¿Quién podía esperar que nuestra siesta de dormir terminara con aquella cosa vagabunda que salió del subsuelo? Nosotros, al menos, cuando volvimos del monte y nos tumbamos bajo aquel fresno. Pero cuando estábamos medio dormidos, a la altura del oído que teníamos contra la tierra, de vez en cuando... ”tratamiento, tratamiento..., tratamiento, ”empezamos a escuchar los sonidos. Al principio nos sorprendimos, pero 15 minutos después, la pila de tierra que se movía a golpe y arriba nos enseñaba lo que estaba pasando en aquella parte.
Los topos son animales con increíbles adaptaciones evolutivas para vivir en el subsuelo. Estos pequeños mamíferos, a pesar de estar clasificados en un orden primitivo, presentan un sorprendente grado de especialización para vivir bajo tierra, con excelentes “excavadoras”. En el País Vasco podemos encontrar dos especies: el topo ciego ( Talpa occidentalis ), que sólo aparece en occidente, y que puede diferenciarse por su color más claro en extremos y patas, y el topo común de mayor tamaño ( Talpa europaea ), más abundante en estas zonas.
El topo común es sin duda un animal especial. El cuerpo de 11-16 cm es cilíndrico y extremadamente robusto. El cráneo tiene una longitud de entre 33 y 37 mm y su peso oscila entre 60 y 130 g. En la parte delantera se puede observar una amplia cabeza sin apenas cuellos, y en la punta de ésta se puede observar un extremo móvil en forma de trompa. Al fondo tiene una cola peluda de 2-4 cm.
La vida hipogea exige órganos de sentido especiales. De este modo, el tacto y el olfato son muy desarrollados, siendo imprescindibles para la caza. Este curioso animal no tiene oídos ni ojos; los primeros estorbarían para subir y bajar por los túneles, y los segundos, en la oscuridad absoluta, no son necesarios. Tiene oído y cierta visión, pero los agujeros auditivos están ocultos en el tramo del cabello, con los ojos degenerados y cubiertos de pelo.
De las patas de este singular mamífero podríamos decir lo mismo. Las manos son potentes palas inductores. Muy similares a la pala de una excavadora o excavadora. Salen directamente del cuerpo sin apenas brazos y están orientadas a los lados para arrojar el suelo a las costillas y al fondo. Son muy anchas y con cortezas largas, las traseras son muy pequeñas y como las anteriores tienen 5 dedos.
El pelo, por su parte, es muy corto, compacto y parecido al terciopelo, muy dulce. Color negro o negro frágil. Esta piel le permite avanzar y retroceder en la galería de sátores embutidos.
El macho y la hembra son bastante similares y su diferenciación no es fácil fuera de la época de celo y cría. Son territoriales, y sobre todo si se encuentran dos machos, puede haber peleas y peleas.
Los domicilios habituales del animal son campos de hierba, bosques, huertas, jardines y similares. Al parecer, más que paisaje o vegetación, el tipo de terreno es el que condiciona la aparición del topo. Sin embargo, y como consecuencia de la construcción de los túneles, no le gustan las tierras rocosas, llenas de lois, esparcidas o muy compactas.
El topo es un gran cazador y sus necesidades energéticas le hacen golpear y cazar todos los días por los agujeros. Para satisfacer las necesidades metabólicas, el topo debe capturar todos los días tantos insectos, larvas... y sobre todo lombriz como su peso. En la caza usa vibraciones extremas o pelos sensibles para detectar piezas de caza y colmillos afilados para matarlas a toda velocidad. Es posible que los cambios de estación en el subsuelo no se noten tanto pero como el topo no hiberna, pues si no es así, puede llenar de comida una habitación. En su interior, por supuesto, guarda las lombrices y además, para que se mantengan vivos y frescos, se alimenta de la punta delantera. De este modo, las gusanas de gusano quedan vivas e imposibles de escapar cuando el topo las necesita.
El verano y el otoño no son los mejores tiempos para encontrar lombrices, ya que huyen de tierra y se encuentran en profundidad. Por ello, la disponibilidad de comida será menor para el topo y no se crecerá en estas fechas. La equiparación se produce por tanto entre invierno y mayo. En este periodo pueden tener una o dos crecidas y tras 4 semanas de gestación, la hembra se pone de parto entre 2 y 7 hijos. Las crías son sin pelos y ciegas al nacer y tardan 3 semanas en abrirse los ojos para dejar los 5 quebrantos y algo más para que cada niño pueda seguir su camino. La madurez sexual llega con un año y la supervivencia es de 3 a 4 años.
Aunque es difícil de ver, detectar a este gran cazador es muy fácil. En las galerías que fabrica, la mayoría de las veces saca la tierra al exterior dejando a la vista “pilas de topo”. De cara a ellos, podemos comprobar cómo es el complejo sistema de galería interior. Una galería sencilla, de unos 40-50 m de longitud y 150 m de altura. En el subsuelo y comunicados por túneles también pueden existir nido, habitación y despensa. El tamaño de los orificios puede ayudar a diferenciar galerías de topo, satain, ratas y otras especies animales. Los orificios del topo común son casi redondos y de unos 4 cm de diámetro. Estos agujeros y pilas de tierra hacen que los campesinos no se enamoren demasiado del topo.
En cuanto a la distribución, podríamos encontrarla en toda Europa continental, excepto en Escandinavia, Irlanda e Islandia. Tampoco aparece en algunas islas y territorios de Europa del Sur, ocupando únicamente el noreste de la península ibérica.
En Euskal Herria es común en la zona húmeda y más pobre en el sur. En esta última aparece en los lugares más frescos y húmedos. La altura no tiene mucha influencia y podemos encontrarnos a 2.000 metros del nivel del mar.
Especie: Talpa europaea |