Javier Arostegi: Antes de explicar la técnica hay que saber que los depósitos de roca que contienen hidrocarburos son de dos tipos: convencionales y no convencionales. En los almacenes convencionales, los hidrocarburos se encuentran atrapados en los poros y grietas de las rocas, y estos poros y grietas están unidos entre sí, son rocas porosas y permeables. Por tanto, si se realiza un sondeo, la escorrentía, ya sea líquida o gaseosa, se vierte espontáneamente al exterior, ya que se encuentra a alta presión en el almacén. Es como cuando hacemos un agujero en la playa: a medida que se quita el agua que llena el agujero, se forma agua en el agujero, ya que los poros que almacenan el agua están unidos entre sí.
Por otro lado, existen almacenes extraordinarios. En estos depósitos, los hidrocarburos se encuentran en los poros de las rocas y en pequeñas grietas, pero en comparación con las anteriores, los poros no están unidos, no son permeables. Por lo tanto, en el caso de que se realice un pozo, sólo se extraerá el hidrocarburo existente en el lugar del sondeo, evitando el vertido del resto. Precisamente para ello se utiliza la fractura hidráulica para conectar poros y grietas, lo que permite aumentar la eficiencia de la extracción.
Por cierto, estos depósitos extraordinarios son en realidad rocas madre que producen hidrocarburos. En los almacenes convencionales no se producen hidrocarburos, sino que se forman en rocas madre que migran con el tiempo y quedan atrapados en rocas porosas, es decir, en los almacenes convencionales. En los depósitos extraordinarios se encuentran en el mismo lugar donde se han producido los hidrocarburos, en roca madre.
J. A . : Eso es. En la fractura hidráulica se realiza un sondeo hasta la profundidad en la que se encuentra el hidrocarburo y se introduce agua a presión para romper las rocas y unir poros y grietas. De esta forma, el gas fluye al pozo y se recoge.
A partir de 2005 aproximadamente, esta técnica se empezó a utilizar con nuevas variantes. Así, en cada sondeo se produce una fractura hidráulica de forma intermitente. Se llama multi-stage. Además, desde una única plataforma superficial se realizan varios sondeos, en torno a 4-10 en horizontal, en distintas direcciones. Esto permite aumentar la superficie explotada y mejorar la extracción.
Para que el agua rompa las rocas, primero hay que perforar el tubo. Esto se hace mediante pequeñas explosiones. De esta forma se crean orificios en la tubería por los que sale el agua a alta presión para agrietar las rocas.
El agua contiene una serie de sustancias mezcladas. Aproximadamente el 5% que se inyecta es arena, cuya misión es impedir el cierre de fisuras. Además de la arena, contiene otras sustancias para aumentar la eficacia del procedimiento, como los moduladores de viscosidad para que la arena fluya correctamente, los anticorrosivos para evitar la oxidación de los tubos, los biocidas para que las bacterias no consuman hidrocarburo y produzcan sulfhídrico que dañaría la calidad del gas, el ácido clorhídrico para ayudar a la rotura de rocas, los lubricantes para proteger los tubos, los reguladores de tensión, etc.
Itxaso Arostegi: Creo que en el núcleo de este interés se encuentra nuestra dependencia de los hidrocarburos. Nuestra sociedad se basa en el consumo de energía, tanto para la producción y adquisición de alimentos como para la obtención del resto de bienes materiales. Y el 80% de esta energía procede de los hidrocarburos. Hay que tener en cuenta que estamos alcanzando la cima del petróleo y el gas, y a ello pretenden dar solución mediante la explotación de hidrocarburos no convencionales mediante la fractura hidráulica.
J. A. Eso es. Al techo de extracción se le denomina pico de hidrocarburos, es decir, el momento en el que se extrae más. A partir de ahí, para conseguir lo que se extraía hasta entonces, se necesitará cada vez más energía.
T. A. No sólo eso, sino que se encarece, ya que lo que queda es más difícil de extraer.
J. A. Por ejemplo, la extracción en el mar es más costosa que en el suelo. Por ello, una vez alcanzada la cima de los hidrocarburos, será necesario invertir más para mantener la producción, lo que en algún caso será económicamente insostenible.
T. A. No obstante, se estima que las reservas de hidrocarburos, incluyendo las existentes en los depósitos extraordinarios, y siguiendo el ritmo actual de extracción, se agotarán para el período 2040-2050.
J. A. En algún sitio sí. Los recursos no son infinitos, y mucho menos los recursos fósiles. Y si tenemos en cuenta que el consumo aumenta…
T. A. Para mantener este consumo y frenar la bajada que viene después de la cumbre, tienen que buscar otras vías. Y una de ellas es la extracción de gas que hasta ahora no se explotaba mediante rotura hidráulica.
T. A. Depende de la escala: a mayor escala, mayor facilidad de uso de esta técnica. En noviembre de 2012 el Parlamento Europeo sacó una resolución ilegal para colocar la primera piedra del reglamento de fractura hidráulica. En principio no lo regula, sólo dice que los países miembros de la Unión Europea serán los que regulen el uso de la fractura hidráulica.
La resolución europea no prohíbe la fractura hidráulica, pero sí impone una serie de condiciones como el cumplimiento de la legislación sobre protección y seguridad ambiental.
J. A. Poco específico, sólo aporta directrices generales.
T. A. Así es. En cualquier caso, deja muy claro que es responsabilidad de cada país establecer una normativa para la extracción de gas de los depósitos extraordinarios. A nivel estatal hay dos hitos. Uno, la Ley de 29 de octubre de 2013, de suministro eléctrico, y aunque parece que no tiene nada que ver con la fractura hidráulica, hace referencia a la técnica y prevé su utilización. De alguna manera le abre la puerta. No regula, modifica la ley de hidrocarburos e introduce un articulito diciendo que autoriza la técnica.
La otra, de 9 de diciembre de 2013, relativa a la evaluación de impacto ambiental, señala claramente que la fractura hidráulica deberá seguir los mismos procedimientos de evaluación de impacto ambiental que otros proyectos.
A nivel comunitario tenemos la Ley 2/2013, de 10 de octubre, por la que se modifica la Ley 16/1994, de Conservación de la Naturaleza. Tiene un único artículo, pero regula las actividades extractivas en sus dos apartados, tercero y sexto. Una de ellas es la fractura hidráulica. Pero sólo los regula en espacios naturales protegidos. Por ejemplo, en la tercera parte dice (sic. ): "cuando estas actividades sean compatibles con los valores ambientales que se protegen, los proyectos de actividades extractivas en espacios naturales protegidos deberán someterse, en su totalidad, a la evaluación de impacto ambiental individualizada que sea necesaria tanto para la extracción como para las instalaciones. Esta evaluación deberá incluir todos los trabajos de restauración a la situación anterior y la recuperación de los valores ambientales existentes".
Y en el sexto dice (sic. ): "la modificación del plan establecerá la morfología adecuada de los ecosistemas y las medidas de recuperación paisajística que el titular de la explotación deberá presentar en el plan de restauración como condiciones especiales para la autorización".
No obstante, sólo afecta a las actividades extractivas que se desarrollen en los espacios naturales protegidos, sin regular el resto de las áreas.
Hay que mencionar también lo que ocurre a nivel local. Y es que, a medida que la zona se acerca, aumenta la oposición a la fractura hidráulica y, a nivel local, muchos ayuntamientos han renunciado a esta técnica. En principio, las declaraciones de los ayuntamientos no tienen valor legal, pero sirven para mostrar la opinión de la ciudadanía.
J. A. Dos pozos estaban a punto de sondear en Vitoria, concretamente en la zona de Subijana, pero finalmente no han sido excavados. En caso contrario, tanto en el pasado como en el presente, el mayor interés por la utilización de esta técnica se encuentra en una amplia autorización de investigación: Gran Enara.
Esta autorización abarca buena parte de Álava y parte de Castilla y León. La Asociación de Hidrocarburos de Euskadi es la entidad interesada en la realización de sondeos y en la utilización de la fractura hidráulica. Así, se han propuesto varios puntos para la realización de los sondeos, que por una razón distinta han ido cambiando. Por ejemplo, en Subijana, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz denegó las licencias de actividad.
Actualmente se están realizando evaluaciones de impacto ambiental y remitiendo estos estudios al ministerio a la espera de su aprobación. Se trata de sondeos de prospección. En la pasada legislatura, los del Gobierno Vasco llegaron a decir que en la autorización de Gran Enara había 185.000 millones de metros cúbicos. Bueno, eso es un montón. Para conocer su disponibilidad es necesario realizar sondeos de prospección.
Ademas de esta autorización, hay otros doce permisos en distintas fases de investigación en toda Euskal Herria sur.
J. A. Aunque aquí no tenemos experiencia, en Estados Unidos llevan años usando esta técnica y sabemos los riesgos que conlleva. En cuanto a los riesgos medioambientales, en primer lugar se encuentra el riesgo de contaminación del agua subterránea, acuíferos. Hay que tener en cuenta que tanto las sustancias que transportan el agua inyectada como el propio gas pueden contaminar el agua.
Es cierto que la tecnología actual tiene medidas para evitarlo, como los revestimientos de pozos, las tuberías que se utilizan, etc. son técnicamente buenas, están bien aisladas. Sin embargo, el riesgo nunca desaparece del todo. Algunos expertos, por ejemplo, señalan que entre un 1% y un 2% de los pozos pueden presentar defectos.
Otro factor a tener en cuenta es la distancia existente entre la capa gaseosa y el acuífero, a mayor distancia, lógicamente, mayor riesgo de contaminación.
Por otra parte, un sondeo de prospección no es una explotación. En las explotaciones hay un montón de sondeos, uno junto al otro, y lo que ocurre en uno puede afectar a otro.
Además del riesgo de contaminación de los acuíferos, se encuentra el agua consumida por la técnica. El agua necesaria para cada sondeo es de 20.000 metros cúbicos, y los sistemas hídricos ya sufren un elevado estrés debido a sequías, consumo excesivo, etc. La fractura hidráulica aumentaría el estrés.
Al margen de las aguas subterráneas existe una gestión del agua que sale del pozo. De hecho, el 50% del agua que entra en el pozo sale al exterior y hay que gestionarlo. El agua es abundante y el agua contaminada, tanto por las sustancias añadidas como por el gas. Hay que tener en cuenta que, junto con el agua y la arena, por cada sondeo se inyectan 100.000 litros de sustancias, algunas de ellas con alta capacidad contaminante y cuyo uso no es totalmente transparente. Esta agua se recoge en tanques o estanques al aire libre y se lleva a la depuradora. Pero no es fácil, es un gran volumen. No sé si estamos preparados para ello. Tampoco haremos referencia a posibles derrames accidentales. Además de los ya mencionados, existe un riesgo sísmico.
J. A. En principio, aunque la intensidad de los microseísmos que se generan como consecuencia de los sondeos es baja, no se puede descartar que un microseísmo producido en un lugar provoque un mayor sexismo en otro. La zona que quieren sondear en Álava no es sismicamente tan inestable como la zona de Leitza en Navarra o la falla de Pamplona, pero el riesgo no es insignificante. El problema es la sismicidad inducida: los microseísmos pueden provocar que entre en juego una grieta o una debilidad que sufre un estrés tectónico.
Además, existe un impacto sobre el suelo. En mi opinión, quizá ese sea el impacto más significativo. Una explotación de este tipo ocupa una superficie enorme. Si es cierto que hay tantos gases como dicen Gran Enaran, significa que para su explotación habrá que hacer miles de sondeos en Álava, miles de plataformas de sondeo.
T. A. Y cada plataforma de sondeo necesita su propia infraestructura.
J. A. Sí, sí. Por eso creo que por la superficie que ocupa habría que descartarla. Es totalmente despreciable. Ten en cuenta que ambas plataformas ocupan aproximadamente un kilómetro cuadrado. Pues bien, tendrían que hacer miles de estas cosas, ya que la explotación del gas sólo permite extraer el gas de una pequeña zona de cada uno.
T. A. Esto supondría la pérdida de terrenos aptos para la agricultura. Y habría que hacer infraestructuras para los vehículos.
J. A. Un sondeo requiere 3.000 viajes de camiones. Camiones pesados.
T. A. A pesar de las nuevas infraestructuras, las actuales se saturarían. Y todos sabemos cómo afecta el transporte a la contaminación atmosférica. Por otra parte, el gas natural y el gas no convencional son más limpios que el petróleo u otros hidrocarburos, ya que al quemarse no liberan tanto gas invernadero. En estos cálculos, sin embargo, no se introduce correctamente el gas fugado, y en los sondeos se emiten bastante gas directamente a la atmósfera.
En concreto, si el gas de invernadero que emite a la atmósfera determina qué tipo de hidrocarburo es el que menos contamina, habrá que tener en cuenta el gas emitido durante todo el proceso, no sólo el que se quema al final. Sin embargo, muchas veces, en los cálculos, no se contempla todo el proceso. No se puede negar que el gas extraordinario al quemarse es más limpio que el petróleo, y no digamos si lo comparamos con el carbón. Pero si tenemos en cuenta el gas que se escapa en la extracción, no es tan limpio como se dice. Técnicamente se considera una extracción más limpia cuando las emisiones de metano son, aproximadamente, inferiores al 3%. Pues bien, en algunas investigaciones fiables, en algunas explotaciones se han medido emisiones del 4-9%.
J. A. El punto de partida es que necesitamos gas. Aproximadamente el 42% de la energía que consumimos en la Comunidad es gas, y todo procede del exterior. Pero si conseguimos sacar el gas que tenemos bajo tierra, no sería la panacea.
J. A. Sí, sí. Parece ser que hay quien está convencido de que el gas de los depósitos extraordinarios compensará el descenso de las reservas de hidrocarburos. Además, dicen que se crearán puestos de trabajo, no sé qué beneficios da... Y eso no es del todo cierto. Hay que ver la cuestión con prudencia. De hecho, el coste de un sondeo convencional es de unos 7 millones de dólares. Pues bien, para que el pozo sea rentable, mil pies cúbicos deberían costar al menos 5 dólares en la boca del pozo. Y en Estados Unidos está comercializando a 3,5 dólares.
T. A. Es decir, está vendiendo por debajo de lo que cuesta, porque recibe subvenciones. Y ese coste de 5 dólares es, además, en la boca del pozo; en realidad es más caro, ya que el transporte y la distribución incrementan su coste, y para ser rentable el precio de comercialización debería ser de 7 a 9 dólares.
J. A. Además, se están ampliando las reservas. La Administración de Información Energética, la AEMA, ya ha bajado las previsiones de gas anormal y no pocas, al menos a la mitad. Los puestos de trabajo también están inflados y, además, no dicen que hay puestos que se pierden.
T. A. Por ejemplo, en agricultura, en turismo...
J. A. Todo está muy hinchado. Normal: deben atraer a los inversores para que pongan dinero para extraer el gas. Y al mismo tiempo no dicen que hay compañías que extraen gas que han tocado fondo. Eso es intentar escapar hacia delante, pero es una burbuja. Sacar cuentas: En Estados Unidos, las reservas verificadas no creo que vayan a ser para más de 20 años, y en Europa las previsiones son aún menores, ya que las cuencas geológicas de aquí no tienen medidas de las grandes. Y aquí la densidad de población es mayor y también la conciencia ambiental. Entonces, aquí hay otras condiciones para la fractura hidráulica.
T. A. Lo primero es bajar el consumo, ir hacia otra sociedad. Y luego es fundamental el ahorro energético y la mejora de la eficiencia energética. Según la prestigiosa consultoría McKinsey, para 2030 es posible mejorar un 30% la eficiencia.
J. A. ¿Pero qué pasa? Dicen que es imprescindible investigar la fractura hidráulica; que no podemos renunciar a saber hasta qué punto tenemos reservas bajo nuestra parcela. De acuerdo, la información nunca es mala. Pero, ¿por qué renunciamos a investigar para mejorar la eficiencia sabiendo que tenemos un 30% de margen de mejora en eficiencia y ahorro? Pues eso se olvida. Porque lo que invertimos en la investigación de la fractura hidráulica no lo invertimos en el ahorro y la mejora de la eficiencia. Por tanto, la inversión en fractura hidráulica supone un retraso en el otro ámbito.
T. A. El tercer paso sería el desarrollo de las energías renovables, lo que requiere grandes inversiones. Eso sí, si continuamos con el camino hasta ahora, lo que se obtendría de fuentes de energía renovables no sería suficiente para cubrir la demanda. De hecho, una vez realizada la extrapolación, necesitaríamos para 2035 un 50% más de energía de la que consumimos actualmente. Por ello, la primera medida debe ser la reducción del consumo, seguida de la mejora de la eficiencia y el desarrollo de fuentes renovables. Sin embargo, en lugar de dar prioridad a ello, se ha dado otra cosa, lo que supone un retraso total. Y cuanto más se retrasa más traumática será la adaptación.
J. A. Porque necesitamos adaptarse a otra situación. Esto es seguro, ya que se acabará el actual. Ante ello, debemos pensar en el plazo para el que planificamos nuestro futuro energético. ¿Lo planificamos para 10 años? Yo creo que tenemos que planificar a largo plazo. Debemos gestionar los recursos de forma eficiente para que las generaciones venideras vivan. Y, por supuesto, los recursos son limitados y, además, su explotación tiene consecuencias medioambientales. Por tanto, a medida que se retrasa, el daño será mayor y la adaptación será más dura.
T. A. No hay otra alternativa: desde una economía globalizada tenemos que ir hacia una economía a menor escala.
J. A. De hecho, en estas escalas la eficiencia en la gestión de los recursos y el ahorro es más fácil.
T. A. Además, hay que tener en cuenta que en algunos usos, en la actualidad es muy difícil la sustitución de hidrocarburos. Y dentro de los hidrocarburos, no todos sirven para todo. Por ejemplo, los aviones queman petróleo y no se puede sustituir por gas. Para priorizar la planificación futura y la transición hacia la sociedad basada en otras fuentes de energía, también hay que tener en cuenta este tipo de cosas.
J. A. Eso es, y mirar a largo plazo y gestionar con una visión de 50 años los recursos: gas, petróleo, carbón... Y, mientras tanto, investigando y presionando para la transición. No hay más.