Según el propio Carlos Redondo, hace 25 años ya se oía algo sobre la investigación. El actual director de Ikerlan, en 1974, junto con otras 7-8 personas, abandonó la Escuela Politécnica de Mondragón y comenzó a trabajar en la estructura de Ikerlan. "Para que esto sucediera hubo que fusionar varios factores. Por un lado, el papel del entonces Lankide Ahorro, que pretendía crear algo relacionado con la investigación. Por otro lado, se reunieron alrededor de 30 cooperativas comprometidas con subvencionar alguna iniciativa de este tipo. Por último, la Escuela Politécnica aportó recursos humanos. El propio Caja Laboral Popular realizó infraestructuras y edificios y se creó Ikerlan". El centro tecnológico Ikerlan se estructuró así, sobre tres pilares, a través de la iniciativa conjunta de las cooperativas, Caja Laboral y la Escuela Politécnica.
El actual socio de Ikerlan está formado por 30 cooperativas de la entonces y otras 10 empresas, entre ellas alguna sociedad anónima. "Hasta 1982 fuimos un equipo totalmente privado. Como todos los centros de investigación, cada año teníamos déficit, ya que no había subvenciones públicas. Todas las compras de tecnología genérica eran asumidas por las empresas, el resto lo sacábamos nosotros con proyectos que hacíamos para esas empresas. Sin embargo, en un principio las empresas también llegaron a financiar el 75% de nuestra actividad, un 25% la conseguíamos mediante la autofinanciación". Todos los inicios son bastante difíciles, y Ikerlan supo afrontar la situación poco a poco, ya que cada vez se realizaban más proyectos. En 1980 se produjo un primer paso significativo. Ikerlan es un centro tecnológico sectorial creado con el objetivo de trabajar en el campo de la máquina herramienta, los electrodomésticos y la electrónica. El propio edificio del centro es el reflejo de esta idea o intención, ya que además del edificio central tiene otros tres. "Entonces nos dimos cuenta de que no podríamos avanzar demasiado en ese camino, ya que la tecnología no distingue áreas o sectores. Por lo tanto, eliminamos la importancia de las áreas y damos importancia a las tecnologías, a las tecnologías y a su especialización".
Sin embargo, el cambio más significativo se produjo en 1982, tras la firma de un acuerdo de colaboración con el Gobierno Vasco. "La participación de las empresas se hizo casi simbólica, en torno al 7%. El Gobierno Vasco asumió hasta el 50% en base a proyectos de diseño tecnológico". En opinión de Carlos Redondo, en aquella época el Gobierno Vasco tenía mucho interés en consolidar la estructura de investigación que se estaba creando, para completar la red de centros tecnológicos, que hasta entonces no había nada. Por un lado estaban Inasmet y Labein, sobre todo centros experimentales, por otro el CEIT de la Escuela de Ingenieros de San Sebastián e Ikerlan, centro de iniciativa privada. La firma del primer acuerdo de colaboración fue la base de la actual red de centros tecnológicos, que se sumaron a la firma del acuerdo. "Este tipo de centros normalmente son deficitarios, ya que no podemos estar continuamente transfiriendo tecnología a la industria sin este conocimiento. La adquisición de la tecnología que nosotros llamábamos genérica fue el compromiso del Gobierno en el acuerdo con los centros. Por lo tanto, cerca de la mitad de nuestra actividad era costeada por el Gobierno Vasco y el resto por proyectos con empresas".
Si bien desde el punto de vista organizativo muchas cosas han cambiado desde el principio, desde el punto de vista de las tecnologías, la trayectoria del centro de Arrasate ha cambiado, pero hay cierta fidelidad. "No hemos renunciado a las tecnologías que adquirimos o teníamos voluntad de apropiarnos en la creación del centro. Teníamos la electrónica, la mecánica, la informática técnica y la producción, y creo que estas cuatro tecnologías básicas, con otros nombres y con los nuevos nudos y formas que pueden surgir de la evolución de la tecnología, no han cambiado a lo largo del tiempo".
Pero las cuestiones de fidelidad no se limitan a las tecnologías en Ikerlan. La ideología también tiene su importancia en este centro tecnológico. "Desde el principio somos una cooperativa. La mayoría de los centros tecnológicos han evolucionado y han adoptado una estructura fundacional, pero yo creo que ser cooperativa no es un obstáculo para el sistema de funcionamiento interno del centro tecnológico".
Desde fuera, puede que parezca extraño que mientras el resto sean fundaciones, nosotros sigamos siendo cooperativas, pero creo que los trabajadores de aquí no queremos renunciar a las ventajas de ser una cooperativa de servicios dentro de un potente grupo cooperativo. Estamos dispuestos a trabajar con cualquier empresa, pero sería difícil cambiar nuestras características. Si hiciéramos un referéndum interno no creo que nadie quisiera cambiar. Esto lo hemos hecho entre todos, nuestro patrimonio está aquí, participamos en las decisiones… es importante. El resto de centros se han convertido en fundaciones, pero creo que eso es porque la estructura asociativa que tenían no les beneficiaba y porque el dinero lo permite ser una entidad sin ánimo de lucro".
En este momento Ikerlan se estructura en tres áreas: electrónica, tecnologías de diseño y producción y energía. El área de electrónica se divide en cuatro áreas: automática e ingeniería de control, sensores y visión artificial, electrónica y comunicaciones, software avanzado e inteligencia artificial. El punto de encuentro de todos estos departamentos es el taller de prototipos electrónicos, donde se realizan los prototipos resultantes de los proyectos. En el ámbito de las tecnologías de diseño y producción existen también varias áreas: departamento CAD-CAM, departamento de sistemas de producción, departamento de ingeniería mecánica, oficina técnica o taller de prototipos. El tercer campo de investigación es el de la energía, sin departamento, pero que está estudiando temas como la climatización y el confort, la combustión, las energías renovables, el buen uso de la energía, los nuevos sistemas de generación de energía, etc.
Esta sería la estructura actual de Ikerlan. Estructura sí, pero ¿para qué? "Nosotros sólo hacemos proyectos. Y si es necesario, lo que nos diferencia, lo que nos coloca en mejor posición respecto a los demás, son proyectos de desarrollo de productos. El 70% de la investigación bajo contrato con empresas se centra en el desarrollo de producto o mejora del producto existente.
Siempre trabajamos por encargo, y ahí hemos hecho de todo: El desarrollo de todos los productos domóticos que Fagor está lanzando al mercado, los sistemas de control y electrónica de ascensores, los sistemas de electrónica en máquinas de bebidas, el metro de Bilbao en el ámbito del transporte, los sistemas de señalización aeroportuaria y todo lo que no se puede decir en el ámbito industrial.
He hablado de la diferenciación y precisamente al hablar hoy en día de la competitividad, hay que hablar de abaratamiento de costes y de aspectos diferenciales. La reducción de costes es cada vez más difícil, ya que el mercado es globalizado y es poco factible. Por tanto, tenemos que ser competitivos, pero a través de la especialización, y en nuestro caso en la innovación de productos".
Según el director de Ikerlan, el centro tecnológico de Arrasate trabaja por encargo. Sin embargo, hay una gran diferencia entre tener que ir en busca de encargos o que los encargos lleguen por sí mismos. En ese sentido, Ikerlan no está en mala posición. "Todavía estamos en el mercado de demanda, nos llega más de lo que podríamos ofrecer. Eso quiere decir que todavía nos queda elegir. La verdad es que, aunque crecemos constantemente, estamos totalmente satisfechos. En Ikerlan tenemos ahora un equipo de 150 personas y creo que estamos en la frontera, pero en el siguiente plan estratégico tenemos que profundizar en el tema del crecimiento. Este mismo año hemos tenido que denegar algunos proyectos porque no teníamos suficiente gente para responder correctamente a los trabajos". La condición de cooperativa, y además ser cooperativa del grupo MCC, puede tener que ver con la abundante situación de Ikerlan. "Un tercio de nuestros proyectos son financiados por instituciones públicas, principalmente por el Gobierno Vasco, otro tercio pertenece a empresas de MCC y el último tercio corresponde a otras empresas. Es decir, dos tercios de contratos y un tercio de entidades públicas".
Según se desprende de las palabras de Carlos Redondo, Ikerlan está muy bien situado entre los centros tecnológicos del País Vasco. "Periódicamente mantenemos acuerdos de colaboración con el resto de centros tecnológicos, así como con Mondragon Unibertsitatea en materia de investigación, en este caso de forma continua. También tenemos relaciones con otros centros de investigación internacionales, según los proyectos, hemos trabajado con el MIT (Massachussetts Institute of Technology), estamos trabajando con la Universidad de Glasgow, con la Universidad de Berkeley en California…".
Ikerlan también ha dado pasos internacionales, pero no como en el mercado local. "Normalmente no vamos a Europa a buscar financiación. A veces nos vamos porque alguna empresa nos pide ayuda en un proyecto concreto; otras veces estratégicamente, para poder acceder a una nueva tecnología, puede ser interesante para nosotros. Las posibilidades de trabajar en Europa son enormes, pero si nos fijamos en ella, se puede olvidar la realidad de aquí. Por lo tanto, en lo que respecta a Europa, somos bastante selectivos y tenemos el límite puesto: Los proyectos europeos pueden suponer un máximo del 10% de nuestra actividad. Estamos aquí y nuestro trabajo es hacer la transferencia de tecnología aquí. Los acuerdos de colaboración con el resto del mundo son puntuales en función de los proyectos".
El presente de Ikerlan parece sano y, aunque no se puede predecir el futuro, parece que el futuro, a la vista de dónde y en qué circunstancias parte, puede ser próspero. De cara al futuro de la investigación en el País Vasco, Carlos Redondo se muestra optimista porque, además de la asociación de centros tecnológicos, es donde se encuentra, entre otras cosas, la red vasca de tecnología. "Ahora se está estructurando una potente red de investigación. Uno de los principales objetivos del Plan de Investigación 2001-2004 es la consolidación de la red vasca de tecnología, lo que tiene importancia. En la actualidad, en cuanto a investigación y desarrollo, estamos en el 1,3% del producto interior bruto, frente al 0,3% de 1982-83. El progreso ha sido enorme, aunque estamos más lejos que Europa. Pero nos estamos acercando. Además, ten en cuenta que todos los que estamos en esto, incluidas las empresas, tenemos muy claro que sin impulsar la investigación y el desarrollo no tenemos nada que hacer".
No se puede predecir el futuro porque no es fácil saber si las cosas pueden cambiar o no. Sin embargo, en Ikerlan se está trabajando en la estrategia para los próximos años. Y tienen más de un reto. "Como estamos viendo en la elaboración del Plan Estratégico para los próximos cuatro años, debemos modificar la estructura de Ikerlan. Hasta ahora hemos estado organizados en diferentes ámbitos, pero creo que vamos a apostar por el desarrollo de productos. Es posible que se cree una unidad de desarrollo de productos que englobe todas las áreas de electrónica, mecánica y prototipos. También estructuraríamos una nueva unidad más relacionada con el diseño, la producción y la gestión empresarial. Y la tercera unidad sería la energía.
Nuestro constante reto es ver cómo evoluciona la tecnología, analizar qué nuevas tecnologías se crean y seleccionarlas en función de ello. En este momento queremos apostar por la optoelectrónica y los microsistemas, ya que las tecnologías microscópicas o nanotecnologías están adquiriendo gran fuerza en todos los países desarrollados. Luego en el ámbito de las energías, estamos apostando por nuevas fuentes de energía, por las pilas de combustible de pequeña potencia". Por lo tanto, si la apuesta por tecnologías de pequeño tamaño es adecuada, el futuro puede ser grande.
Años 1975-77. Nada más nacer, se presentó en Ikerlan el primer microprocesador realizado en el País Vasco y dos años después el primer robot industrial. "Entonces teníamos una obsesión por dominar la tecnología y los que más tecnología recogían eran los robots, por eso empezamos a trabajar con la robótica. Los robots reunían ingeniería mecánica, diseño de prototipos, electrónica, sensores, control, electrónica de potencia, etc. Realizamos un robot, no para su explotación comercial, sino para la adquisición de nuevas tecnologías y su posterior utilización en la industria. Fue importante porque entonces empezamos a crear diferentes departamentos del centro".
Año 1982. Firma del acuerdo de colaboración con el Gobierno Vasco.
Año 1984. Por encargo del Gobierno Vasco, Ikerlan realizó un plan de difusión de las tecnologías CAD-CAM y microelectrónica. Se realizaron cursos en empresas, por un lado, para incidir en la importancia de las tecnologías microelectrónicas en el desarrollo de productos y facilitar el acceso a las mismas, y por otro, para enseñar a implantar sistemas CAD-CAM en las empresas. "Fue una gran labor divulgativa y la propia obra fortaleció el centro en estas áreas".
Año 1985. Ikerlan participó por primera vez en un proyecto europeo. "Creo que fuimos los primeros centros tecnológicos de aquí en participar en un proyecto internacional. Se trataba de un proyecto sobre sistemas de fabricación flexible, y en Ikerlan utilizamos una gran infraestructura, ya que instalamos la primera célula de fabricación flexible que se construía en el Estado".
Año 1994. Ikerlan envió un proyecto al espacio. "Por sus características la tecnología espacial no es difícil, pero sí es posible que los procedimientos, la forma de realizar el trabajo, los requisitos, la normativa de calidad y la incorporación a los proyectos. Lo hicimos a través de la Agencia Espacial Europea, pero también hemos conseguido contratos de empresas para poner en marcha el proyecto. No hemos querido dar demasiada importancia a esta línea, aunque es bueno tener las puertas abiertas en la tecnología espacial".
Año 1994. Se decidió abandonar el ámbito de la robótica industrial, que servía para captar tecnología pero no para transferirla. Esto fue importante para Ikerlan por la repercusión que tuvieron en aquella época los robots. "Los robots industriales que hemos construido ya no se fabrican. De hecho, fue imposible afrontar la competitividad de las empresas extranjeras. Sin embargo, sabíamos que la robótica para abordar nuevas tecnologías es muy interesante, por lo que nos adentramos en la robótica móvil y la robótica espacial. Allí desarrollamos los primeros robots móviles, con la misma filosofía inicial, sistemas mecánicos, sistemas móviles, sensores, sistemas de visión artificial…. porque teníamos que dominar. Sabíamos de antemano que tendríamos pocas aplicaciones industriales, y la mayoría de los trabajos de robótica móvil que hemos llevado a cabo los hemos desarrollado en proyectos de, pero con una pequeña aplicación industrial".
Año 1998. Inauguración del centro de energía en Miñano, Parque Tecnológico de Álava.