Numología (I)

El segundo milenio está ya a punto de terminar, lo que ha provocado un ambiente místico, pesimista, convincente o trágico. Prueba de ello son los grupos que últimamente están surgiendo, la astrología, la quiromancia, el tarot, la brujería, las ciencias ocultas, etc. se pueden tomar. Sin embargo, este fenómeno no es en absoluto nuevo y a lo largo de la historia y en las diferentes culturas se dan este tipo de manifestaciones en épocas especiales.

Con esta excusa, hemos preparado una serie de artículos sobre una ciencia oculta. Para denominar a esta ciencia hemos elegido el nombre genérico, es decir, la numerología (numeración?, ¿numeración? ), pero en su interior alberga diferentes artes. Por otra parte, el objetivo de estos artículos no es explorar la profundidad de esta ciencia, sino dar una explicación y un ejemplo de lo que la ciencia puede aportar. Por tanto, los interesados deberán dirigirse a fuentes y expertos.

Profundizando en la historia

Adaptaciones de Agrippa.

Como forma de ver el futuro, no se puede decir cuándo surgió la numerología. De hecho, en Kaldea, Egipto, Asiria, Babilonia, Grecia o la India se crearon y utilizaron numerologías propias. Los hebranos inventaron un sistema mágico-filosófico llamado Gematria cabalística basado en 22 letras del alfabeto. En este sistema relacionaron las 22 letras con números comprendidos entre 1 y 8, que expresaban el significado oculto de los Escritos, la naturaleza de una persona o el propio futuro. Los pitagóricos, por su parte, consideraban que con los números se podía expresar todo y, así, basándose en las características propias de cada número, constituyeron un sistema completo para aclarar el significado de todo. Pronto se aprovechó de la adaptación alfabética y numérica de los Hebraicos y del método de los pitagóricos para realizar sus estudios. Más tarde se producirían los efectos del judaísmo y el cristianismo.

En el renacimiento el filósofo y mago Heinrich Cornelius Agrippa (1486-1555) publicó la teoría que daba significados a los números del 1 al 9. El punto de partida de la teoría era el postulado de los pitagóricos y calculaba relaciones complejas entre las proporciones humanas y la armonía y los números a los que se ajustaban.

El segundo milenio está ya a punto de terminar, lo que ha provocado un ambiente místico, pesimista, convincente o trágico. Prueba de ello son los grupos que últimamente están surgiendo, la astrología, la quiromancia, el tarot, la brujería, las ciencias ocultas, etc. se pueden tomar.

XVIII. A finales del siglo XX aparecieron las teorías de Giuseppe Balsamo Cagliostro (1743-1795), mago, curador y espiritualista. Basó sus investigaciones en la adaptación del número de letra de los Hebras y en las teorías de Agripa y pitagóricos y, al parecer, hizo predicciones precisas a través de la numerología. Se dice que ganó una gran fortuna en París y se dice que con la fe de Strasburgo hizo unas 15.000 composiciones.

Aunque el Alphonse Louis Constant, Eliphus Levi, el cabalista y el gran erudito se menciona junto a los anteriores, no podemos considerarlo numerario. Sin embargo, la relación entre los 22 principales arcanos del tarot, las 22 letras del alfabeto hebreo y las 22 travesías del árbol de la vida se debe a él. La Orden de la Madrugada de Oro, inspirada en Rosacruz, se encargó de difundir las teorías de Levi entre 1890 y 1900. En base a ellos, se clasificaron los colores, piedras, plantas o aromas de forma precisa. Además, sus miembros clasificaron a dioses y diosas de muchas religiones y creencias míticas, como las de la cultura griega, romana, egipcia, cristiana o judía.

XX. A la hora de hablar de la difusión de la numerología del siglo XX, hay que mencionar a Aleister Crowley (1875-1947), por su influencia indirecta. Aleister dejó en las cartas de los tarot su aportación al pensamiento mágico y de ahí se benefició la numerología. Para finalizar esta lista, debemos mencionar el conde Louis Hamon (1866-1936), conocido como Cheiro. Igarlea, uno de los mayores exponentes de la quiromancia, fue astrólogo y brillante numerista y entre sus clientes estaban Sarah Bernhardt, Mark Twain o Sir Austen Chamberlein.

No obstante, dejaremos la lista incompleta. Y es que entre ellos surgieron multitud de grupos ocultos, brujos, etc., quejándose del significado de los números.

Secciones

Para los numeristas, nuestro día de nacimiento y la hora concreta nos marcan para toda la vida. Además, indican que con el nombre o, más concretamente, con el número correspondiente, se puede analizar la propia habilidad o limitaciones. De esta manera, además de nuestras limitaciones, este estudio también nos da cuenta de nuestra potencialidad y la numerología nos permite trabajar si estamos bien preparados para todo lo que podamos hacer a lo largo de la vida o qué nos depara el futuro.

La pregunta se nos ocurre enseguida: ¿cómo se debe hacer el análisis de los números? El lector tendrá que perdonar, pero no hay una sola respuesta. De hecho, la numerología se puede llevar a la práctica de muchas maneras y hay que advertir que con diferentes métodos se obtendrán resultados comunes diferentes.

En la base del gematri encontramos que cada palabra se asocia a un número individual, descifrando así la información implícita en los números. Así, el valor numérico de las palabras se obtiene sumando los números de las letras que forman la misma palabra. Como existe una relación entre palabras con los mismos valores numéricos, las palabras, frases y nombres pueden asociarse a otros del mismo valor y el valor oculto de los nombres se puede encontrar aplicando Gematria. Las letras del alfabeto hebraico, griego, latino y árabe han sido numeradas (Tabla 2).

Hay más métodos para llegar a las mismas consecuencias. Una de ellas tiene su base en la fecha de nacimiento y tras escribir la fecha por números, se suma y se resume en un número comprendido entre 1 y 9. Aunque el método sea el mismo, los numeristas suelen utilizar distintos nombres para designar el número de la fecha de nacimiento, como el número de destino, el número de nacimiento, la senda, etc. También se puede completar la tabla de nacimiento con la fecha de nacimiento. Según la localización de los números de la tabla 3 x 3, Pitágoras dio 16 flechas (3 filas, 3 columnas, 2 diagonales) y 16 interpretaciones (ver figura 1). También se puede construir la pirámide de la madurez a partir de un mismo dato. En ella aparecerán los cuatro picos de desarrollo personal y cada cumbre irá acompañada de los números, años y edades correspondientes. Todos estos números nos darán la característica de la cima.

Como se puede observar, las aplicaciones relacionadas con la fecha de nacimiento son de uso frecuente en numerología. Sin embargo, no es la única vía y, por ejemplo, el sistema basado en los nombres y apellidos es bastante conocido. Adaptando un número a las letras del alfabeto actual, podemos calcular el número correspondiente al nombre y apellidos (Tabla 3). En cuanto a su significado, las vocales con denominación se denominan “número de ánimo” o “número oculto”, lo que significa identidad interna.

El número de las consonantes nos dará una imagen externa o una identidad externa. El número total de la denominación se obtiene sumando los dos anteriores. Se llama “número de destino” o “número de misión de la vida”. Este número nos desvelará el camino que tenemos que seguir para poder cumplir con éxito nuestros objetivos. Además, se puede completar la tabla de nombres: se colocarán los números correspondientes a las letras del nombre en la tabla 3x3 y con el mismo sistema que se ha utilizado en la tabla de nacimiento, es decir, mediante el sistema de flechas de Pitágoras, se analizarán estos datos. Evidentemente, la comparación entre la tabla de nombres y la tabla de nacimiento permitirá un análisis más completo.

La aritomancia es un desvío antiguo de la numerología. No se utiliza para el análisis de la identidad de las personas, pero ha sido muy utilizado para realizar inventivos. La letra de Pitágoras se basa en la adaptación numérica, pero a diferencia de otros métodos anteriores, en la aritomanía se calcula sin abreviar el nombre. Cuando el número obtenido sea superior a 1390 se restará la cifra de la izquierda (1625 B 625). A continuación se numerará en una tabla numérica y se relacionará el resultado obtenido con el nombre.

Kabala significa popularidad o tradición. Según esta teoría, para llegar a Dios es necesario trabajar el reconocimiento basado en la sabiduría. Para los cabalistas, en todas las cosas hay una parte de Dios. De hecho, de las fronteras cerradas de Dios surgió un único rayo de luz del que surgieron nueve luces más. Según el libro de la claridad, ese es el origen de la Creación. Estas diez luces son las llamadas “sefirot”, es decir, los números (tabla 4). Los números están unidos por veintidós vías, una por cada letra del alfabeto hebraico. Los cabalistas interpretan los sefirots colocados en tres columnas (figura 3). El derecho se refiere a la inferioridad y engloba los principios generales del universo: la inteligencia, la positiva y la luz. La de la izquierda recoge la afición al rigor, la lentitud y la oscuridad. El medio es el valor del equilibrio y trata de conciliar a los demás.

El tarot tiene 78 cartas, 22 arcanos principales y 56 arcanos pequeños. A cada carta se le asocia un número que le da un significado fijo, positivo o negativo. Este número 78 no se da al azar y resulta del cálculo que se detalla a continuación: del 1 al 9, ciclo de estudios; de 10 a 11, para el desarrollo personal y la puesta en práctica de la experiencia adquirida en el ciclo anterior; meses de 12 años. Sumando todos se obtiene el ciclo completo: 1+2+3+4+5+6+7+8+9+ +10+11+12=78. En el árbol de la vida del tarot se pueden ver las veintidós vías que unen sefirotas y la relación entre los principales arcanos.

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