El uso de radiofrecuencia y calor de dos polos en las lesiones del ligamento cruzado de la rodilla es efectivo en el 90% de los casos, además de acelerar la recuperación del paciente. Esta técnica ha sido aplicada por especialistas del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra, por lo que han obtenido el Premio Nacional de Investigación en Medicina Deportiva organizado por la Universidad de Oviedo.
De acuerdo con lo que propone este estudio, la radiofrecuencia de dos polos y el calor generado por el propio tratamiento deben ser utilizados para tensar el ligamento siempre que no esté roto. Para empezar, en una radiofrecuencia determinada se aplica calor al ligamento que está 'dado'. Después, con los avances de la tecnología, se contrae el ligamento y finalmente se estira o al menos vuelve a la situación inicial. Ese es, digamos, el ‘camino’ que hace el ligamento lesionado. El primer paso, la contracción del ligamento, puede explicarse fácilmente con un ejemplo claro. ¿Qué ocurre cuando echamos una rebanada a una sartén calentada? Al tener mucha agua y fibra se contrae. Los ligamentos también tienen un alto contenido en fibra de agua y colágeno, que se contraen y estiran aplicando calor a una radiofrecuencia determinada al ligamento que está dado.
Esta técnica, además, se aplica a través de la artroscopia, por lo que se trata de una intervención menor. La recuperación con este tratamiento es mucho más rápida y hay muchas opciones para que el resultado sea satisfactorio, claro está si el tratamiento se aplica correctamente. El tratamiento es apropiado para personas con lesión parcial del ligamento o con el ligamento 'dado', ya que vuelve a tensar el ligamento y permite hacer deporte en tres meses.
El trabajo de investigación se puso en práctica con treinta deportistas en tratamiento en la Clínica Universitaria de Navarra. El Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología ha colaborado con el Departamento de Radiología, ya que tras la intervención se realizó un seguimiento de pacientes por resonancia magnética durante al menos un año. De ellas, el 90% obtuvieron buenos resultados, el resto se recuperaron con técnicas convencionales, pero tardaron más tiempo. Parece, además, que el tratamiento es más apropiado para personas que realizan deporte habitualmente en su tiempo libre o para personas adultas, así como para deportistas veteranos con las rodillas afectadas.
Pero no olvidemos que el tratamiento no sirve para los casos de rotura del ligamento cruzado. El siguiente paso deberá ser dar respuesta a ello, ya que nadie pone en duda que la rotura del ligamento cruzado anterior es una lesión grave y habitual. Futbolistas y esquiadores son los que más sufren, pero también es habitual en otros deportes en los que la rodilla está sometida a torsiones, giros y contactos violentos.
La rotura del ligamento puede provocar una interrupción del deportista de entre seis y ocho meses; además, si el ligamento se rompe completamente, hay que aplicar cirugía y completar la rotura con un trozo de otro ligamento o tendón. Después se endurece durante varios meses y se forma un nuevo ligamento cruzado anterior.
Es cierto que las mujeres deportistas rompen más el ligamento de la rodilla que los hombres, y los científicos han descubierto la razón. Las piernas femeninas son más rectas y eso puede ser la causa de más lesiones.
Tras varios ensayos, los investigadores descubren que cuando las mujeres saltan sus rodillas están más juntas y rectas. Como prueba, les pidieron que corrieran de diversas maneras y que pasaran por una plataforma y midieron su fuerza en diferentes direcciones. Entonces se dieron cuenta de que las mujeres hacen más fuerza de torsión con las rodillas.
El desplome brusco de la rodilla o la excesiva presión puede romper el ligamento cruzado anterior. Este tipo de lesiones son casi ocho veces más comunes en las mujeres que en los hombres, como el baloncesto, el fútbol y el voleibol.
No obstante, existen numerosas hipótesis al respecto. De hecho, también se ha utilizado el ciclo menstrual para explicar la mayor frecuencia de este tipo de lesiones en las mujeres. Durante el ciclo menstrual, además de estar alteradas las hormonas, los ligamentos están más tranquilos en general. Esto, entre otras cosas, aumenta el riesgo de lesión, sobre todo en días próximos a la ovulación.