La cervicalgia es el dolor que aparece en la parte posterior o en los lados del cuello. La columna cervical tiene 7 vértebras que forman un arco ligeramente inclinado hacia delante. Las vértebras cervicales tienen importantes funciones: facilitar los movimientos del cuello, mantener el peso de la cabeza y, sobre todo, proteger la trayectoria de la médula espinal. Cuando los siete collares funcionan correctamente, el equilibrio de la cabeza se mantiene bien. Para saber si esto es así, se puede hacer una prueba sencilla: estando mirando hacia delante, colocaremos un cartón entre los dientes; si ese cartón se mantiene totalmente en posición horizontal, no hay problema en las cervicales ni en la posición de equilibrio de la cabeza.
Esta posición de equilibrio es muy importante ya que si se pierde el equilibrio, los músculos comienzan a trabajar para recuperar la posición perdida. Y por eso se están multiplicando los dolores de cuello provocados por permanecer en posturas inadecuadas y violadas durante mucho tiempo.
Con la edad también se va perdiendo ese equilibrio debido a los cambios degenerativos ocurridos en las cervicales. Esta es la causa más frecuente del dolor en las personas mayores, pero también hay otras causas: algún movimiento inadecuado, un accidente laboral o de circulación... el origen del dolor puede ser muscular o incluso una hernia subyacente.
Torticolia
En este caso el dolor de cuello aparece de repente, por contractura muscular. No hay sospechas de razón ni causas aparentes. Al cabo de unos días el dolor desaparece con el tratamiento anti-contractura, pero mientras tanto el dolor y la imposibilidad de realizar ciertos movimientos hacen imposible las tareas cotidianas.
Síndrome de castigo en
el cuello Es algo muy común en accidentes de tráfico, por ejemplo. Un fuerte golpe, como en un coche, hace que el cuello se desplace hacia delante y hacia atrás. Dependiendo de la naturaleza del choque, los conectores pueden romperse, estirar los músculos, mover las vértebras de sitio, dañar los discos intervertebrales e incluso provocar una hernia.
Cualquier movimiento del cuello, por pequeño que sea, produce mucho dolor. Los movimientos se limitan mucho. Pero la complicación más peligrosa es el dolor crónico. Por ello, es conveniente que el médico realice una revisión para comprobar si se han producido las lesiones anteriormente mencionadas. Si el tratamiento (normalmente antiinflamatorios y analgésicos) se realiza con rigor, el dolor desaparece en 15 días.
Leer o pasar muchas horas delante del ordenador contrae las vértebras del cuello y provoca rigidez.Cervicalgia crónica Aparece
más en las mujeres, ya que en el día a día tienen el cuello durante mucho tiempo en posturas inadecuadas y forzadas como meter datos en el ordenador, trabajar en casa o coser. Mantener estas posturas inadecuadas durante largas horas produce contracturas dolorosas.
La artrosis de la columna
cervical Con la edad, la artrosis es cada vez más frecuente. Los síntomas más importantes son el dolor de cuello y hombros, la rigidez o la disminución de movimientos. Si la artrosis continúa, pueden producirse mareos, ya que las arterias vertebrales sufren las consecuencias de la degeneración. La hormigueo en manos, dedos, hombros o todo el brazo es típica (el brazo se siente dormido).
Hernia discal El
cartílago del disco intervertebral que por un traumatismo, exceso de peso o por simple desgaste amortigua o amortigua los movimientos de las vértebras se deforma a la larga. El disco sale de su lugar “normal” y se mueve, y cuando en esta nueva vía se comprime o atrapa un extremo nervioso aparece dolor.
Dolor muy intenso cerca de la columna. Si alguna raíz nerviosa ha llegado a ser aplastada, el dolor se extiende al brazo. Alteración de la sensibilidad, pérdida de fuerza y reflejos. El paciente siente hormigueo, rigidez y adormecimiento. El dolor empeora con los movimientos, la tos y los estornudos.
Dolor por estrés Está
admitido que el estrés y la ansiedad provocan cervicalgias.
El primer paso es analizar los síntomas y signos: realizar una exploración física completa al paciente para valorar la presencia de contracturas musculares y la movilidad en extremidades superiores. Una vez hecho esto, una simple radiografía del cuello (tanto anterior como lateral) es suficiente para determinar la causa del proceso.
Sin embargo, cuando el diagnóstico no está claro o los síntomas no desaparecen con medidas convencionales, puede ser necesario realizar estudios radiológicos complejos como la tomografía axial por ordenador (TAC) o la resonancia magnética (EMN).
También pueden aparecer lesiones en pacientes que no han tenido ningún síntoma. De hecho, no hay correlación entre los síntomas clínicos y los hallazgos radiológicos: es posible que personas con gran dolor y movilidad cervical muy limitada mantengan la estructura ósea en perfecto estado sin alteraciones. En estos casos hay que pensar que el problema puede ser muscular y enfocarlo a buscar esos estudios: sobreesfuerzo, posturas inadecuadas, demasiadas tensiones en el trabajo, estrés, etc.
Como es obvio, el tratamiento de la cervicalgia o dolor cervical dependerá del origen del dolor.
Trabajar durante horas delante del ordenador “contrae” las vértebras del cuello y provoca la rigidez del cuello. Lo mejor es no mirar al teclado mientras escribimos, mantener la pantalla a nivel de los ojos y colocar los pies sobre un soporte, ya que el cuello adopta la postura más adecuada.
A la hora de leer, lo mejor es poner el libro, la revista o el periódico sobre un atril. Como eso normalmente no lo hace nadie, conviene que al menos lo que estamos leyendo sea lo más alto posible para que se acerque al nivel de los ojos.
También es muy importante la postura de cocinar o limpiar los envases. No conviene agacharse demasiado la cabeza (es lo que ocurre cuando el fuego o el fregadero están muy bajos), ya que las cervicales se cargan en esta posición.
En el planchado hay que prestar especial atención a la postura. Para evitar el dolor es conveniente mantener un pie por encima, por ejemplo sobre un soporte, y tan pronto como la pierna se siente cansada, alternar y llevar el otro pie encima del soporte.
A la hora de levantar los pesos del suelo, hay que levantar la carga con la fuerza de las piernas manteniendo la espalda recta. Subir el peso lentamente, estirando las extremidades lentamente. Y para transportar el peso de un lado a otro, ayúdanos con el cuerpo, como la cintura, acercando la carga al tronco para no llevarla sola colgada de los brazos.