.
Entre los episodios turbidíticos se intercalaban episodios de tranquilidad milenaria que daban lugar a la sedimentación de hemipelagitas. Estas megaturbiditas en el Cabo de la Galea se formaron hace unos 50 millones de años y pueden asociarse a la formación de los Pirineos, época en la que se produjo una gran inestabilidad en la cuenca y los terremotos provocaron la caída de los bordes de la plataforma marina en el talud. Estas megaturbiditas son espectaculares, más si cabe porque la erosión las hace visibles en toda su frescura.
Hasta ahora hemos hablado de las rocas sedimentarias. Durante millones de años, estas rocas se formaron en el fondo marino a través de la acumulación de bicorrea y del trabajo de los seres edificadores. Pero además de estas rocas, también tenemos rocas volcánicas en Uribe Kosta. Las naves negras de bolas y almohadillas afloran en el cabo de Meñakoz, detrás de la urbanización Sopelmar de Sopelana, y en Armintza. Rocas que reflejan la actividad volcánica submarina de esta región hace unos 100 millones de años.
Aunque la sedimentología y la petrología de esta región son espectaculares, los que alberga la estratigrafía son aún más atractivos para los investigadores. A partir de los fósiles que se conservan en Uribe Kosta, la estratigrafía adquiere un carácter internacional. Esta ciencia estudia las relaciones entre capas, sus edades y su ubicación. Gracias a sus trabajos estratigráficos, micro y macropaleontológicos y geoquímicos, las playas de Arrietara y Atxabiribil, en el municipio de Sopelana, han alcanzado un gran prestigio internacional.
En los acantilados de estas playas se encuentran varios cortes de la frontera entre los tiempos geológicos de Cretácico y Terciario. Además de los cortes de Sopelana, el límite del Cretácico/Terciario aparece en Euskal Herria en una veintena de lugares, como Zumaia, la Concha de San Sebastián, Hendaia, Bidarte, Urko Mendia, Gaskuen y Eguaras. Sopelana y Bidartea son los mejores en Euskal Herria. Estos cortes son mundiales y por eso cada año varios investigadores se acercan a él en busca de datos y muestras. Las rocas fronterizas no parecen ser especialmente llamativas para los no expertos, pero sus contenidos micropaleontológicos y geoquímicos indican que hace 65 millones de años se produjo un profundo acontecimiento geológico en nuestro planeta. Muchos científicos de la tierra investigan esta frontera en numerosos cortes de todo el mundo para resolver este suceso. En aquella época murió una gran cantidad de seres marinos y terrestres y muchas especies desaparecieron para siempre.
Entre las criaturas entonces destruidas se encontraban los dinosaurios muy conocidos, los amonites emparentados con los chipirones y los inocerámicos similares a los mejillones de un metro de longitud. En aquella época Uribe Kosta se hallaba sumergida en el mar profundo, por lo que no vivía dinosaurios, sino amonitas e incerámidos. Sus fósiles los encontramos en las rocas del Cretácico de Uribe Kosta, como en la zona de Atxabiribil, pero no en las rocas del Terciario, que ya estaban completamente destruidos.
Los fósiles de amonitas e inocerámidos son comunes, pero todavía son más abundantes las microfósiles en sus rocas, encontrándose miles de conchas en un gramo de roca. Entre las microfósiles se encuentran foraminíferos, dinoflagelados, nannofosiles calcáreos y diatomeas. Contamos con especies de microfósiles abundantes y rápidamente transformadas y con muchas especies muy sensibles a los cambios del entorno. Los múltiples microfósiles constituyen el plancton oceánico y, por tanto, están en la base de la cadena trófica. Los foraminíferos son muy conocidos entre los microseres. Estas, de tipo unicelular, presentan conchas calcáreas menores de medio milímetro, en forma de pequeños caracoles, donde al morir se acumulan sus conchas en depósitos de la arena marina que posteriormente se convertirán en rocas.
Debido a que las rocas de Uribe Kosta son ricas en estos microfósiles, ya existen varias tesis doctorales (X. Orue-Etxebarria y E. Tanto la tesis de Apellaniz, por ejemplo, como los trabajos de investigación de la Universidad del País Vasco y de muchos científicos internacionales han sido el objetivo de los acantilados de la región. Tanto los restos de foraminíferos autóctonos como de otros fósiles nos pueden dar pistas para entender lo que pasó en la Tierra hace 65 millones de años. Por ejemplo, más del 50% de los foraminíferos que vivían en aquella época se destruyeron, tal y como muchos han propuesto, después de que un bólido de 10 kilómetros chocara con la Tierra en la zona de Yucatán.
Por otra parte, en un corte localizado en los Apeninos italianos se encontró por primera vez una alta concentración de iridio en una capa de arcilla que aparece en el mismo límite K/T. Mientras esta capa tiene un espesor de uno o dos centímetros en los Apeninos, en algunos cortes de Euskal Herria alcanza los 8 cm. El iridio es un elemento del grupo del platino que aparece en la superficie terrestre a concentraciones muy bajas, no así en algunos tipos de meteoritos o cometas. En la capa de arcillas limítrofes K/T de los cortes de sopelana se da una concentración muy alta de iridio, así como otros restos geoquímicos relacionados con el impacto del bólido como espinelas niquelíferas y hollín. Este último se asocia a los incendios mundiales que provocarían el choque del bólido.
La influencia de la tectónica en toda Uribe Kosta es muy alta. Los movimientos tectónicos han levantado la costa y, más tarde, la erosión del mar ha tallado los acantilados dejando al descubierto las rocas y estructuras de la zona. Como ya se ha comentado, estos agentes tectónicos han levantado, inclinado, plegado y fragmentado los estratos con espectaculares ejemplos tectónicos. en los acantilados podemos ver preciosos pliegues, sinclinales y anticlinales, así como fallas, grandes y pequeñas. Por ejemplo, el entorno de los acantilados de Barrika es muy rico en este tipo de estructuras y es fácilmente accesible para la observación de elementos estructurales. Pero los pliegues que observamos directamente en él son múltiples, pero son de pequeña escala y la mayoría de algunos metros. Sin embargo, existe una estructura más amplia: En el cabo Galea aflora una estructura tectónica a escala kilométrica, el Sinclinorio de Bizkaia.
Así, en los acantilados desde Algorta hasta el cabo de la Galea se ven claramente inclinados los estratos hacia el noreste, mientras que las capas desde la Galea hasta Sopelana miran hacia el noroeste. Cuando se unen estos estratos forman una gran “V” en el cabo de la Galea: Área del Sinclinorio de Bizkaia. Esta estructura, atravesando el Duranguesado, se prolonga directamente hasta Eibar. En resumen, la orogenia Alpina dobló, dobló y levantó las capas horizontales formadas bajo el mar, desembarcando toda la región y gran parte de Euskal Herria.
Por otra parte, los pliegues sinsedimentarios, formados antes de que las capas se endurezcan totalmente, se pueden observar tanto en las megaturbiditas cercanas a Galea como a Armintza. Estos pliegues son pequeños y muy espectaculares, sobre todo los situados junto al muelle de Armintza.
Otra consecuencia espectacular del tectonismo es el diapirismo. Atravesando rocas más jóvenes, el diapirismo ha provocado la elevación y afloramiento de las rocas evaporíticas del Triásico en muchos lugares de Euskal Herria, formando en muchos de ellos salinas aún explotadas. Gracias a este fenómeno podemos observar las rocas más antiguas de Uribe Kosta, los yesos y las arcillas rojas del Triásico, en Atxabiribil y Meñakoz.
El trabajo de la tectónica hizo que la región pasara a manos de las fuerzas modeladoras del aeropuerto en un pasado geológico cercano. Tanto la producción reciente de estas fuerzas como los procesos que se están llevando a cabo en la actualidad son espectaculares en Uribe Kosta. Así, en el estuario de la Ría de Plentzia se encuentra un vivo ejemplo de acumulación sedimentaria que ocupa diversos aspectos geológicos. Junto a este estuario, en la zona de Gorliz, podemos ver dunas fósiles formadas hace pocos miles de años. Estas dunas son indicadores de un clima muy diferente al actual. Asimismo, las dunas y las zonas de antiguas playas elevadas delimitan la costa sobre los acantilados. Todos ellos reflejan la influencia de un levantamiento tectónico en esta comarca vizcaína, muy próxima en el tiempo a nosotros.
También podemos observar las rocas que se están formando en la actualidad, como en la zona del cabo de la Galea. Podemos observar “playas petrificadas” formadas por la acumulación y cementación de piedras autóctonas, restos minerales y otros objetos vertidos al mar por el hombre. Estas “playas petrificadas” son testigos mudos de las actividades industriales tanto en el Gran Bilbao como en el Abra.
Otro campo de trabajo de agentes geomorfológicos es la karstificación. En los arrecifes urgonianos de carbonato de Gaztelutxo de Gorliz, cualquier interesado puede observar hermosos ejemplos de la antigua y actual karstificación de calizas. Este proceso disuelve las rocas y parece una superficie muy confusa, llena de cuevas y agujeros.
A modo de resumen y a partir de lo expuesto, queda patente que Uribe Kosta conserva varios tesoros geológicos y paleontológicos. Dadas las características científicas de muchos de los elementos geológicos y paleontológicos mencionados en este artículo, así como de otros que no han tenido cabida en este trabajo, la región es de vital importancia. El análisis individualizado de estas características revela que son muy valiosas y que la combinación de todas ellas se produce en una zona tan escorada da un valor especial a Uribe Kosta.
Ya varias instituciones han creado diversas figuras oficiales para proteger algunos aspectos de la riqueza natural de este entorno. Sin embargo, todavía es necesario implementar nuevas medidas que profundicen en la protección de este patrimonio geológico y paleontológico. En definitiva, el trabajo institucional y la educación de todos garantizarían la conservación de este tesoro geológico y paleontológico vasco, singular desde el punto de vista científico y divulgativo.