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Estos barcos voladores, con sus alas, sus motores y su cola, hicieron los mayores avances en esta nueva forma de transporte en la antigua Unión Soviética, aunque ahora también en occidente tienen un gran interés por este tema.
Los rusos los llaman "ekranoplanos" y los estadounidenses "pelucas". En principio, estos aviones (o embarcaciones) sólo pueden ir a pocos metros por encima de la superficie, pero su principal ventaja es que cuando circulan a una velocidad de 500 km/h, consumen un 40% menos de combustible que los aparatos convencionales. La razón para conseguirlo es el efecto de adhesión al suelo. Este efecto permite aprovechar el empuje hacia delante que provocan los remolinos que se producen entre el sur de estos vehículos y la superficie plana subyacente (mar o desierto).
El efecto de adhesión a la tierra se vio en primer lugar en algunas aves, ya que sobre el mar las alas permanecían días sin agitar, pero los pilotos que viajan en avión también lo conocen porque lo sienten al despegar y aterrizar. Cuando el avión está cerca del suelo, la resistencia aerodinámica es menor. El empuje hacia arriba que ejerce el vuelo en los aviones convencionales se debe a la diferencia de velocidad que tiene el aire por encima y por debajo del ala (la parte inferior es plana). En el perfil aerodinámico del ala, el aire tiene que circular a mayor distancia de la parte superior a la inferior, con lo que la velocidad también es mayor.
No obstante, cuando aumenta la velocidad según un principio de mecánica de fluidos, la presión disminuye. Por ello, en la parte superior se produce una depresión que "absorbe" el sur hacia arriba. A su vez, en la parte inferior la sobrepresión "empuja" el sur hacia arriba. La combinación de estos dos fenómenos hace que el avión tenga fuerza ascendente. Pero a pesar de que el avión se mantiene alto, hay que decir que también sufre resistencia aerodinámica, lo que provoca una disminución de la velocidad.
La resistencia surge porque el aire frota el sur y el perfil del avión. Al fondo se forman remolinos que frenan el avión. Sin embargo, cuando va muy cerca de la tierra, no hay espacio suficiente para crear turbulencias y no hay resistencia aerodinámica, ya que el aire se comprime entre el ala y la tierra. El avión se desplaza sobre el colchón de aire creado por él mismo. Gracias a ello no hay límites de peso y necesita menos combustible para volar.
Sin embargo, este tipo de aviones de pegar a la tierra sólo pueden circular en zonas llanas, lo que supone un obstáculo, pero hay que tener en cuenta que los desiertos y los océanos ocupan las tres cuartas partes de nuestro planeta. Por eso puede ser muy interesante para algunos archipiélagos como Asia y salvamento marítimo.
La Unión Soviética fue la que más investigó a estos barcos especiales durante la guerra fría. Constituyeron una flota de Ecranoplano, con el objetivo de dominar el mar. Entre 1960 y principios de la década de 1980 los soviéticos elaboraron modelos más espectaculares que los soviéticos. Uno de los más famosos fue el Monstruo del Caspio. Tenía una longitud de 100 metros y circulaba 20 metros por encima de la superficie. A pesar de pesar de pesar de pesar las 544 toneladas de peso, con el empuje de ocho motores logró una velocidad de 550 km/h. Una marca inmensa, porque en la actualidad el gran avión civil Boeing 747 sólo pesa 394 toneladas y sólo mide 70 metros. Además, los soviéticos tenían un proyecto de ecranoplano de 5.000 toneladas que circulaba a 900 km/h, pero el Monstruo del Caspio fue destruido en un accidente en 1980 y la Unión Soviética se destruyó, por lo que el proyecto suspendió.
Hoy en día los barcos voladores tienen resurrección. La ciudad australiana de Sidney celebra anualmente un congreso de expertos de todo el mundo. Los australianos han presentado dos prototipos. Son aviones adheridos al mar para su uso como taxi. Pueden transportar a 8-17 personas a una velocidad máxima de 180 km/h. Sin embargo, los prototipos rusos son los más avanzados. Una oficina de investigación de Nijni-Novorod está a la espera de financiación para desarrollar un ecranoplano de uso marítimo para salvamento. Le llaman Spasatel y cuando un barco se hunde puede trabajar muy rápido. Puede alcanzar una velocidad de 550 km/h, descansar en el mar en olas de cuatro metros de altura y absorber hasta 500 supervivientes. En la actualidad no es posible obtener este tipo de marcas en barco y avión.
Sin embargo, todos estos proyectos se encuentran con una gran dificultad administrativa. ¿Qué son? ¿Barcos o aviones? La separación es muy importante. De hecho, la homologación del avión con el que viajan ocho pasajeros cuesta más de tres mil millones de pesetas (120 millones de libras), mientras que la homologación del buque del mismo nivel se limita a quince millones (600.000 libras). Algunos, sin embargo, exigen a los organismos internacionales que clasifiquen estos vehículos en una sección especial, por sus características específicas.