En los últimos días ha estado de moda el grave accidente ocurrido en la central nuclear de Chernobil, en la Unión Soviética. Este hecho ha vuelto a poner en evidencia algunos problemas técnicos, ecológicos, económicos, políticos y éticos. Por eso es muy difícil sacar una semilla de estos temas y no aguantar las denuncias de demagogia de una u otra parte... porque en estos niveles la ciencia y la tecnología no son tiempos de sabios ingeniosos "asépticos" y "extraños", o "juguetes" de autoridades poderosas, sino problemas importantes que pueden cambiar las formas de vida de todas las personas normales, bien o mal.
De todas formas, comencemos nuestro programa contándonos la historia que nos está siendo más conocida desde aquí.
El 29 de abril, en las mediciones rutinarias de radiactividad realizadas por técnicos suecos, se registró un importante aumento. En un principio se pensaba que era un accidente de alguna de sus centrales nucleares, pero se descartó la hipótesis de que la contaminación provenía del extranjero, la Unión Soviética.
En un reactor de la central nuclear de Chernobil, aparentemente en un cambio de combustible nuclear, un fallo complejo del sistema de refrigeración provocó que la reacción quedara fuera de control y, una vez producido el calentamiento desfigurado, comenzase a derretir la parte inferior del reactor. Esto provocó que las varas de grafito utilizadas para calmar la reacción de fisión se incendiaran y se produjera una explosión química. Esta explosión trituró la estructura que protege al reactor y unos materiales radiactivos en su interior fueron lanzados al aire como polvo y gas. Este gas creó una "nube radiactiva" que luego se ha popularizado.
Hay que insistir en que la explosión del reactor ha sido química y no nuclear. Se trata de una explosión nuclear, en la que se ha producido el accidente en una unidad de potencia de 900 Megas. Según las fotografías obtenidas a través de los satélites espías estadounidenses (tomadas desde 800 Km de altura), la irradiación de la central sería de 90 Rad*, una irradiación violenta que ningún ser humano puede soportar. Por todo ello, el fuego en el interior del reactor era muy difícil de apagar, aunque parece que los soviéticos consiguieron apagarlo de alguna manera.
Habrá que decir "de alguna manera", porque los meteorólogos consideran que la atmósfera de la Unión Soviética tiene una propiedad muy especial: a pesar de su gran facilidad para expandir partículas radiactivas, la información apenas puede atravesar... Gracias a esta extraña atmósfera, poco sabemos sobre el accidente de Chernóbil: fotos de hemerotecas, reportajes de revistas atrasadas, divisiones de expertos... pero, en definitiva, mientras no se disponga de datos –desgraciadamente– no se puede hacer una valoración científica (si se han contado historias terribles o se han propuesto hipótesis semi-dignas, pero sin ningún valor científico).
En 1978, en un informe publicado por el Forum Atómico Español, en el que se hacía referencia al accidente más grave que podía sufrir una central nuclear, se decía: "...el accidente teórico más grave sería la fusión por fallo del sistema de refrigeración del combustible nuclear incluido en el reactor. Sin embargo, los sistemas mecánicos y electrónicos de todas las centrales nucleares están duplicados (es decir, donde se necesita una bomba de agua para refrigeración, hay dos, etc.). Por ello, si alguno de ellos fallase, el otro comenzaría a trabajar automáticamente. Además, rodeando todo el reactor se encuentra la campana protectora, que mantendría la posible fuga de gas en el accidente. Por todo ello, la probabilidad de que se produzca la muerte de una persona por esta causa sería de 0,2 millones de años en cada central..."
Los americanos llaman "super-noches" a este tipo de accidentes (nombre celebro en realidad; aunque sea inglés, el aire "exótico" vasco) y para que se produzca durante años es necesario superar una masa crítica de combustible de fisión, pero además el sistema debe tener una geometría especial. En el diseño de los reactores de todas las centrales nucleares, lógicamente, se realizan sistemas que hacen imposible esta geometría, evitando así la reacción de las cadenas de fisión nuclear.
La central nuclear de Chernobil está formada por cuatro reactores RBMK-1000, uno de los cuales ha sido repetido en varias ocasiones:
Afortunadamente, en todos estos casos, los reactores estaban rodeados de campanas protectoras forzosas, a diferencia de Chernobil, y los accidentes no fueron tan graves (al menos en los daños aparentes a los humanos).
Desgraciadamente, los familiares de los dos trabajadores que han fallecido oficialmente en Chernobil y otros doscientos trabajadores que se encuentran contaminados por la radiactividad, si viven, se van a recordar perfectamente la larga "super-noche" tras el accidente...