Gatibutza: huyendo del fantasma de la desaparición

Zoos llenos de gente los domingos por la tarde, espectáculos de delfines llenos de bulliciosos niños, un jardín botánico diseñado como un laberinto... No son meros lugares de ocio para personas que no tienen otra tarea. Son la última opción de algunas especies en peligro de extinción, es decir, la posibilidad de salir de la agobiante presión del medio y volver a empezar.

La acción humana ha conducido a diversas especies en peligro de extinción, es decir, a la turbulencia de la extinción. La única vía para hacer frente a ello es mediante la creación de poblaciones cautivas estables, la conservación de los individuos en medios controlados y vigilados por el hombre. Esta estrategia se denomina conservación fuera de lugar o ex situ. Cuando las especies no pueden ser conservadas en sus espacios naturales o tenemos tiempo en nuestra contra, la única opción es la conservación fuera de lugar. Sin embargo, no hay que olvidar que la conservación ex situ y la local son complementarias

.Conservación fuera de lugar

La conservación ex situ consiste en el mantenimiento de una especie fuera de su hábitat, en condiciones impuestas por el ser humano o en medio no natural. Puede ser una iniciativa eficaz porque nos permite actuar de forma rápida y precisa. Sin embargo, esta no es una solución a largo plazo, ya que el objetivo principal debe ser la vuelta de las especies a su entorno. De hecho, la interacción de las especies es también un valor a conservar.

Las técnicas ex situ, además de proporcionar información sobre biología de poblaciones y biología reproductiva en el ámbito de la conservación, ofrecen la posibilidad de mejorar las técnicas de vigilancia y gestión, fortalecer pequeñas poblaciones silvestres o introducir nuevas poblaciones. La conservación fuera de lugar puede llevarse a cabo en un espacio artificial creado por el hombre (zoos para animales y jardines botánicos y bancos de semillas para plantas) o en zonas naturales controladas que son ajenas a la especie.

Espacios artificiales

Zoos y acuarios

Tradicionalmente los zoos han sido expositores especializados en la conservación de grandes, coloridos y bellos mamíferos, y los acuarios son salas llenas de peceras que mostraban peces exóticos de colores llamativos. Y es que son los que más interés generan en la sociedad. En consecuencia, parece que en la fauna predominan los animales más grandes, lo que supone una visión equivocada, además de no conocer la mayor parte de la diversidad del mundo, existe un desinterés por su conservación.

Afortunadamente, la política de parques zoológicos está cambiando poco a poco: la mayoría ya no son meros expositores de animales. La investigación se centra en áreas como el conocimiento de la biología de las especies o la mejora de las condiciones de vida de los animales para que sean lo más similares posibles a la vida salvaje. Además del papel que juegan los zoos y los acuarios en la conservación, hay que mencionar y cuidar lo que tienen en el ámbito educativo. Además, los programas de formación para el personal son cada vez más numerosos. En cualquier caso, la aportación más destacable de los zoos a la conservación es la consecución de poblaciones cautivas estables. De este modo, se podría reforzar las poblaciones potencialmente amenazadas de forma salvaje o restablecer las desaparecidas, para lo que partiríamos de los individuos criados en cautividad y no tendríamos que tomar individuos de la naturaleza para abastecer los parques. Además, lo aprendido con especies que hemos tenido cautiverio, puede ser útil para la gestión de poblaciones silvestres.

Jardines botánicos

Los 1.500 jardines botánicos actualmente existentes conservan el 15% de las especies vegetales del mundo, unas 35.000. También se recogen otras tantas especies en invernaderos y jardines privados. Las plantas pueden crecer más fácilmente que los animales en cautividad. Además, la obtención de individuos es muy sencilla, pudiendo sembrar semillas o cultivar beneficios, rizomas o tejidos. Sin embargo, hay problemas: el principal es su ubicación. En la medida en que la mayor diversidad vegetal se encuentra en el trópico, son pocos los jardines botánicos presentes en estas latitudes. A pesar de que, tras importantes gastos económicos en latitudes templadas, es posible el crecimiento de las plantas tropicales (que deben mantener artificialmente sus condiciones de vida), la implantación de jardines botánicos en las zonas tropicales debería ser una prioridad para la comunidad internacional para poder conservar de forma más económica su riqueza.

Bancos de semillas

Los bancos de semillas cumplen una función de garantía para la conservación de las especies. Aunque a lo largo de la historia el objetivo de los bancos de semillas era mantener la variabilidad genética de las semillas agrícolas, en la actualidad constituyen el refugio de la diversidad vegetal mundial. Las semillas de la mayoría de las plantas permanecen durante mucho tiempo en condiciones frías y secas, y cuando es necesario, es fácil enfriarlas. Los bancos de semillas también tienen sus límites. Ciertas semillas, aunque se conserven en condiciones adecuadas, pierden la capacidad de germinar con el tiempo, por lo que ocasionalmente se deben renovar las semillas del banco. Además, hay varias especies (el 15% de la flora mundial) que no pueden conservarse a largo plazo, ya que no tienen un estado de dormitorio o no son capaces de soportar el frío.

Zonas naturales controladas

Debido a sus necesidades, algunas especies no forman poblaciones en zonas artificiales, ya que su coste es muy elevado o no es posible.

En el caso de los grandes mamíferos marinos, por ejemplo, el principal problema de formación de poblaciones ex situ es el elevado volumen de agua necesario. Aunque una piscina es suficiente para unos pocos individuos, para formar una población fértil es necesario buscar otra solución, establecer zonas de agua protegidas. En el río Yangtze, en China, varios investigadores trabajan de este modo con el delfín voladizo (ver cuadro siguiente): han salido de su entorno y han conseguido perpetuar las colonias fértiles en los lagos protegidos, con la intención de volver a introducirse en su hábitat original.

Barreras a la conservación fuera de lugar

La conservación ex situ no tiene como objetivo mostrar reliquias. Siendo un instrumento de conservación de la naturaleza, el objetivo debe ser recuperar poblaciones salvajes de las poblaciones cultivadas de este modo. En definitiva, la conservación fuera de lugar no es un objetivo en sí mismo, sino una solución de emergencia, y esta posible solución tiene varias limitaciones.

En general, aunque la mayoría de las especies de vertebrados pueden crecer y proliferar bajo llave, existen excepciones. Para solucionar estos problemas se han desarrollado técnicas como la fecundación artificial, la transferencia de embriones (implantación de un óvulo fecundado en el útero de la hembra de una especie pariente), la incubación artificial y la técnica de la madre sustituta (cría de crías por parte de los "padres adoptivos" de una especie pariente). En cualquier caso, a pesar de los esfuerzos realizados por los científicos, en algunos casos resulta imposible mantener poblaciones estables en los zoos, el caso del oso panda es un claro ejemplo, aunque tras una adecuada selección de los miembros reproductores compatibles y la afinación de las técnicas de fecundación parece que las cosas van mejorando. En otras ocasiones, al igual que en el caso de las ballenas, el establecimiento de las condiciones de vida que requiere su tamaño es muy caro.

En cuanto a la conservación de los invertebrados, ya se ha conseguido que muchas especies se reproduzcan en cautividad. Sin embargo, los ciclos vitales de algunos invertebrados son muy complejos, ya que la dieta y el medio que demandan cambian.

Asimismo, en la actualidad se presta especial atención a la salud genética de las poblaciones. De hecho, los descendientes entre consanguíneos presentan una elevada tasa de mortalidad.

Para garantizar la salud genética sería necesario mantener poblaciones relativamente grandes y en la práctica esto no es posible. Por ello, se analiza detalladamente el linaje genético de los individuos que se llevan a los zoos y se evita la asociación de individuos con parentesco genético.

Sin embargo, a largo plazo se preferirían las líneas de individuos mejor adaptadas al cautiverio por selección natural y al volver a sus zonas de vida originales tendrían reducida su capacidad de supervivencia. También tenemos problemas políticos de gestión: Para llevar a cabo iniciativas como “ex situ” es necesaria una fuente de dinero constante y una política de seguimiento institucional; si cualquiera de ellos está suspendido, se pueden perder especies. Además, si los esfuerzos por el desarrollo de las poblaciones se llevaran a cabo en una sola zona, si hubiera una catástrofe, la población desaparecería.

A la hora de establecer nuevas poblaciones debemos tener en cuenta el comportamiento de las especies. Diversos mamíferos y aves muestran comportamientos sociales y aprenden de sus padres la interacción con el entorno: cómo conseguir forraje, criterios migratorios, etc. Por ello, es necesario entrenar para lo que encontrarán en la vida salvaje antes de liberar a los individuos de las especies con conducta social, por ejemplo, en individuos salvajes. Asimismo, es muy importante reducir al máximo la relación con el ser humano. Los individuos que han tenido contacto con los cuidadores pueden considerar al hombre como "amigo" cuando en la realidad es más fácil ser rival.

Aplicaciones de conservación fuera de lugar

Reintroducción de especies

Si una especie ha desaparecido en una zona del área de distribución, nosotros podemos restaurarla. La nueva población puede estar formada por individuos cultivados ex situ o silvestres. Sin embargo, si los factores que dieron lugar a la extinción de la especie no han desaparecido, no tiene ningún sentido intentar establecer una nueva población. También hay que tener en cuenta la opinión de la sociedad, que condicionará en gran medida el éxito de la viabilidad de las nuevas poblaciones asentadas. En muchos casos sería necesario poner en marcha programas educativos. Tampoco estaría de más abordar las vías para hacer frente a los efectos económicos que la especie reintroducida podría causar sobre la población humana de la zona, como es el caso de las acciones llevadas a cabo para la reintroducción del oso esloveno en los Pirineos.

Introducción de especies

Busca la implantación de una especie en un medio históricamente diferente. En muchas ocasiones, una especie no puede ser reintroducida en su medio de origen, ya que el agente causante de la desaparición de la población todavía está presente. La única manera de conservar la especie es liberarla en un medio que más se ajusta a ella.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la especie es completamente nueva en la zona y que va a provocar un cambio profundo en la zona. Antes de proceder a su suelta se debe comprobar con precisión si la introducción puede causar daños a alguna de las especies amenazadas. En Euskal Herria tenemos un claro ejemplo de cangrejo de río americano. Esta exótica especie, además de representar el cangrejo de las regatas autóctonas, ha reducido las poblaciones de otras especies por su agresividad como depredadores. El Oreina de Aita David también ofrece una gran oportunidad de acceso.

Fortalecimiento de la población

Otra aplicación destacable de la conservación fuera de lugar es el aumento individualizado de las poblaciones reducidas. El aumento de individuos cultivados ex situ en poblaciones pequeñas, además de aumentar su variabilidad genética, permite equilibrar las proporciones entre machos y hembras reproductoras para mejorar su eficiencia reproductiva. En la comarca de Urdaibai, por ejemplo, se liberan corzos anuales para reforzar la población de corzo reintroducida.

Hacia el futuro...

A medida que aumenta la población humana, nuestras necesidades ahogan el futuro de muchas especies que comparten con nosotros el planeta. Aunque estamos dando pasos en el campo de la conservación, aunque estamos investigando continuamente nuevas técnicas e iniciativas, si la sociedad no tiene una verdadera concienciación, todos los esfuerzos serán estériles. La viabilidad de cualquier población establecida por el ser humano no se garantiza únicamente con la liberación. Es necesario realizar un seguimiento exhaustivo hasta asegurar la consolidación de la dinámica poblacional y su capacidad de aprovechamiento y reproducción.

XXI. a punto de entrar en el siglo XX, la conservación de la naturaleza no debe ser sólo una preocupación de los científicos. Por ello, hay que destacar con fuerza el papel de la conservación ex situ en la educación. Zoos, acuarios y jardines botánicos deben proporcionar información sobre especies en peligro de extinción y sobre los factores que las han llevado a la ruina. Sólo conociendo la realidad de nuestro entorno se puede abordar su transformación. Las generaciones venideras deberán conformarse con la visualización en el CD de diversas especies que actualmente se pueden ver en los zoos y jardines botánicos. Está en manos de la sociedad que el catálogo de especies de este CD del futuro sea más corto de lo que indican las previsiones actuales.

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