El pez cebra es uno de los modelos animales utilizados en el laboratorio. Es menos conocido que el ratón y la rata de laboratorio, pero cada vez se usa más. No se ha incorporado al laboratorio, se empezó a utilizar para la investigación en la década de los 70, en la Universidad de Oregón, y en esta última década se está extendiendo rápidamente a laboratorios de todo el mundo.
Muchos laboratorios eligen el pez cebra por sus escasos problemas éticos, principalmente por el uso de embriones en lugar de los ejemplares adultos. Además, parece que trabajar con este pescado es muy sencillo, y gracias a esa facilidad, muchos laboratorios de Euskal Herria y su entorno trabajan con el pez cebra.
Al tratarse de un modelo animal relativamente nuevo, se considera necesario unificar la metodología de trabajo en laboratorio con este pescado. De hecho, cada laboratorio tiene su propia forma de trabajar (protocolos de anestesia y eutanasia, por ejemplo). Con el objetivo de unificar el método de trabajo, diversas empresas y centros de investigación han creado una plataforma. Su nombre es DAREnet, acrónimo del nombre científico del pez cebra ( Danio rerio ).
DAREnet está coordinado por AZTI-Tecnalia y está formado por el Centro de Biología del Desarrollo de Andalucía (CABD-CSIC) y el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB). En palabras del coordinador de la plataforma, Miguel Ángel Pardo, de AZTI-Tecnalia, -coordinador de la plataforma -, “el objetivo principal de la plataforma es que todos los que trabajamos con el pez cebra tengan contacto, unificando metodologías y extendiendo el uso de la plataforma a todo el estado”.
El grupo de Pardo utiliza el pez cebra para testar nuevos componentes y moléculas relacionadas con la alimentación. Por ejemplo, investigan la influencia de moléculas que pueden ayudar a reducir o adelgazar la tensión o el nivel de colesterol. Pero antes del departamento de alimentación, el pez cebra llegó a la acuicultura en AZTI-Tecnalia. Era lógico, si era un modelo apropiado para el hombre, tanto mejor para otros peces. Por lo tanto, se empezaron a utilizar para investigar genes resistentes de enfermedades de los peces de granja, como el rodaballo o la trucha.
El pez cebra es un buen ejemplo animal para los peces, por supuesto, y también para el hombre. Se trata de una especie bien conocida, conocida prácticamente en su totalidad por el genoma y cuya paridad con el hombre se sitúa en torno al 85%. Además, su crecimiento es rápido y no requiere cuidados especiales, por lo que se puede trabajar con un gran número de ejemplares, obteniendo resultados rápidamente.
Pero lo que más caracteriza a este pez es la transparencia: el embrión es transparente y, por lo tanto, su interior es visible. Por ello, es ideal para investigar el crecimiento de los órganos. De hecho, los laboratorios comenzaron a utilizar el pez cebra para investigar la embriogénesis, es decir, para conocer el origen y el proceso de crecimiento del embrión.
En este sentido, en los últimos meses se han producido dos hitos en la investigación del pez cebra relacionados con la transparencia de este animal. La primera es que han grabado el nacimiento de un embrión y todo el ciclo de crecimiento (in toto, como le dicen los científicos, es decir, en su totalidad). La investigación llevada a cabo en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (Alemania) se ha extendido a los cuatro vientos.
Otra de las noticias relacionadas con el pez cebra es que en el Hospital Infantil de Boston también se ha conseguido un pez cebra transparente en la edad adulta, de manera que también en los ejemplares adultos se pueda seguir la investigación emprendida con el embrión. Este pez cebra transparente o albino se utiliza, entre otras cosas, para investigar el desarrollo y la difusión del cáncer.
Como se puede observar, la transparencia del pez cebra es una característica especial para la investigación. En cuanto al crecimiento, los órganos tienen un gran interés. Pues bien, para hacer un seguimiento del crecimiento de un órgano, lo más habitual es resaltar el órgano del embrión del pez cebra con un marcador fluorescente. De esta forma se puede observar directamente el órgano, con la ayuda de una lupa adecuada y sin necesidad de sacrificar al animal, que está vivo a medida que crece.
En la empresa Biobide de Donostia-San Sebastián trabajan más o menos así. El pez cebra es utilizado para testar fármacos. En Biobide crían peces de cebra transgénicos adaptados a cada fármaco. Con el objetivo de comprobar si un fármaco produce efectos secundarios en el corazón, crecen embriones que tienen el corazón resaltado con una sustancia fluorescente. Con el fin de comprobar si otro fármaco influye en los vasos sanguíneos, crecen transgénicos que están resaltados.
El empleo de pez cebra es barato y sencillo, antes de probarlo con ratones o ratas, para decidir si un fármaco debe avanzar hacia el mercado. En palabras de Arantza Muriana, de Biobide, "se pretende que las agencias afectadas acepten el pez cebra como modelo animal para que las empresas farmacéuticas y biotecnológicas lo utilicen para probar nuevos medicamentos", que es lo que demandan uniendo fuerzas a través de la plataforma DAREnet.