No es culpable el nuevo procedimiento de construcción. Sin embargo, no habría otra alternativa. En la realidad política de Estados Unidos no hay lugar a corto plazo para proyectos científicos de mayor envergadura en el ámbito espacial, ni para presupuestos más ambiciosos. Lo mismo ocurre en otros países dedicados a la exploración del espacio. Podemos reivindicar que esta situación es mala y la The Planetary Society seguirá avanzando para que las organizaciones de todo el mundo den más pasos en la exploración del espacio, pero si renunciamos a trabajar más rápido, mejor y más barato, realizaremos menos proyectos y los desarrollaremos más lentamente. Sólo el tiempo dirá si este nuevo tipo de proyectos supuestamente sería mejor o no, pero es sabido que podremos ejecutar menos. Por otra parte, la incertidumbre política afectará a la aprobación de los presupuestos, como ocurría en la época posterior a Viking (desde 1976 hasta principios de los 90).
Desde el principio entendimos que la nueva forma de trabajar todos tenía riesgos, pero que esos riesgos eran aceptables. Dan Goldin, administrador de la NASA, lo dejó claro. Sin embargo, deberíamos tener en cuenta que el riesgo no sólo se genera en un proyecto que se hace rápido y barato. Muchas naves espaciales costosas que tardaron mucho en construirse también han sufrido errores. Mars Observer, un rotundo fracaso en 1993, fue el doble de caro que las tres sesiones de Mars Surveyor de 1998, incluyendo los internadores Mars Polar Lander, Deep Space 2, y más caro que el Mars Climate Orbiter.
Asimismo, las sesiones de 1998 se desarrollaron a lo largo de todo el tiempo. Las pérdidas de este año han sido bastante menores, y tenemos entre manos el programa Marte que puede afrontar aceptando errores y triunfos. Esto debe ser una afirmación de cómo trabajar "más rápido, mejor y más barato" y no su negación. El programa de Marte es sólido y puede sufrir cambios. Las previsiones de los EE.UU. para los años 2001, 2003 y 2005 son capaces de adaptarse a las nuevas situaciones, según las directrices para asegurar una "presencia robótica continua" en Marte. En consecuencia, las pérdidas de los últimos tiempos no son más que un desastre, sino que nos conducirán al desastre.
Trabajar más rápido, mejor y más barato también implica actuar de una manera totalmente nueva, y muchos de nosotros tenemos que darnos cuenta del riesgo de que las nuevas iniciativas no se lleven a cabo siempre de forma correcta. En este "nosotros" NASA, JPL (Laboratorio de Propulsión Reactiva), industria espacial, que orienta científicos, instrucciones y presupuestos, etc. Hay, y un público general que mira lleno de expectativas. En este momento, la responsabilidad es de JPL, ya que los fallos de navegación y de sistema se han producido allí, y no hemos encontrado la vía para saber qué pasó con Mars Polar Lande debido a los datos reducidos. Asimismo, JPL es el encargado de llevar a cabo en adelante los proyectos de Marte propuestos por la NASA. JPL deberá introducir una serie de modificaciones en los proyectos que va a poner en marcha a partir de ahora.
El equipo que desarrolló Mars Pathfinder era compacto, actuaba en JPL. El grupo Mars Surveyor 1998, por su parte, se ubicaba en tres lugares diferentes. Además, su presupuesto era mucho menor. Este tipo de organización se parecía más a los procedimientos antiguos que al sistema actual más "rápido, mejor, más barato" y eficaz.
Es posible que las intenciones de la sesión de 1998 sean demasiado ambiciosas, ya que en esta situación había muchas limitaciones. En este caso, la culpa no sería exclusiva de JPL, sino que la NASA, Lockheed Martin, los científicos, los que tomaron las decisiones y pagaron en Washington también tuvieron una visión ambiciosa y limitada. Para trabajar más rápido, mejor y más barato no conviene tener demasiados propósitos. Para ello es necesario tomar decisiones rigurosas, logrando un sistema equilibrado y adecuado.
La pérdida de naves espaciales debería convertirse en un aprendizaje y utilizar los conocimientos adquiridos en beneficio de los próximos proyectos. Hay que hacer cambios dejando a un lado la ambición o reduciendo los límites. No hay que pensar que no se puedan hacer sesiones "más rápidas, mejores y baratas", ya que grupos como JPL están llevando a cabo proyectos de éxito como NEAR, Lunar Prospector, Stardust, Deep Space 1, Mars Pathfinder o Mars Global Surveyor. Esta última sigue enviándonos imágenes maravillosas del Planeta Rojo.
En este campo hay motivos de esperanza. No hay debate sobre la necesidad de explorar Marte, la sociedad está totalmente a favor. Pasadena se celebró en la ciudad en el Planetfest 99, por ejemplo, pudimos ver el entusiasmo de la gente. Fue aplaudida por el administrador de la NASA, Dan Goldin, y por Richar Cook, director del proyecto Mars Polar Lander. El público está a favor de la exploración de lo desconocido y está dispuesto a asumir los riesgos que conlleva esta tarea, siempre que sea prudente y honesto a la hora de asumir los riesgos.
Si la sociedad se ocupa de la exploración de Marte, es porque ese trabajo da sentido al programa espacial, es decir, la exploración de zonas desconocidas nos lleva a conocernos mejor. Tenemos a Marte como el único lugar idóneo para que los seres humanos vivamos fuera de la Tierra, donde tenemos la mejor oportunidad para entender la vida misma. ¿Se puede crear vida en cualquier zona en la que se encuentre bien o si se trata de un "accidente cósmico" ocurrido sólo en la Tierra?
XVI. y XVII. Los exploradores del siglo XX no se decidieron a buscar el "nuevo mundo", a pesar del hundimiento de los barcos y de los retrasos sufridos. Nuestra generación tampoco puede entrar en desesperación por el fracaso de algunos programas. Tenemos que mejorar los envases, sus sistemas de navegación y los que se van a crear en el futuro. La capacidad de enviar robots y humanos pioneros a Marte será consecuencia directa de las técnicas robóticas y ensayos que se desarrollan para proyectos de futuro.
Nosotros también hemos sentido desilusión en el último programa por el fracaso. The Planetary Society participó en el proyecto de 1998. Nuestros micrófonos debían difundir los primeros sonidos y melodías escuchados en Marte. También participamos en el proyecto de 2001 con la Red Rover Goes to Mars. Este proyecto está en peligro en estos momentos, pero The Planetary Society no se resignará, como la NASA no desesperará. También queremos participar en los próximos proyectos, ya que queremos ofrecer a nuestros alumnos la posibilidad de controlar el vehículo que se desplazará por Marte. Asimismo, seguiremos promoviendo la exploración continuada de Marte, en la convicción de que esta iniciativa "a menos largo plazo" será capaz de llevar al hombre a viajar a Marte. Nosotros, junto con nosotros, la NASA, otras organizaciones espaciales y todos los exploradores, aprenderemos a medida que avanza y podremos avanzar a medida que vayamos aprendiendo.