Cómo prevenir la hepatitis

Agirre, Jabier

Medikua eta OEEko kidea

Los principales tipos de hepatitis son cuatro, cada uno por virus (hepatitis A, B, C y D), y a pesar de que los síntomas son bastante similares en todos los tipos, la forma de contagiar la enfermedad varía. La hepatitis no significa que en la actualidad sea imprescindible tomar medicamentos, ya que en algunos casos la enfermedad se cura espontáneamente. Sin embargo, conviene tener las cosas claras y tener en cuenta algunas recomendaciones generales. Hepatitis Tipo A Hepatitis B Hepatitis C Hepatitis Tipo D Hepatitis Derivadas de medicamentos Alteración de defensas

Algunos virus entran en nuestro cuerpo y no destacan hasta que pasan mucho tiempo, en algunos casos el virus puede pasar años sin producir ningún síntoma en nuestro cuerpo, ‘en silencio’. Y eso es lo que ocurre en la mayoría de los casos de hepatitis. Según el consejero de Hepatología del Hospital General de Valencia, Moises Diago, “además de los grupos de riesgo y de las personas ya diagnosticadas, un 2% de la población ha estado en contacto con el virus de la hepatitis, aunque no se ha dado cuenta de ello. Y por ello, en los últimos años cada vez son más los pacientes a los que se diagnostican hepatitis crónicas adquiridas hace muchos años”.

En estos casos no aparecen síntomas cuando se produce la infección. Por ello, es conveniente realizar revisiones médicas periódicas para descartar el riesgo de hepatitis por miedo. ¿Cuándo está justificado el miedo? Sobre todo en el caso de personas que han recibido transfusiones de sangre antes de 1990, ya que hasta entonces la transfunción de sangre (es decir, la toma de sangre, la no donación) era la principal vía de transmisión. Posteriormente se pusieron en marcha los controles necesarios para detectar y descartar la sangre infectada, quedando el problema en vías de solución.

Clasificación

Cuando destaca la hepatitis, es decir, cuando comienzan los primeros síntomas, al menos en las primeras etapas, aparece como una gripe: malestar, fiebre, dolor muscular, pérdida de apetito, náuseas, vómitos y diarreas. Si la enfermedad progresa, aparece el dolor amarillo, es decir, el color amarillento de la conjuntiva cutánea y ocular, que técnicamente se llama ictericia, el olor bucal y un sabor amargo continuo en la boca. A su vez, la orina se oscurece, adquiere un color similar al té y las heces se blanquean, a la vez que aparece dolor abdominal.

El 90% de todas las inflamaciones o inflamaciones hepáticas (y la hepatitis no es otra cosa, una inflamación del hígado) son producidas por virus. Y el resto de razones son diferentes. La transitoriedad y/o la cronificación de la enfermedad dependen del virus causal, pero hay factores genéticos aún desconocidos y el sistema de defensa de la persona también tiene que ver con la evolución de la enfermedad.

Hepatitis víricas

La vía de transmisión de este virus es fecal/general, es decir, se transmite principalmente a través de heces o heces y aguas sucias, o por ingerir alimentos que han estado en contacto con este agua. Antiguamente eran muy abundantes en las guarderías, ya que los niños se tocan muchas veces y luego se llevan los dedos a la boca, pero hoy en día las condiciones sanitarias han mejorado, por lo que es menos frecuente. Este tipo de hepatitis son las mejores y siempre se curan por su cuenta. Sin embargo, existen una serie de recomendaciones generales a tener en cuenta (ver cuadro) para que el cuerpo sobreviva el virus y el daño hepático no sea reparable.

El riesgo de contaminación por transfusiones sanguíneas es actualmente insignificante.

Prevención: si viajas a territorios exóticos donde la incidencia de la hepatitis A es elevada, conviene incluirla. No obstante, en estos territorios hay que tener mucho cuidado con el agua potable.

En este caso, los medios de transmisión pueden ser: la madre puede contagiar al recién nacido (lo que se conoce como transmisión vertical) en el momento del parto, incluso en las relaciones sexuales sin protección (sin preservativo) o a través de la sangre (que constituyen la transmisión horizontal).

Según el doctor Diago, “el 95% de los adultos se recupera totalmente, pero no ocurre lo mismo con los niños: según algunas fuentes, sólo el 5% de los niños se curan completamente”.

En los últimos años los niños se vacunan contra la hepatitis B, por lo que la incidencia ha disminuido considerablemente en los niños. Pero las personas adultas deben tomar las precauciones necesarias (utilizar condón, no compartir jeringuillas, etc.). ), entre el 5 y el 10% de estos pacientes por enfermedad crónica, que si no se controla adecuadamente puede dar lugar a cirrosis o cáncer de hígado a largo plazo.

Se contagia principalmente a través de la sangre y en el 70% de los casos se convierte en un problema crónico. Este es el tipo de hepatitis más frecuente, y a veces se contagia y se manifiesta o destaca durante bastantes años, cuando por cualquier otro motivo se realizan análisis a esa persona.

Prevención (también válida para la hepatitis B): Utilizar preservativos, no compartir herramientas punzantes, ni de limpieza (cepillos dentales, por ejemplo), y en el caso de la hepatitis B, consultar vacunación.

Aparece en personas que ya tienen otras infecciones importantes, siempre junto con el virus B.

Otras hepatitis no víricas

El consumo prolongado de alcohol, y su consumo elevado, puede dañar el hígado y causar una inflamación o hepatitis crónica.

Algunas personas son muy sensibles a ciertos fármacos. Nunca tome medicamentos por su cuenta.

Algunos tipos de hepatitis son autoinmunes: son más frecuentes en las mujeres y suelen estar relacionadas con factores genéticos, enfermedades tiroideas y enfermedades reumáticas.

Recomendaciones generales

Cuando se diagnostica la hepatitis (crónica o transitoria), hay que tener en cuenta para un control total:

  • No beber alcohol.
  • Dieta sana y equilibrada y comer de todo. Consume productos frescos (te trae vitaminas y minerales).
  • Acudir al especialista de hígado (hepatólogo).
  • ¿Ejercicio o descanso? Pausa casi completa en la fase aguda. Después, conviene hacer ejercicio, a menos que tomes medicamentos antivirales.
  • Llevar una vida normal sin contaminar a nadie (cuidado con los útiles de limpieza). Utiliza preservativos en tus relaciones sexuales.


Para más información:
Tel. : 96 3509 91 87
(manual)
www.lahepatitis.com
(común)
www.aeeb.org
(muy especializado)

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