Monedas

Los tenemos todos los días. Si queremos tomar un café, comprar pan o ir en autobús, por si acaso en el bolsillo.

No es difícil explicar para qué sirven las monedas. Sabemos perfectamente. Compramos y vendimos gracias a las monedas. A lo largo de la historia el hombre ha actuado siempre en una especie de comercio, pero no siempre ha utilizado la moneda, ni mucho menos. Mucho más tarde se le ocurrió al ser humano utilizar las monedas.

La moneda se basa en el intercambio, ya que a cambio de la moneda recibimos algo del mismo valor: comida, ropa, útiles de trabajo, etc. Los seres humanos hemos llegado a un acuerdo para hacer la compraventa con monedas. De ahí el éxito de este sistema de intercambio.

Se ha dicho que no siempre se ha utilizado el mismo sistema. Antiguamente no se utilizaban monedas a cambio. En el propio País Vasco, hasta hace poco se han utilizado en el ambiente rural gallinas, verduras, huevos y aceite. Al menos en el caserío, el dinero se usaba muy poco en las manos y lo que no producían en el caserío lo hacían a cambio de productos domésticos.

Antecedente de moneda

En Europa y Oriente Medio hace casi 4.000 años usaban algo que tenía para hacer la moneda: los lingotes de cobre. Nuestros antepasados compraban a cambio de cobre lo que necesitaban. En el año 700 a.C. el hombre se atrevió a hacer las primeras monedas. Según la leyenda, en el oeste de Asia Menor, se celebró la primera moneda en Lydia.

La imagen es una moneda del quinto siglo antes de Cristo. Esta moneda de Atenas vale cuatro dracmas y ha grabado un búho a la moneda de plata.

La técnica utilizada para la elaboración de la moneda es para nosotros significativa, ya que actualmente las monedas se realizan de forma muy similar. Los inventores de Lydia eligieron oro para hacer monedas. Primero tomaban la pieza de oro y la hacían en pequeños trozos, pesando cada trozo. El siguiente paso era realizar moldes redondos de arcilla de poca profundidad.

Los trozos de oro penetraban a esa profundidad y calentaban el oro. El oro fundido cubría todo el hueco del molde de barro. Cuando se enfriaba el dorado se extraía y se colocaba cada pieza sobre el yunque. Mediante el troquel se sellaba la moneda de oro. Unos tendrían la imagen del rey o reina y otros la representaban. El objetivo del sello era muy importante: garantizaba el peso y pureza del oro. Aunque empezaron a utilizar las monedas de oro, no surgió el comercio con monedas. Estas monedas de oro son las primeras, pero los usuarios no se percataron de la importancia del descubrimiento.

El comercio con moneda comienza en el segundo siglo antes de Cristo. Gracias al poder del Imperio romano, la moneda se expandió rápidamente por Europa. Además de las monedas de oro, empezaron a hacer otras de menor valor, como las de plata y bronce.

Mientras aprendían cada vez mejor la profesión de hacer monedas, muchos se formaron en hacer monedas falsas. Algunos falsificadores fabricaban troqueles falsos y con estos moldes hacían todas las monedas. Otros tomaban una moneda real y preparaban el molde; luego hacían las monedas en ese molde. De dos maneras, aunque el falsificador es muy hábil, si analizamos bien la moneda, se podía adivinar que era falsa.

¿Cómo se hacen las monedas?

El proceso de elaboración de las monedas es básicamente simple, pero dependiendo de la moneda hay algunos pasos que varían, a veces añadiendo y disminuyendo. Los pasos necesarios para realizar las monedas son:

  • Fundición: los materiales de moneda utilizados actualmente tienen muy poco valor, ya que se utilizan metales baratos.
    No salen las monedas con el grifo abierto. Sin embargo, utilizamos la moneda en nuestras manos. Las tarjetas también han crecido mucho últimamente y quizás algún día las monedas desaparecerán, ¡quién sabe!
    Tanto el metal elegido para la elaboración de la moneda como los trozos de lingotes utilizados en los procesos anteriores se introducen en el horno y la mezcla se funde en el horno. El metal fundido se vierte a los moldes para que tome forma de lingote.
  • Laminación: los lingotes de metales pasan entre los rodillos para poder ser laminados. La laminación reduce el volumen de los lingotes hasta conseguir la medida necesaria. También cortan los cantos a los lingotes. En ocasiones el corte y laminación se realizan tras el calentamiento de los lingotes y en otros casos en frío.
  • Bobinas: los lingotes pierden forma en los siguientes pasos y el metal se recoge en bobinas. Las bobinas también reciben un tratamiento especial antes de convertir el metal en moneda.
  • Cizallado o corte: como ya se ha explicado, al inicio del proceso se cortan los bordes de los lingotes para preparar el laminado. En este paso, por el contrario, la cinta de metal de la bobina adquiere forma de moneda. La verdad es que no se puede llamar moneda a ese trozo de metal. Aún no tiene sello, pero ya tiene forma de moneda. Una vez que el metal ha tomado forma de moneda, los trozos de metal sobrantes de laminación y corte se trasladan al horno del proceso completo.
  • Sello: Si viajáramos a la tienda con la moneda que ha llegado a este paso no veríamos caras dulces. Son sin sello y por tanto sin valor. En este último paso se sella lo que hasta ahora sólo ha sido un trozo de metal. La moneda está lista para su uso.

En este momento, a nivel mundial, las monedas de máquina estarán creando y creando monedas. Sin embargo, no se puede asegurar que estas máquinas sigan fabricando monedas durante mucho tiempo. Cada vez se utilizan más tarjetas de todo tipo, y tanto estas como el billete pueden deshacerse de la moneda. Quizás en breve no podamos cantar “Txin-txin, txin-txin, el sonido del dinero...”.

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