Enfermedades cardiovasculares: XXI. Epidemia del siglo XX

Agirre, Jabier

Medikua eta OEEko kidea

En muchos países siguen siendo el medio de muerte más abundante, incluso en nuestro país. Los infartos de miocardio, las anginas de pecho, la muerte súbita o los accidentes cerebrovasculares son algunas de las enfermedades cardiovasculares más graves, causadas por la rigidez de las arterias en la mayoría de los casos. Cuando la mujer llega a la menopausia, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares es igual al de sus mayores varones.

En la mayoría de los países industrializados, los hábitos de vida totalmente negativos de sus habitantes hacen que esta patología continúe en constante ascenso. Las autoridades sanitarias realizan campañas de prevención anuales para que la población en general sea consciente de la importancia del problema. No se trata sólo del alto número de muertos que causan estas enfermedades, sino de las invalidaciones prematuras que aparecen en personas cada vez más jóvenes como consecuencia de esta enfermedad.

Tal y como señala el cardiólogo Víctor López García-Aranda, director de la Fundación Corazón de España, "son enfermedades cardiovasculares las que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos. Los más frecuentes son los correspondientes a arterias coronarias, angina de pecho e infarto de miocardio. Le siguen los que afectan a las válvulas del corazón, las arteriopatías de las extremidades inferiores, las enfermedades de la aorta y las enfermedades cerebrales vasculares, como la trombosis y las hemorragias cerebrales".

¿Por qué surgen?

Con el paso de los años es lógico que nuestras arterias se vayan deteriorando, pero se trata de que, además del "daño" que supone la edad, no haya otros daños añadidos.

Aunque se trata de enfermedades diferentes, su mecanismo de formación es siempre similar: las arterias o venas no son capaces de suministrar la sangre y el oxígeno necesarios para que el cuerpo funcione normalmente, y muy especialmente el corazón. Y la principal causa para que la circulación sanguínea no funcione correctamente es la arteriosclerosis, endurecimiento de las arterias. En la pared de las arterias se van acumulando sustancias como el colesterol y el calcio, perdiendo elasticidad y haciendo cada vez más estrechas las arterias.

La necesidad de amputar las piernas, operar en el corazón abierto o lesiones cerebrales por falta de riego sanguíneo son algunas de las situaciones que pueden darse. En otros casos, la muerte puede ser la consecuencia. Los primeros síntomas pueden ser angina de pecho, trastornos de la memoria o de la función renal, mareos o dolor de piernas al caminar. El prestigioso cardiólogo Valentín Fucter, director del Instituto de Cardiología del Mount Sinai Hospital de Nueva York, subraya la importancia de la aspirina en la prevención y afirma: "XX. Es un milagro del siglo XX por sus múltiples características terapéuticas. Por eso es especialmente recomendable, por ejemplo, para todas las personas que han sufrido el primer infarto".

Limpia tu "tubería"

Con el paso de los años es lógico que nuestras arterias se vayan deteriorando, pero se trata de que, además del "daño" que supone la edad, no haya otros daños añadidos. Para que las arterias y venas que transportan sangre estén libres de residuos nocivos es necesario evitar una serie de factores de riesgo:

Tabaco

Es una de las sustancias más nocivas para el aparato cardiovascular. Hay datos que indican que el tabaco es responsable del 30-40% de todas las muertes cardiovasculares. Los fumadores tienen el doble de riesgo de enfermar de los coronarios que los que no fuman, y el riesgo de sufrir una muerte súbita de origen cardiaco es cuatro veces mayor. El tabaco contiene principalmente dos sustancias peligrosas para nuestro cuerpo: la nicotina, que destruye las arterias y provoca alteraciones en la coagulación sanguínea, y el dióxido de carbono, que provoca que el músculo del corazón llegue menos oxígeno de lo necesario.

Colesterol

Se puede controlar mediante una alimentación saludable: poca carne, mucha fécula (patata, arroz), verdura, fruta y pescado (ver cuadro adjunto). Todo ello manipulado con aceite de oliva o con girasol o aceite de soja.

Hipertensión arterial

En este punto, el paciente con tensión arterial alta debería tomar una dieta mediterránea, con poca sal, y seguir estrictamente las indicaciones de su médico sobre medicamentos. No se debe abandonar la medicación ni cuando la tensión esté aparentemente controlada. Por otra parte, los medicamentos son para toda la vida, no sólo para los síntomas.

Diabetes

Los diabéticos tienen más glucosa en sangre y este exceso de azúcar puede dar de alta los vasos que transportan sangre. Todavía para mucha gente las enfermedades son cosa de hombres. Y eso no es del todo cierto. En los hombres pasan un poco más, pero cuando la mujer llega a la menopausia, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares es igual al de sus mayores varones porque las hormonas que protegían de esta enfermedad ya no se sintetizan en su cuerpo. Estas enfermedades son la primera causa de muerte de las mujeres en esta edad, de las 150.000 mujeres que fallecen cada año en nuestro país, la mitad de ellas por alguna enfermedad de este tipo. Por otro lado, en las mujeres de edad avanzada los infartos tienen peor pronóstico que en los hombres, son más graves.

¿Qué podemos hacer?

Sin olvidar las cosas serias y de peso, siempre es conveniente afrontar la vida con una cara alegre.

La prevención y la investigación son factores clave si se quiere entorpecer de alguna manera el avance, hasta ahora imparable, de estas patologías que afectan al corazón. Y por eso los investigadores gastan miles de millones y dedican cientos de horas a buscar nuevas vías de tratamiento o a poner en marcha métodos quirúrgicos menos invasivos y duros que los actuales. Por ejemplo, se utilizan videocámaras muy pequeñas, capaces de maniobrar e informar en la zona afectada (por ejemplo, en la pared de una arteria): se ha reducido tanto el tamaño del instrumental operatorio que las cicatrices que quedan ahora tras la cirugía son muy pequeñas. Son invisibles y han quedado en el lugar aquellas grandes y feas cicatrices de antaño.

Pero para poco sirve tener a nuestro favor los progresos y beneficios de la Ciencia y la Medicina, si después perjudicamos y destruimos el cuerpo. Por eso son tan importantes los hábitos de vida saludables. La medida de comida adecuada en las grasas, el mantenimiento de un peso ideal para cada cual, el ejercicio frecuente (pero siempre adecuado a la edad y sin excesos), la prevención de situaciones de estrés y la reducción del consumo de alcohol y café son medidas realmente efectivas para evitar estas enfermedades peligrosas e incómodas.

Sin olvidar las cosas serias y pesadas, siempre es conveniente afrontar la vida con una cara alegre. Parece que el riesgo de sufrir un infarto de miocardio es mayor en una hora después de sentir tristeza, tensión, estrés o fracaso. Por el contrario, y según ha demostrado un grupo de investigación de la Universidad Duke de EE.UU., tener sensaciones positivas reduce el riesgo de sufrir problemas cardiacos. Como a menudo nos va a resultar imposible evitar malos momentos y sensaciones de desesperación, la solución está en mantener una actitud positiva y siempre sabiendo ver la parte positiva.

¡Menudo pescado!

Comer al menos 35 g de pescado a la semana beneficia a nuestro corazón y las muertes por infarto de miocardio pueden reducirse considerablemente al disminuir la tensión arterial y evitar la coagulación de la sangre. No es, por tanto, un número demasiado alto, si tenemos en cuenta los beneficios que puede tener.

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