La familia de los Sitidos es un curioso grupo formado por catorce especies agrupadas en cuatro géneros que viven dispersos en casi todo el mundo, siendo la característica más destacada de sus miembros la enorme habilidad para enlosar en troncos y rocas. En Euskal Herria viven dos miembros de este grupo: el pájaro rocoso (Tichodroma muraria) en zonas rocosas y rocosas, y el garrapo (Sitta europaea) en nuestros bosques y bosques.
El garrapo (Sitta europaea) es un pájaro pocolo y robusto de unos 14 cm de longitud, que puede distinguirse a primera vista por su exigente y largo pico cónico. En la parte dorsal presenta un color gris azulado de cabeza a cola, mientras que en la parte inferior es blanco parduzco, con los flancos algo más anaranjados. Por otro lado, presenta una marcada huella negra que recorre el ojo a ambos lados del cuello y llega hasta las alas, mientras que las mejillas y la papa aparecen blancas.
Sin embargo, al ver un pájaro genial, lo más llamativo es sin duda la curiosa y singular marcha de este ave. Y es que casi siempre veremos el garrapo subiendo y descendiendo por los troncos y ramas, con los dedos fuertes apoyando la corteza del tronco y embaldosando. En este trabajo, además, no utiliza la técnica utilizada por los pájaros de la cintura, es decir, no utiliza las plumas de la cola como soporte. Por el contrario, el garrapo sólo se sirve de sus poderosas uñas para sostener los troncos y las ramas, y lo veremos igual en una ascensión sencilla, aunque de cabeza abajo, que se dirige hacia el suelo.
Y es que el garrapo es un pájaro de carácter estrictamente forestal, que en absoluto arranca de la protección de los árboles. Por el contrario, su lugar de residencia es un robledal, marojal y hayedo viejo y compacto, en el que podremos ver, realizando cortos vuelos del tronco al tronco, extendiendo a los cuatro vientos el canto de notas claras repetidas.
El garrapo es un pájaro sedentario que, aunque puede vivir en solitario o en pareja a lo largo del año, cuando llega el invierno, puede acompañar a amilotx, carboneros y otros paridos en pequeños grupos. En esta época, y al igual que la mayoría de los insectívoros, el garrapo mantiene, por defecto, una dieta vegetariana, explotando como alimento avellanas, hayedos, bellotas y otros frutos. Su robusto pico, por su parte, le ayuda en este trabajo: recoge la avellana o cualquier otro fruto duro, la coloca en algún hueco o agujero del tronco, y la sacudida con el pico afilado hasta romper la piel y saborear la miga dulce. A menudo cuenta con varios depósitos de frutos y escondites, suministrados en otoño, para hacer frente al invierno.
Con la llegada de la primavera, el garrapo vuelve a la misma alimentación y se lanza a atrapar insectos y otros invertebrados con entusiasmo, llegando a ser un ferviente limpiador de troncos debido a su peculiar marcha. Y es que el garrapo explota en las superficies troncales, y en los huecos y rendijas de la zona, las chimorras, las orugas y los huevos de invertebrados (especialmente para comer), convirtiéndose así en un peculiar pájaro en un gran cuidador de la salud de la selva.
Pero la primavera también es una época para reproducirse, y en esta obra también hay actividades llamativas. Y es que si los pájaros son carpinteros o carpinteros de las selvas, ¡el garrapo es un fino albañil a la hora de hacer el nido! A principios de abril, el garrapo, tras formar la pareja, elige uno de los antiguos agujeros de un pájaro para dar al mundo a sus pollos. El agujero del pájaro parece un poco grande, por lo que se ve obligado a realizar los trabajos de acondicionamiento. Para ello, la pareja busca un pozo o arroyo en las proximidades del futuro nido y, acercándose a él, comienza a recoger el barro.
Los trozos de barro se recogen con gran cuidado en el pico y se llevan al nido, lo que permite ajustar el agujero del portal a su medida (colocando y manipulando lentamente el barro hasta que se moldea el portal de tamaño adecuado). A su vez, cubren con barro los huecos y ranuras que puedan existir en el interior del nido y, finalmente, recogen trozos de hojas, tapas de tronco y palillos para formar un lecho suave.
Una vez finalizados estos trabajos, y a finales de abril, la hembra pone entre 6 y 10 huevos y deberá realizar un chitaje de 14-18 días antes del nacimiento de las crías, que es la encargada de traer la comida para su compañero. Estos pollos, por su parte, tardarán otros 20-25 días más en abandonar el nido, época en la que los padres tienen que trabajar a tope para satisfacer las necesidades de las crías.
Los garrapos, ampliamente repartidos por Europa, Asia y el norte de África, se encuentran prácticamente en Euskal Herria, excepto en la Rioja Alavesa y el sur de Navarra, donde no tiene el alojamiento adecuado. Y es que, como se ha mencionado, el garrapo necesita bosques viejos y ricos para vivir, algo que no encuentra en estas regiones. En cuanto al lugar de residencia, el garrapo ama selvas extensas y compactas, y se resiste a los bosques aislados o pequeños grupos de árboles.
Por otro lado, prefiere frondosas de tronco granular, como robledales, marojales, y bosques mixtos de castañas, fresnos, tilos, olmos, etc., y en menor medida también se encuentra en hayedos y abetos de hayedo. En cuanto a los encinares y quejigales, no les gusta, y en los pinares es difícil de ver, ya que allí es muy difícil encontrar un lugar apropiado para nidificar.
Ficha técnica GARRAPO Especie: Sitta europaFamilia: |