La explotación de la madera es la producción forestal más importante, ya que es la que más peso tiene económicamente. Desde este punto de vista, la caza no tiene tanta importancia, pero si nos fijamos en su repercusión social, la caza es una de las actividades más destacadas que se realizan en el bosque y está muy arraigada en Euskal Herria.
Antes, la caza era una de las fuentes de proteínas de origen animal y, de paso, una forma eficaz de limitar el número de animales salvajes, ya que de lo contrario causaban grandes daños en las zonas rurales. Ahora no hay falta de carne y hay otras formas de proteger los campos y el ganado. Sin embargo, la actividad cinegética no ha perdido fuerza. En Navarra, por ejemplo, hay 32.000 cazadores. Esto supone que casi el 10% de la población de entre 18 y 65 años tiene permiso de caza y este porcentaje es aún mayor en el medio rural.
En la CAPV, en los últimos años se han concedido menos permisos. Este descenso se debe a la alta presión cinegética y a la escasez de caza. Sin embargo, el País Vasco es uno de los territorios europeos con mayor número de cazadores por hectárea. Debido a que se otorgan menos permisos de los exigidos, muchos cazadores tienen que desplazarse a otros territorios para obtener el permiso.
La mayoría de los animales que se cazan en los bosques son grandes. En los bosques cerrados, el jabalí es el dueño y, además, su propiedad se está consolidando últimamente. Muchos campesinos se quejan de los daños y, con el fin de controlar la población, cada vez se caza más jabalí. Por ejemplo, en la década de los 80 se cazaban en el País Vasco cerca de 400 jabalíes al año, alcanzando hoy 2.000 ejemplares. Otras tantas se cazan en el norte y casi el doble en Navarra.
Otro ejemplo de caza mayor es el ciervo. Esta especie también ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos debido a la ausencia de depredadores que le han permitido reproducirse. Pero cuando hay demasiados ciervos, el bosque no tiene cabida para todos, por lo que algunos animales mueren de hambre. En estos casos, como en el Parque Natural de Gorbeia, los animales más vulnerables o enfermos son sacrificados para disminuir su densidad. En otros lugares, los cazadores ayudan a limitar el número de animales.
En el norte, en 1978 se realizó el plan de caza del ciervo y el corzo. El objetivo de este plan es controlar las poblaciones de estas dos especies. Se caza 80 ciervos y 2.000 corzos al año, aunque el número de corzos aumenta un 30% año tras año. En el Sur, últimamente el corzo sigue creciendo y se están dando más permisos que antes para cazar.
Las aves y, en general, la caza menor no se caza normalmente en el bosque, sino en zonas abiertas sin arbolado y en terrenos de cultivo. Se caza, entre otros, perdiz, liebre, conejo y codorniz alrededor de los campos de cultivo.
Por otro lado, en cuanto a la caza de aves migratorias, Euskal Herria es un buen lugar, ya que las aves cruzan los Pirineos a su paso, donde los cazadores se encuentran con las escopetas dispuestas a disparar. Pero tampoco es una actividad forestal. A pesar de que en las cumbres del monte puede haber bosques, los árboles molestan más que beneficios, en cuyo caso los puestos de caza se realizan a la altura.
Sin embargo, son pocas las especies que se caza en el bosque. Una de ellas es la becada. Durante la migración, la becada descansa en los bosques. La vegetación de los bosques le da cobijo y comida, y a veces está obligada a estancias relativamente largas, por ejemplo cuando el tiempo es muy malo. Entonces, los cazadores pueden cazar más fácilmente de lo normal, por lo que se ponen límites a los cazadores. Si no, se caza con la becada levantada, tanto en otoño como en invierno.
Otras especies se pueden cazar en el bosque, pero las más interesantes para los cazadores son las de valor gastronómico o simbólico. Nadie se preocupa por los demás. Por ejemplo, aunque en ocasiones se ofrecen licencias para el sacrificio de los corvidos, a los cazadores no les interesa. Por lo tanto, hay quien opina que los defensores de la caza sólo dicen la mitad de la verdad cuando dicen que la caza ayuda a mantener el equilibrio entre las especies.
Es cierto que es conveniente que el bosque esté en buen estado para ser objeto de caza, y que desde este punto de vista la actividad cinegética es beneficiosa para el bosque. Pero también es cierto que el cazador se ocupa únicamente de las especies que le interesan.
Al margen del debate, la actividad cinegética puede ser interesante para complementar los ingresos en las zonas rurales. El coto de caza de Kuartango, por ejemplo, se ha convertido en un importante complemento de la agricultura y en otros lugares se está estudiando cómo obtener un mayor rendimiento económico de la caza.
En comparación con la caza, el peso económico de la recogida de setas es menor. Sin embargo, la actividad de ocio es importante en Euskal Herria. La recogida se realiza principalmente con fines de consumo personal o de venta en ferias, por lo que no es fácil saber cuánto se recoge y cuánto se destina a esta actividad. Sin embargo, parece que cada vez son más los aficionados que acuden a los bosques a las setas y, además, algunos sacan un bonito rendimiento económico de la venta.
Son numerosas las especies que se recogen con fines de consumo, pero las más importantes desde el punto de vista económico son los hongos negros Boletus aereus y Boletus pinicola y el hongo blanco Boletus edulis. Crecen sobre todo en hayedos y robledales y se concentran en otoño. El número de hongos varía año tras año y los expertos desconocen muy bien los agentes causantes, aunque todos reconocen que el tiempo está muy relacionado. Los hongos boletus se venden caros en las ferias, por lo que se recopila lo suficiente para su consumo personal.
Otro bien vendido es el Lactarius deliciosus esnegorri. Cría en pinares, tanto naturales como plantados. También goza de gran prestigio fuera de Euskal Herria, como es el caso de Cataluña, y últimamente están creando redes comerciales.
Como la nata es específica de bosques de coníferas, Russula sp. los hígados azules forman simbiosis sobre todo con árboles frondosos. La seta de primavera Calobyce gambosa, por su parte, crece en praderas, en lugares muy concretos, por lo que los setas la guardan en secreto donde está, para que nadie la tome. Hay que tener en cuenta que en las ferias se vende caro.
También se recogen otras muchas especies, tanto para su consumo como para su venta, y algunos han comenzado a plantar árboles con hongos, como en el caso de la trufa. Esto pone de manifiesto que cuando algún fruto del bosque adquiere valor económico, el ser humano tiende a cultivarlo, ya que lo controla más fácilmente que si se deja en estado salvaje y saca mayor rendimiento económico. El ejemplo más claro son los champiñones.
Al igual que con los champiñones se produce con algunos frutos del bosque: frambuesas, arándanos, fresas, moras, endrinas, garangorras, ciruelas... Son muchas las personas que se reúnen para comer en casa, pero cuando hay intención de comercializarlo lo más habitual es hacer plantaciones. Otro tanto ocurre con las plantas medicinales.
Dentro de los frutos secos, la recogida y comercialización de castañas tuvo una gran importancia en el pasado. Sin embargo, ahora las castañas están bastante abandonadas porque los castaños han sufrido enfermedades, y porque la vida ha cambiado del mundo rural al industrial. Muchas de las variedades tradicionales están perdidas y las que se comercializan están bastante mezcladas. Aunque todavía se venden en las ferias, cada vez son más las importaciones de Galicia.
Indirectamente, otro de los frutos que dan los bosques es la miel. La miel también ha perdido fuerza con el cambio de vida, pero todavía hay colmenas cerca de los bosques. Sólo en Navarra, por ejemplo, hay unas 7.000 colmenas, la mayoría en la zona de montaña, que suman 120 toneladas de miel al año. También aportan dos toneladas de cera, pero aunque la miel se comercializa bien, no ocurre lo mismo con la cera, el polen y el jalea real.
Las abejas andan sueltas por zonas silvestres y cultivadas, por lo que los apicultores no pagan nada por el uso del bosque. Además, dado que las abejas también contribuyen a la polinización de los cultivos, la sociedad en general valora positivamente la miel.
No sólo se aprovecha lo que sale del bosque, sino que también puede ser una forma de aprovecharlo. No hay más que ver el destino del bosque en verano. Además de la comida, el ganado consigue sombra, humedad y frescor en el bosque: ovejas, yeguas, cerdos, vacas... todos agradecen la protección y la sombra del bosque.
Si bien en la actualidad no son muchos los animales que circulan por los bosques, en algunos casos llegan a causar daños. Las cabras están especialmente mal vistas, ya que comen árboles jóvenes y brotes, por lo que si están demasiado en un lugar, pueden provocar la deforestación. Algo parecido ocurre con la acumulación excesiva de vacas o ovejas, pero en general no ejercen la presión necesaria para causar daño en el bosque.
Otra especie que sólo disfruta con entrar en el bosque es el hombre. Es difícil caminar por el bosque sin dejar rastro, pero es una condición indispensable para que los siguientes también lo disfruten. Aunque parezca obvio, este requisito no se cumple lo suficiente, y el montañismo y otros usos recreativos causan importantes daños en el bosque: basura en todas partes, accesos al bosque inundados de coches, ruido, erosión de viales y pendientes...
Sin embargo, el acceso al bosque en el tiempo libre también tiene aspectos positivos. Cuantas más personas aprendan a amar el bosque, más estarán dispuestas a proteger y cuidar el mismo.
¿Los bosques como fuente de energía?
Antes se utilizaban para el fuego pequeños troncos, ramas, cortezas de árboles, etc. Este material era recogido por los pueblos de la zona forestal para el hogar y algunos también trabajaban en la venta de esta madera. Esta actividad se mantiene en muchos lugares y tiene gran influencia en el bosque, ya que se quitan árboles enfermos y malos.
Al margen de lo que se recoge para el fuego, el ser humano aprovecha muy poco este recurso forestal. A veces se recoge para hacer compost y jardinería, pero normalmente se deposita en el propio bosque en beneficio de los hongos y de muchos seres vivos. Al no aportar dinero directamente, se han realizado estimaciones para conocer el valor que tendría el uso como combustible. Así, el Gobierno de Navarra ha estimado que quemar la madera que se deja pudrir en los bosques supondría el 8% de la energía necesaria para los hogares navarros. Consideran que esta posibilidad está infrautilizada.
En cualquier caso, la utilización de matorrales, etc. para la obtención de energía conlleva riesgos. De hecho, ahora todo el matorral puede convertirse en un futuro en un bosque, y si se quema todo se quita al bosque la posibilidad de recuperarlo.
Riesgos de recogida de setas
Parece que la recogida de setas se ha puesto de moda. Cada vez hay más gente que acude al bosque a las setas y eso puede ser peligroso. Según el departamento de Micología del Grupo Arkamurka, a mayor número de personas, mayor es el riesgo de maltratar las setas y por tanto dañarlas. Por ello, en algunas zonas se están perdiendo las setas.
Sin embargo, Arkamurka considera que la pérdida de las setas se debe a otros factores. En los últimos años se ha observado que en la costa hay menos setas que antes; esta pérdida se ha detectado tanto en cantidad como en variedad de especies, y no se debe a que la gente las ha recogido demasiado o mal. En este caso, se sospecha que el cambio climático y la contaminación tienen alguna influencia.
En cualquier caso, les parece necesario realizar investigaciones para saber cuál es la situación, ya que de lo contrario no se puede saber si alguno está en peligro de extinción o no. Además, consideran que hay que controlar cómo, dónde, cuantas especies se recogen las setas, por lo que son partidarios de establecer una normativa de recogida.
Hay que tener en cuenta que las setas, aunque estén por todas partes, crecen sobre todo en bosques de hoja caduca, más aún si son cerradas. Estos bosques son húmedos y tienen una temperatura relativamente constante. Además, en el sotobosque se acumula abundante materia orgánica, que es lo que la mayoría de las setas necesitan para alimentarse y crecer. De paso, las setas mineralizan la materia orgánica. Por ello, son imprescindibles para completar el ciclo de los alimentos.