Glaciares costeros

Sagarna, Andoni

Ingeniaria

El glaciar, para decirlo fácilmente comprensible, es un río de hielo que se mueve lentamente. Desde las cumbres altas se vierte por los valles rocosos, transportando la nieve infundida, que durante muchos años se ha compactado y convertido en corriente sólida de hielo deslizante.
Hielo, pared, jaula, kharrua, lente, cuchara o bebida, siempre hermosa.

Se mueve como una cinta transportadora debido a la gravedad del hielo y a la nieve acumulada en la parte trasera denominada zona de acumulación (1). En la parte inferior conocida como zona de ablación (2), el glaciar pierde hielo por derretirse y evaporarse. Ambas zonas están unidas por una (3) línea de equilibrio. Si el balance es equilibrado (porque la nueva nieve iguala la pérdida), el glaciar será estable y no tendrá grandes avances o retrasos. Sin embargo, a medida que el balance se desequilibre, se avanza o retrocede.

En Alaska llegan al mar unos pocos glaciares. El hielo que avanza roza y mole la roca subyacente, los areniscas y la grava, precedidos por una pila de tierra y piedras (4) llamada morrena extrema.

A veces un glaciar (5) se une al glaciar principal al que añade una franja de morrena (6). La morrena extrema dificulta el avance de la fachada del glaciar. Allí el hielo se funde, se rompe y se divide en iceberg por golpes de mar.

Por debajo de la línea de equilibrio aparece el glaciar agrietado y ranurado (8). El agua que se genera al fundir el hielo se vierte a través de canales y túneles ocultos y cuando llega al fondo facilita el vertido del glaciar actuando como un lubricante. Finalmente sale cargado de lodo por debajo del extremo (9). Mientras se acumule más nieve o hielo que la que se derrite o evapora en el glaciar, éste avanzará, pero si empuja el pétreo extremo que sostiene hacia aguas más profundas, la velocidad de avance aumentará enormemente.

El glaciar se rompe rápidamente y el frente se detiene en aguas menos profundas. Se forma una nueva morrena y el glaciar reanuda hacia delante. Por ello, los frentes de los grandes glaciares litorales están siempre cambiando. Crecen y disminuyen cíclicamente por su dinámica interna, en función de las condiciones que encuentran en los valles que atraviesan y en la zona extrema. Los fenómenos meteorológicos prolongados y los cambios permanentes en los regímenes de precipitación también pueden afectar al comportamiento de estos grandes ríos de hielo.

Es especialmente interesante el atestado antes mencionado. Un glaciar que normalmente se desplaza lentamente puede alcanzar una velocidad mucho mayor durante un breve período de tiempo. La velocidad aumenta entre diez y cien veces. Antes de este cambio (A) el glaciar contiene grietas y túneles por los que se vierte el agua. Si este sistema queda bloqueado por alguna razón, la presión del agua sube y desliza parte de la corriente de hielo. Este tramo se desplaza rápidamente en pendiente (C). Al igual que las cadenas de una excavadora, el glaciar se vibra y dispersa. El fenómeno termina bruscamente cuando el agua vuelve a encontrar la solución. Estos matorrales se producen en unos pocos glaciares de Alaska y a menudo se producen de forma totalmente imprevisible.

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