Desde el nacimiento hasta la aparición de los primeros dientes desarrolla la necesidad de chupar o morder a los bebés. Se trata de una necesidad física y psíquica que requiere de los instrumentos adecuados para tranquilizar y desarrollar adecuadamente al niño.
La leche es el único alimento que tomará el niño en los primeros meses de su vida. Y por una u otra razón, cada día es más frecuente que la madre no pueda dar pecho a su hijo. La lactancia artificial es hoy en día una realidad que ha fortalecido la investigación y desarrollo de biberones y chupetes especialmente adaptados para el ejercicio de la función de mama materna.
El niño sentirá a menudo la necesidad de chupar, lo que incita a llevar cualquier cosa a la boca. Los chupetes se utilizan para chupar y relajar ese instinto. A pesar de su antigüedad, las características que debe reunir esta herramienta, en cuanto a funcionalidad, diseño y material, son actualmente objeto de debate.
En general, en el mercado existen dos tipos de chupetes: chupetes blandos (todos de goma, sin partes duras que puedan dañar al niño) y chupetes duros (con un disco indeformable para que los niños menos pequeños no lo ingieran).
Mientras los primeros se basan en la suavidad, en los segundos destaca la seguridad. Estos dos conceptos, la suavidad y la seguridad, son a nivel teórico marginales, pero si vienen a la práctica, la cojera está ahí: ¿cómo casarse ambos factores? La mejor solución es utilizar un disco rígido, pero siempre con la forma adecuada para que no se ajuste a la boca del niño y no duele.
En la fabricación de chupetes se utilizan principalmente dos tipos de materiales: caucho o goma y silicona. El caucho es un producto natural, muy resistente, pero debido a que su superficie está llena de poros, la bacteria facilita su colocación y reproducción. La silicona, por su parte, es un producto sintético, transparente y totalmente atóxico, que no varía con la esterilización tras la ebullición. No absorbe agua y es totalmente higiénico. Hoy en día, por motivos estéticos y de durabilidad muy adecuada, el chupete de silicona tiene mucho éxito.
La investigación en la forma de estos objetos ha dado muchos pasos, siempre mirando hacia delante. La madre siempre quiere que su bebé tenga unas dentaduras bonitas, bien colocadas y un paladar sin ninguna malformación. Pero, ¿se puede decir que el chupete cumple los requisitos mencionados?
En primer lugar, es imprescindible que la tetina del chupete esté fabricada con materiales blandos y flexibles, aunque sea difícil de romper. Si la tetina es dura o tiene partes fuertes en su interior, probablemente deformará el arco frío y el paladar.
Según los estudios realizados, el chupete con tetina anatómica es considerado como recomendado. También se ha observado que el niño se acostumbra a esta forma, ya que es el que más se parece al pecho de su madre.
Un estudio realizado por la clínica dental de la Universidad Witten/Herdecke de Alemania arrojaron resultados curiosos: se analizaron 2.500 niños que acudían a la guardería y mientras que los que utilizaban el chupete eran un 5% (unos 120 niños), 8 veces más eran los niños que chupaban el dedo (40%, es decir, más de 1.000 niños). En cuanto a los niños y niñas de 6 años, los chupetistas eran sólo un 0,3%, mientras que los que seguían chupando el dedo gordo estaban en un porcentaje muy alto, el 38%.
Y las razones de estas diferencias son muchas. Pero lo primero que tenemos que mirar es la dificultad que tienen para dejar esa “mala” costumbre. Y se puede entender mucho, porque el chupete “desaparece” en cualquier momento, pero el dedo no. Además, el niño inventa inmediatamente una forma discreta de introducir el dedo en la boca, casi oculto para disimular, por ejemplo, anteponiendo la mano. Y esta costumbre no provoca burlas ni risas de los amigos de la escuela, a pesar de que la utilización del chupete supondría.
Conviene poner todas las cosas en su punto y aquí también se oye cualquier cosa a través de ahí.
El uso del chupete es recomendable siempre y cuando se mantengan los siguientes puntos: