Alrededor hay miles de kilómetros de líneas eléctricas. Gracias a esta red, desde los lugares de producción de electricidad se llega a los talleres, hogares y lugares necesarios. Evidentemente, estas líneas de electricidad tienen una incidencia paisajística que, salvo excepciones, no genera una preocupación social especial. La preocupación se debe a la afección a la salud de los campos electromagnéticos que produce la electricidad en los cables y aparatos eléctricos.
Si se parte de la terminología científica, la palabra campo se utiliza cuando se ponen de manifiesto las fuerzas en un determinado lugar del espacio. El caso más conocido es el de la zona gravitatoria y la fuerza de la gravedad, por ejemplo, la manzana, la masa, es atraída por la fuerza de gravedad que genera la tierra, la segunda masa, que cae al suelo. Asimismo, la carga eléctrica existente en el campo eléctrico deberá soportar la fuerza eléctrica –campo– que pueda generar la segunda carga eléctrica. Si la primera carga eléctrica es positiva, otra carga eléctrica positiva lo repele, mientras que la negativa lo atrae.
Las cargas eléctricas generan campos eléctricos. Por ejemplo, las cargas eléctricas presentes en la ionosfera generan un campo eléctrico natural. El movimiento de estas cargas eléctricas produce campos magnéticos como los movimientos de cargas eléctricas en el núcleo de la Tierra. Para medir campos magnéticos se utilizan unidades denominadas teslas (T) o microteslas (mT). El campo magnético de la Tierra tiene una intensidad aproximada de 40 mT.
La electricidad puede utilizarse como corriente continua o alterna. La corriente continua es aquella que no cambia de dirección, por ejemplo la generada por las pilas eléctricas, mientras que la corriente alterna es la que periódicamente cambia de dirección e intensidad, por ejemplo, la que llega a los hogares y las fábricas a través de la red eléctrica. Este cambio de corriente se mide en hertzios. Una de las diferencias más notables entre los campos electromagnéticos generados en las instalaciones eléctricas y los campos electromagnéticos naturales es que los espacios naturales son estáticos debido a su baja variación periódica, mientras que los de potencia se modifican 50 veces por segundo. Estos últimos son los campos electromagnéticos que preocupan, de muy baja frecuencia.
Los campos electromagnéticos de baja frecuencia se mezclan frecuentemente con rayos X, microondas y otros generadores de radiación. Ahí surge el primer desacuerdo, porque aunque para unos son lo mismo, para otros no tienen nada que ver. Los rayos X tienen una energía muy alta, suficiente para romper las moléculas que atraviesan y provocar mutaciones, es decir, son capaces de transformar la estructura del material genético.Por ello, en determinadas circunstancias, los rayos X se consideran causa del cáncer. Las microondas no tienen tanta energía, las moléculas que atraviesan llegan hasta el calentamiento, pero no a romperlas, por lo que los hornos microondas calientan lo introducido en su interior. Según los partidarios de la inocuidad de los campos electromagnéticos, debido a que los campos electromagnéticos de baja frecuencia no son capaces de calentar moléculas ni de romperlas, algunos no deben mezclarse con otros.
Tanto de unos como de otros, cuando alguien está cerca de algo que utiliza electricidad es innegable que está expuesto a campos electromagnéticos. Limitar la influencia del campo eléctrico a la persona no es difícil. Se obtiene colocando cualquier estructura. Cuando el campo es magnético, la cuestión es diferente, ya que no es posible obtener aislamiento. No hay más que mirar al campo magnético de la Tierra, que atraviesa la misma en su totalidad. Por ello, la mayoría de las investigaciones se desarrollan en relación a los efectos de los campos magnéticos. Gracias a las técnicas que se utilizan en la actualidad, se ha podido comprobar que la influencia de los campos magnéticos es constante las 24 horas del día, y que esta influencia no tiene nada que ver con el lugar en el que se encuentra, y que la intensidad de este campo aumenta con la utilización de algunos aparatos eléctricos.
Sabiendo que los efectos de los campos magnéticos son constantes, es posible que aumenten las incertidumbres sobre su posible nocividad para la salud. Sin embargo, las dosis deben ser recuperadas, ya que la influencia de los campos electromagnéticos no es la misma. En el caso de los medicamentos, cada ocho horas o cada cuatro horas con la misma dosis es evidente que el efecto no es el mismo; además, un aumento de la dosis puede tener consecuencias negativas. Esto no ocurre con los campos electromagnéticos, ya que no existe una relación clara entre la dosis y el efecto. Si es necesario, la dosis media diaria puede tener mucho que ver, o la dosis recibida por encima de un punto… no está claro.
El cuerpo humano tiene cargas eléctricas propias, sobre todo en líquidos ricos en iones, como la sangre. Bajo la influencia de los campos electromagnéticos, estas cargas eléctricas se mueven formando corrientes eléctricas dentro del cuerpo. Aunque la cuantía de estas corrientes puede depender de muchos agentes, en general parece ser inferior a las que el propio cuerpo genera de forma natural. Sin embargo, esto no significa que los expuestos a campos electromagnéticos no noten nada; en concreto, se puede sentir picor cuando la intensidad de la corriente es elevada, y ante los ojos también se perciben reflejos de luz.
En cuanto a las definiciones que han aparecido en las líneas anteriores, con matizaciones concretas, también serían coincidentes las que tienen una postura diferente en esta cuestión. Las no conformidades aparecen cuando se pregunta: ¿los campos electromagnéticos tienen efectos sobre la salud? La Asociación Española de Empresas Eléctricas ha publicado recientemente un informe con información y opinión al respecto. Según este informe, hasta ahora los científicos no han sido capaces de demostrar que los campos electromagnéticos son nocivos para la salud, pero nadie ha probado lo contrario. Según las eléctricas, en determinados ensayos realizados en laboratorios se ha observado cierta relación entre campos electromagnéticos y efectos biológicos.
En los laboratorios se realizan generalmente dos tipos de ensayos: por un lado los denominados In vitro, con células aisladas en los ensayos; por otro, los denominados In vivo, con animales o personas. En los ensayos realizados con células aisladas, In vitro, se ha estudiado si los campos electromagnéticos son capaces de producir cambios en los genes, ya que si se hubieran producido, estaría relativamente claro que los campos electromagnéticos son capaces de iniciar malformaciones y procesos de cáncer. Sin embargo, según estudios realizados, los campos electromagnéticos no son capaces de provocar cambios en los genes. Además, para comprobar si los campos electromagnéticos tienen o no otro efecto sobre las células, se han realizado otro tipo de ensayos: si alteran o no el movimiento de los iones, si reducen el ritmo de producción de proteínas, si las células tienen o no respuesta a las hormonas, si cambian o no las características del sistema inmune, etc. No se han obtenido resultados convergentes, ya que en ocasiones se producían cambios y en otras ocasiones no se han presentado resultados contradictorios. Por lo tanto, aunque se haya notado cierta influencia en los ensayos de laboratorio, todavía no se sabe cómo los campos electromagnéticos pueden afectar de forma exacta a los seres vivos.
De las investigaciones in vivo, con ratas, hamsters y ovejas, no se ha llegado a una conclusión clara. En los ensayos realizados con ovejas no se observó ningún cambio, mientras que en los ensayos con ratas y hamsters se ha observado que los campos electromagnéticos podrían reducir la producción de melatonina. La melatonina es una hormona que se forma en el cerebro y que condiciona la actividad sexual de los animales, su comportamiento y otras funciones fisiológicas. Esta reducción de producción sólo se produjo en determinadas condiciones y circunstancias, bajo la influencia de campos electromagnéticos de más de 100 T.
Según la asociación de empresas eléctricas, todavía no se ha podido comprobar que los campos electromagnéticos son nocivos para la salud, ni la causa de este posible daño, y al hablar de dosis, lo que es más importante, no ha sido posible determinar a partir de dónde puede llegar el peligro.
Además de los ensayos de laboratorio, en los últimos tiempos se han realizado otro tipo de investigaciones para comprobar si existe alguna relación entre los problemas de salud y los campos electromagnéticos que se generan en los centros de trabajo. Estos estudios se han llevado a cabo en varios países y las empresas eléctricas afirman que en general no existe relación directa. Sin embargo, debido al riesgo de aborto, en Suecia se limita el tiempo de trabajo de las mujeres que trabajan ante los ordenadores. El Comité Internacional de Seguridad Laboral también ha adoptado una decisión en la misma línea: no es necesario modificar las situaciones laborales o los procedimientos de trabajo porque no causan ningún sobre-daño a la salud, pero sí debe seguirse este tema.
Además del informe emitido por la asociación de empresas eléctricas, hay otro tipo de opiniones. La última parte de la decisión adoptada por el Comité Internacional de Seguridad Laboral, que debe ser objeto de seguimiento en esta materia, permite abrir una nueva tendencia de opinión. Según esta corriente de opinión, los campos electromagnéticos están directamente relacionados con enfermedades cada vez más extendidas como el cáncer.
La propia Unión Europea propuso en julio del año pasado que los campos electromagnéticos artificiales permanecieran expuestos durante el menor tiempo posible. La propuesta señala que las líneas eléctricas de alta tensión, las redes ferroviarias y las radiaciones de los aparatos eléctricos pueden producir shock eléctrico, problemas de superficie y problemas del sistema nervioso y del corazón.
Otro ejemplo es el trabajo realizado por el Instituto de Seguridad e Higiene en el Puesto de Trabajo. Este instituto ha elaborado la tabla del espectro electromagnético. A continuación, a partir de la tabla, ofrece una serie de conclusiones.
El espectro electromagnético se formaría:
Según el Instituto de Seguridad e Higiene, las radiaciones presentes en el espectro electromagnético no son ionizantes, ya que no son capaces de modificar la estructura de los átomos o moléculas. Sin embargo, el Instituto considera que tiene influencia. Por ejemplo, las radiaciones ultravioletas son capaces de producir problemas superficiales y conjuntivitis, mientras que los infrarrojos dañan la retina de los ojos. Por último, dicen que las microondas son extremadamente peligrosas, ya que actúan sobre las moléculas de agua que hay en los tejidos.
Como se ve, desde el principio, tal y como se ha indicado en este mismo artículo, las cosas no están nada claras en cuanto a la relación entre los campos electromagnéticos y los problemas de salud. Por ello, en mayo de 1996 la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha el proyecto denominado CEM para detectar la existencia o no de relación entre los campos electromagnéticos y los problemas de salud. El proyecto, que finalizará en el año 2001, pretende clarificar la cuestión de la ruptura de vínculos y poner fin a la confusión de las diferentes líneas de investigación existentes en esta materia. Para ello tiene varios pequeños objetivos:
Según la Organización Mundial de la Salud, la ejecución del proyecto tiene una gran importancia para que todo el mundo juegue con las mismas normas, como por ejemplo, por razones de interés económico, en varios países que estaban en la selva de la Unión Soviética los límites de las radiaciones electromagnéticas son 100 veces mayores que los aceptados en otros países. La adopción de este tipo de medidas sin conocer la influencia de los campos electromagnéticos para la Organización Mundial de la Salud, teniendo en cuenta únicamente el beneficio económico, puede suponer un riesgo.
Por último, cabe mencionar otro estudio, que ha sido recopilado por investigadores de todo el mundo y publicado en el informe "Campos electromagnéticos y salud humana ½". En cuanto al resumen de conclusiones, destacan:
Hasta aquí, investigación sobre campos electromagnéticos. Aunque se sabe que no reporta beneficios para la salud, a la vista de lo observado es difícil afirmar que los campos electromagnéticos son nocivos para la salud, más difícil aún que no tengan ningún efecto. Lo cierto es que si hablamos de problemas medioambientales, el impacto de los campos electromagnéticos artificiales en el paisaje, la seguridad de los trabajadores, las condiciones de trabajo, etc. es evidente. Como en otros temas, el tiempo y la investigación pondrán fin a este tema. Al no poder aislarse del todo, hay que procurar vivir bien.