No es todo lo que tiene oro

Para preservar tierras contaminadas con residuos tóxicos, peligrosos, hoy en día nadie cuestiona la alternativa de las celdas de seguridad. Por ejemplo para tierras contaminadas por HCH. Son suelos a cielo abierto que suponen un riesgo directo e inmediato para la salud pública y el entorno.

VFU

La utilización de las celdas de seguridad como panacea para almacenar todo tipo de residuos contaminantes y peligrosos es totalmente diferente. Esto significaría que seguiríamos produciendo estas sustancias, que se ocultaría el problema y que con ello se retrasarían las políticas de prohibición y uso limitado de determinados productos y residuos.El
lugar y la forma en que se construyen estos depósitos de seguridad es también objeto de debate, en qué condiciones, dónde se ubican, con qué garantía y control, etc.

Sin duda, esta alternativa es una simple recogida de residuos contaminantes y peligrosos y no una sencilla operación de regeneración del entorno o un pequeño movimiento de tierras, aunque en algunos casos así lo han explicado la Viceconsejería de Medio Ambiente e IHOBE.

Por tanto, en este trabajo se debe analizar el impacto ambiental, si bien en muchos proyectos no se tiene en cuenta el siguiente requisito legal: Cantera de Lemoa, Kastresana, Leioa… y ahora Sondika-Loiu. Curiosamente, el estudio de impacto se realizará en el caso de la celda de seguridad de Barakaldo, ya que se trata de un debate más prestigioso en este país o quizá porque el dinero que ha venido de Europa exige cumplir este trámite legal.

La evaluación de impacto ambiental exige necesariamente el conocimiento público de los proyectos y de las medidas correctoras que se adopten para hacer frente al impacto. En consecuencia, un cierto control y participación social de las obras.

Hasta ahora todo se ha llevado con el mayor oscurantismo. El proyecto del aeropuerto de Sondika es un claro ejemplo de ello, ya que ni siquiera los representantes de los trabajadores han tenido información sobre los daños que sufrían hasta que han puesto de manifiesto su amenaza de paralizar el aeropuerto. No digamos nada de la población que vive junto a los suelos contaminados o de la ubicación de la celda de seguridad.

IHOBE

El control social es una garantía más para una mejor ejecución técnica de los trabajos, lo que podría hacer que no volviera a suceder el de Leioa (entorno al centro comercial Sarrienalde). Los lixiviados y otros residuos de lindane (arsénico, cadmio, etc.) se han vertido en grandes cantidades al arroyo Gobelas durante la construcción de la celda de seguridad y después de su construcción. Estos hechos han llevado al juzgado de Getxo a conocer si se ha producido un daño ecológico.
Además, para decidir cuáles son los problemas urgentes a resolver y las ubicaciones más adecuadas, la sociedad debería tener una intervención más directa que la actual.

Hasta ahora sólo se han adoptado medidas cuando el problema de los suelos contaminados ha puesto en cuestión la viabilidad económica del proyecto o infraestructura: El proyecto de ampliación de la cantera de Lemoa, la construcción de grandes zonas comerciales (Max Center en Barakaldo, Pryca en Sestao, Sarrienaldea en Leioa), el corredor del Cadagua en Kastresana, el plan de ampliación del aeropuerto de Sondika… y ahora en Barakaldo para poder especular en los valles de Ansio e Ibarra en la nueva ordenación de la ciudad. No se conocen iniciativas en materia de suelo que favorezcan la salud pública o la protección del medio. Una vez más, el interés económico se ha adelantado.

En cuanto a las ubicaciones, se ha impuesto la política de “alados”. Han actuado con el oscurantismo y sin ningún tipo de control público, cuando se ha producido el problema se ha recurrido a un lugar cercano o donde se cree que no va a causar problemas, sin investigar posibles alternativas y evitando el debate. Al menos públicamente.

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