Sales minerales: base de la estructura corporal

Aunque sólo el 4% de los tejidos del cuerpo son componentes imprescindibles de nuestras estructuras. Unos están en tejidos duros (huesos, dientes, etc.) y otros en líquidos y tejidos blandos. El cambio en la concentración de sales minerales puede poner en juego la vida. El ejemplo más claro son los peces del mar, que si los ponemos en agua dulce mueren inmediatamente. Por tanto, mantener el justo equilibrio de las sales minerales es muy importante para la vida.

Las sales minerales en el organismo pueden estar en forma de iones o formando moléculas orgánicas, como hidratos de carbono, proteínas o lípidos de grasas. A continuación se analizan las sales minerales más importantes:

    Calcio y fósforo

Son las sales minerales más abundantes de nuestro cuerpo, entre el kilo y el kilo y medio de cada uno; el 99% está en huesos y el resto se distribuye en sangre y otras células.

Su cometido más importante es la función vertebradora de los huesos, pero también tiene otras funciones como la participación en los procesos de contracción y coagulación de la sangre de la fibra muscular. Para poder llevar a buen fin todo esto, una persona adulta necesita ingerir diariamente 800 mg de calcio y fósforo, y en circunstancias vitales especiales (crecimiento, embarazo, lactancia…) las necesidades alcanzan los 1.200 mg.

Tomando 2–3 lácteos al día, podemos llegar a 800 mg. Algunos peces, especialmente las hortalizas de marisco, leguminosas y hoja verde, también tienen un poco de calcio. A diferencia del calcio, muy extendido en la naturaleza, la escasez de fósforo en el organismo es muy difícil. El calcio, por el contrario, lo padecemos más y el ejemplo es la osteoporosis.

    Magnesio

Está principalmente en huesos, músculos y sangre. Su principal función es la estructuración ósea, pero también en la producción de energía y en la formación de proteínas.

En hombres adultos se recomienda 350 mg/día y en mujeres 280 mg/día. Las principales fuentes son las verduras verdes: acelga, espinaca, borraja, brócoli, alcachofa, etc. Los frutos secos, las legumbres, los cereales y el cacao también son ricos en magnesio.

    Hierro

La mayor parte del hierro se encuentra en la hemoglobina (glóbulos rojos de la sangre) y el resto en el hígado y la médula espinal.

La hemoglobina transporta el oxígeno desde los pulmones hacia las células y es también un depósito de oxígeno en los músculos.

Por eso, cuando el hierro no es suficiente, el transporte y la recogida de oxígeno no se realiza correctamente, por lo que un síntoma que se siente es la fatiga y la debilidad. Las mujeres necesitan hierro más que los hombres debido a las pérdidas mensuales.

El hierro se encuentra en los alimentos de dos formas: hemo (sobre todo en los productos de origen animal, excepto la leche); y no hemo, que aparece en los alimentos vegetales: leguminosas, verduras verdes, cereales integrales… Para facilitar la absorción de este hierro no hemo, es necesario tomar los frutos ricos en vitamina C: naranja, fresa, kiwi, etc.

    Fluoros

Tiene una función estructurante ósea y dental con el calcio y nos protege de la acción de la caries. Se necesitan 1,6-4 mg/día y se puede obtener de diferentes fuentes. La tierra y el agua influyen directamente en la cantidad de fluoros que contienen los alimentos, ya que si la tierra es rica en flúoro, también lo serán las hortalizas que crecen en ella.

    Zinc

Se extiende por todo el cuerpo, pero sobre todo en glóbulos rojos, ojos y hígado. El zinc participa en la formación de proteínas y en el uso de la vitamina A.

La persona adulta necesita entre 12 y 15 mg/día, si toma alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, leguminosas, etc.). ), estas necesidades se satisfacen.

    Yodo

Se encuentra sobre todo en la glándula tiroides como parte de las hormonas tiroideas. Por ello, el yodo tiene importancia en todas las funciones que desempeñan, es decir, en el metabolismo, crecimiento, reproducción, etc.

Una persona adulta debería tomar 150 mg/día.

Debido a la abundancia de yodo en las aguas marinas, los peces presentan un alto contenido en yodo. En el caso de las hortalizas, al igual que ocurre con el foso, depende de la cantidad de yodo que tenga la tierra.

En zonas alejadas del mar, la escasez de yodo provoca la aparición de un bocio endémico. La característica más destacable es el aumento de la zona del collado, para evitar este tipo de situaciones es recomendable tomar sal enriquecida en el yodo.

Dado que las sales minerales restantes se encuentran en la mayoría de los alimentos, la introducción de todo tipo de alimentos en la dieta no supone un riesgo de escasez.

Babesleak
Eusko Jaurlaritzako Industria, Merkataritza eta Turismo Saila