Desde hace mucho tiempo se ha dicho y oído que hay que renovar el aire en ambientes cerrados dejando que entre aire nuevo. La contaminación en el interior del edificio puede producir en algunos casos patología. Los problemas de salud se producirían por dos motivos: porque cada vez se realizan construcciones más herméticas y climatizadas para ahorrar energía y porque la persona urbana de las sociedades desarrolladas pasa más del 80% de su tiempo en ambientes cerrados, más o menos contaminados, tanto en el trabajo como en el ocio.
Las enfermedades que pueden producirse en este tipo de ambientes son de dos tipos:
Sólo en las situaciones de este segundo grupo utilizaré la denominación GES. En la tabla inferior menciono los síntomas más frecuentes y como puede observarse, los más frecuentes se dan en el aparato respiratorio, piel y mucosas, sistema musculoesquelético y ámbito psíquico.
Una de las características principales del síndrome es que no existe ningún diagnóstico específico que pueda encontrar una raíz anatómica concreta de la lesión en el lugar donde aparece la sintomatología. Por otra parte, cuando la persona afectada se aleja de la construcción laboral, los síntomas mejoran o desaparecen. El diagnóstico de RSE requiere descartar el resto de posibles causas, es decir, será un diagnóstico en exclusiva.
No se conoce el mecanismo por el que se originan estos problemas y puede estar influenciado por muchos factores. Los más citados son: mecanismos inmunológicos, infecciosos, factores irritantes y tóxico-metabólicos, mecanismos traumáticos mecánicos, malas posturas, ambiente laboral incómodo (en cuanto a luz, sonido, temperatura, etc.), esfuerzos excesivos, monotonía, horario, organización del trabajo, relaciones entre compañeros, etc.
Según la OMS, las características de los edificios enfermos serían:
Los contaminantes presentes en el ambiente interior de las construcciones son numerosos: gases de calefacción y cafeterías, humo de tabaco, pinturas, plásticos, barnices, disolventes, fibras de vidrio, detergentes, insecticidas, productos cosméticos, fotocopiadoras, bacterias, virus, hongos, etc.
La organización estadounidense NIOSH estudió 356 construcciones que presentaban síntomas de malestar. El problema más detectado fue el de la mala ventilación (52%), seguido de la contaminación interna (17%), la contaminación externa (11%), la contaminación microbiológica (5%), los materiales de construcción (3%) y las desconocidas (12%). Uno de los descubrimientos fue que el 33% de los edificios no mezclaban aire fresco con aire reciclado.
A continuación se detalla cómo se debe realizar la investigación de la construcción enferma:
A continuación se realizarán otras evaluaciones de eficacia con encuestas. En el estudio del SSE al médico le corresponde realizar un diagnóstico diferencial de los síntomas, pero el primer nivel de cadena de las acciones a realizar es el de otros profesionales, como arquitectos, higienistas, ingenieros y especializados en tareas de ventilación y climatización.
Si bien desde el punto de vista de la salud no es generadora de graves consecuencias, hay que tener en cuenta su incidencia en el absentismo laboral, el rendimiento y el confort laboral. Si se tiene en cuenta todo ello, el coste adicional que supone un mejor diseño de las construcciones queda totalmente compensado.