Al hablar de aves en medios húmedos, es imprescindible mencionar a la familia de ardeidos formada por garcetas, garcetas, etc. que, probablemente, junto con anátidas y limicolos, presentan las adaptaciones más notables a los ecosistemas acuáticos de nuestra comarca.
La garza roja (Ardea purpurpurea) es una garza típica, por lo que las características más visibles de esta especie son las mismas que definen a la familia. La garza roja es también un ave elegante de gran esbeltez, caracterizada por sus largas y delgadas partes del cuerpo: un pico afilado en forma de azconas, y el cuello largo flexible, con herramientas de caza apropiadas, gracias a sus largas y delgadas patas entre la vegetación de las orillas de los ríos, o a través de los lagos y carrizales de las marismas.
Por otro lado, en el caso de la garza roja, y como su nombre indica, predomina el color pardo. En el cuello, en los carrizales en los que habita, aparece una decoración de largas líneas crípticas longitudinales que se prolongan a lo largo del pecho y hasta la zona ventral. La parte dorsal, por su parte, es gris, aunque desde aquí también se cuelgan por las costillas unos plumeros largos y pardos. Aunque generalmente se asemeja a la garza real (Ardea cinerea), la garza roja suele ser algo menor, con una longitud total de 75-80 cm y una anchura de alas de unos 150 cm, con un peso que oscila entre 800 y 1.250 g.
En cuanto al lugar de residencia, la garza roja suele ser más acuosa que el resto de ardeidos, aunque todos ellos son habitantes de zonas húmedas. La garza roja se asienta en marismas, lagunas y márgenes fluviales, si bien en todos ellos la vegetación acuática es considerada como condición indispensable. Sin embargo, la exigente demanda que impone desde el punto de vista vegetal se asocia sobre todo al carrizal. Y es que la garza roja no tiene una estrecha relación con otros ardeidos.
Al igual que el resto de las garzas, la garza roja es un ave que vive de la presa y que se dedica al día y a la puesta de sol, moviéndose lentamente en las cortezas de las orillas del carrizal, echando el cuello hacia atrás, mirando al agua, con su afilado pico, para atrapar una dulce caza. Su dieta se compone principalmente de anfibios, reptiles, micromamíferos e insectos. Por supuesto, también atrapa peces, pero en ese sentido no es tan aficionado como su primo, la garza real. Por otra parte, la garza roja es una ave desconfiada y fugaz, y si se observa a alguien que puede ser enemigo a su alrededor, se desata rápidamente.
Este ave no quiere en absoluto el clima frío, por lo que la población europea invierte en el África subsahariana. Sin embargo, para el mes de mayo, y siguiendo con el temple del tiempo, las garzas rojas se dirigen hacia el norte para anidar, momento en el que también aparecen en Euskal Herria. Las garzas rojas son coloniales a la hora de hacer las crías, siempre y cuando el lugar elegido para este importante trabajo ofrezca el tamaño, la pesca abundante y la seguridad necesarias. Para ello, buscan los carrizales y los andenes más densos, y a unos 1 m de altura de la superficie del agua, construyen una excelente plataforma con plantas acuáticas. Los 4-6 huevos azules que se ponen en el nido necesitan un chitaje de 25-26 días antes del nacimiento de los chavales y este trabajo se realiza entre el macho y la hembra. En el caso de la garza roja, los pollos vestidos con plumas grises suelen ser nidicolas, por lo que se mantienen en el nido, mientras desarrollan la nueva pluma y son capaces de volar, mientras que el trabajo de los padres es conseguir comida para alimentar a los jóvenes insaciables. Y este trabajo se debe llevar a cabo con mucho cuidado, ya que cuando llega el mes de agosto los jóvenes, junto con sus padres, deben emprender un largo camino hacia el sur en busca de la calidez africana.
Ya hemos mencionado que la garza roja es un ave templada, por lo que en nuestra comarca se trata de una ave mediterránea. Por ello, en el País Vasco sólo nos aparece como nidificantes en las regiones húmedas del sur, si bien puede observarse que cuando llega la época migratoria va pasando por varios lugares. Nidifica en los lagos del sur de Navarra, en las orillas del río Ebro, y en los antiguos cursos fluviales abandonados por el agua, situando las principales colonias en el lago de Las Cañas y Pitillas de Viana. En el estudio realizado en el año 1985, se concluyó que la población de Navarra estaba compuesta por cerca de dos docenas de parejas, siendo esta población escasa para garantizar su supervivencia.
Sin embargo, el estado de conservación de la garza roja no es preocupante si lo analizamos a nivel mundial. Esta especie es extendida y abundante en casi todo el continente africano, incluyendo a Madagascar, y en lo que respecta al paleoártico oriental, es un ave común y abundante en China, la India y todo el sur de Asia. En Europa la cuestión es diferente. El fuerte ataque sufrido por los medios húmedos durante los últimos siglos hizo que la garza roja llegara a ser una especie minoritaria en nuestro continente, donde su área de distribución quedó también muy fragmentada.
La pérdida de hábitat y la afección a la calidad del agua por pesticidas y otros contaminantes afectó directamente a la capacidad de supervivencia de la garza roja. A pesar de su cierta expansión a partir de 1940, en el centro de Europa, en el Estado francés y en la península Ibérica ha ido descendiendo en los últimos años. Como consecuencia de todo ello, se ha observado que la población europea es de 6.500 parejas reproductoras, cifra muy escasa si se tiene en cuenta el amplio rango que ocupa.
Ficha técnica LERTXUN GORRIAspeciie: