Disfrutando de la física

Hace más de veinte años, los miembros de Elhuyar decidimos publicar una revista. Una vez superados los mil katramiles, en septiembre de 1974, se publicó nuestro primer número. La revista Elhuyar ha seguido trabajando en los diferentes ámbitos de la ciencia en euskera.
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En aquella época casi todo estaba por hacer. Así lo decíamos en el primer número: “... cuando salimos del ambiente de la cocina y de los amigos, partimos de los caminos oscuros, a veces el euskera nos queda vergonzoso. Afortunadamente las cosas han cambiado mucho. Cada vez más el euskera se oye en cualquier sitio y a cualquier nivel y estoy seguro de que Elhuyar ha puesto su gota en este cambio de situación.

En la época en la que se publicó nuestro primer número, yo era profesor de Física y Eléctrica de la Facultad de Química por profesión, por lo que para la revista me tocó trabajar el área de Física. Pero no creamos que en aquel tiempo empezamos a publicar lo que dábamos en la Facultad, ni mucho menos. Tuve que partir de un nivel mucho más bajo y por eso comencé por el primer número de artículos “Partiendo de los caminos de la física”. A través de estos artículos, que duraron años, trabajó sobre conceptos básicos de Física a través de ensayos sencillos. Nuestra intención era, sobre todo, ofrecer material docente a las ikastolas que estaban iniciando en aquella época.

Han pasado los años y con ellos también mi enseñanza de Física, pero no por eso mi afición a la Física. En cambio, a medida que se va introduciendo más en el mundo de la técnica, ahora soy catedrático de Ingeniería Eléctrica, veo más la necesidad de tener claros los conceptos básicos de la Física. Y hay diferentes formas de expresar estos conceptos.

Por supuesto, una de ellas es la enseñanza formal tradicional de la Física, otra la de los ensayos de laboratorio y, por último, hay otra que yo quiero tratar aquí, es decir, a través de ella nos plantearemos una pregunta u otra (muchas veces curiosa) o analizaremos un efecto muy conocido que nos explicará claramente lo que al principio no veíamos o no entendíamos. Por lo tanto, a partir de ahora, ese buen lector, tendrás la oportunidad de revisarlo conmigo, de vez en cuando, de forma que puedas disfrutar de muchas cosas sobre la Física básica. Por eso hemos puesto el nombre inicial: “Disfrutando de la física”. Por lo tanto, ¡que te lo pienses bien!

Rayos de luz

Pantógrafo.

La mayoría de los libros de física parten de la Mecánica, dando paso más tarde a otros campos de la física. La óptica, en esos libros, siempre viene la última. Yo ahora quiero romper esa costumbre y, si no es más, para dar prioridad a una palabra del instinto vasco (quizá sea la única palabra vasca que se ha introducido en todas las lenguas), voy a entrar en el campo de la óptica.

Ilusiones

XVIII. A mediados del siglo XX el Ministro de Finanzas francés era la Etienne de Silhouette de origen vasco. El nombre de Silhouette es sólo de ciberes Zulueta y francés. Nuestro Silhouette o Zulueta estaba muy preocupado por el dinero que la aristocracia de su tiempo consumía al hacer sus imágenes y retratos. En su opinión, existía un camino mucho más barato para conseguir esas imágenes o similares: la que se obtenía a través de la sombra de la persona, y a esto se le llamó “ilusión”.

Sobre este punto se plantean dos hipótesis diferentes. Para algunos el mismo Silhouette inventó el método. Para otros, por el contrario, el método estaba inventado de antemano, pero como era mucho más barato y el Sr. Ministro recomendaba esta vía de ahorro económico, a este tipo de retratos se le denominó “Silhouetter”. De todas formas, tanto una como otra, o ambas a la vez, la conclusión es que las siluetas están ahí, y a través de ellas no sólo quedamos probadas la expansión lineal de los rayos de luz que todos sabemos, sino que le damos un uso práctico.

Hoy en día, por motivos fotográficos, cualquier persona tiene una foto suya o de sus favoritos, pero XVIII. Si volvemos al siglo, entonces las cosas eran muy diferentes. Cada cual tenía que encargar su retrato a algún pintor y además de tener dinero suficiente para pagar su precio, tenía que tener a la tienda suficiente como para estar quieto durante varias horas. En consecuencia, sólo la gente adinerada retrataba.

La ilusión de Schiller.

Por lo tanto, cuando se inventó un método de sombras para tener una imagen personal de alguna manera, la aceptaron enseguida, sobre todo la gente normal. Después, llevados por las tropas de Francia y Napoleón, el camino de la seda se extendió por toda Europa, para después llegar el nuevo sistema a todo el mundo. Es la forma en la que una denominación vasca se ha integrado en lenguas de todo el mundo.

Los cilies tenían el mismo papel que las fotos en la actualidad hasta que la foto-máquina estaba inventada. Estas setas se obtenían mecánicamente y se puede decir que es contraria a la foto. Es decir, si nosotros tenemos que utilizar la luz para hacer fotos, nuestros antepasados, por el contrario, utilizaban la sombra para obtener la imagen.

En la imagen podemos ver cómo se hacían las ilusiones. En un marco se colocaba un papel blanco delgado, en otro punto una vela encendida, y entre estos dos se dibujaba la cabeza (en este caso), dando en el papel blanco su sombra un buen perfil. El entorno de este perfil se dibujaba en lápiz. El papel se quitaba del marco y la imagen que delimitaba el entorno se llenaba de tinta, se cortaba, se pegaba en un papel blanco y estaba hecha la zilueta. Si se quería adaptar el tamaño de la imagen, se podía conseguir mediante un pantógrafo.

Alguien puede pensar que las imágenes así obtenidas serían muy malas y muy alejadas del original. Pues no. La buena ilusión nos recuerda muy bien el original. Una ilusión típica es la del escritor Schiller que vemos en la imagen, realizada en 1790.

En un principio, con una conclusión puramente práctica, más tarde impactó en algunos pintores y se puso de moda el sistema de realización de imágenes con entornos, dando comienzo a una escuela de setas.

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