Todas las especies de los 6 géneros incluidos en esta familia son arbustos o árboles, además de monoicos y caducos. Dentro de los géneros citados se conocen 170 especies distribuidas en zonas templadas y frías del Hemisferio Norte, así como en las sierras de Andes. En cuanto a la península, se mencionan 4 géneros, 6 especies y 2 subespecies, mientras que en el País Vasco se mencionan igual número de género y una subespecie menos.
Dentro del género Alnus, tenemos entre nosotros 2 especies situadas en la península. Aunque Alnus cordata (aliso italiano) es naturalizada, en la actualidad se encuentra en proceso de expansión. El aliso (A. glutinosa) que estamos estudiando en este tramo es un árbol medio que puede alcanzar una altura de hasta 20 metros, inicialmente con copa piramidal y que se va redondeando lentamente y convirtiéndose en irregular, con tronco recto y corteza pardo-oscura. Pujas y hojas jóvenes se enfrentan.
Hojas, bastante grandes 4-10 cm, abovidas, obtusas, aserradas en dos orillas, abortadas y por encima verde oscuras y algo blandas por la parte inferior. Las flores masculinas suelen estar en tres en cada bráctea y las flores femeninas son geminadas en la axila de cada bráctea. Los frutos, avoides, en grupos de 2-5, son apropiados para la dispersión de vientos. Florece de principio a mayo y los frutos maduran en otoño.
A orillas de ríos y arroyos, formando hileras, es un árbol común, incluso en laderas con masa de agua, embalse y humedad freática. En la vertiente cantábrica es abundante, mientras que en las zonas mediterráneas es menor.
En las raíces del aliso se encuentran algunos nódulos de color pardo y en ellos una bacteria ( Actinomyces alni ). Esta bacteria vive en simbiosis con la planta, fijando el nitrógeno atmosférico. Por ello, hay que tener en cuenta la importancia ecológica de este árbol. Por su capacidad de fijación de nitrógeno, puede colonizar suelos muy pobres en presencia de humedad, así como orillas y taludes de agua.
Su madera es muy utilizada, sobre todo por su durabilidad en el agua. Su corteza es rica en taninos, por lo que se suele utilizar como curtiduría de pieles y como astrigente. Dicen que la infusión de las hojas es diurética y antirreumática. También se ha utilizado como parche para curar los forúnculos. La segunda piel del aliso es un remedio contra las muescas serpientes.
Familia: Betuláceos |