Los gérmenes llegan al hígado a través de la corriente sanguínea y éste comienza a hincharse hasta que se forma el absceso. Si el proceso continúa, puede llegar a fracturarse el hígado, dispersando la infección a otros órganos (peritoneo, pleura, pulmones).
Y dentro de ella, especialmente la hepatitis aguda.
Aunque puede aparecer a cualquier edad, especialmente en la juventud y en la infancia.
Existen dos tipos principales, similares desde el punto de vista clínico, pero muy diferentes en cuanto a epidemiología.
Aparece de repente como epidemia (en escuelas, cuarteles, etc.). El periodo de incubación es corto (2-6 semanas). El virus se introduce a través de la liseria (por ingestión de alimentos contaminados).
Lo toman quienes han estado en contacto con la sangre o con otro líquido de las personas que llevan virus en su sangre (personas portadoras): sobre todo por inoculación (transfusiones, jeringas, etc.). ). Mayor tiempo de incubación (2-6 meses).
Se considera que han sido creados por dos tipos diferentes de virus, A y B respectivamente. Así que hablaremos de la hepatitis A y la hepatitis B. Otro virus es: Virus delta que necesita la presencia del virus B para reproducirse. Esto produciría hepatitis Delta.
Por último mencionaré la hepatitis no -B. Esta terminología se limita a mostrar nuestro desconocimiento sobre la naturaleza de los virus. El principal riesgo de estas hepatitis N-A no B es su facilidad para evolucionar a la cronicidad (50% de los casos).
El proceso inflamatorio hepático, que normalmente dura más de un año, se denomina crónico. Junto a la duración, hay que tener en cuenta la modificación de las estructuras hepáticas asociadas a la cirrosis. La hepatitis crónica puede ser:
Las causas de la hepatitis crónica son poco conocidas. En ocasiones pueden ser consecuencia de una hepatitis viral aguda. En otras ocasiones, sin embargo, son crónicas desde el principio.
Las H. crónicas aparecen mayoritariamente en mujeres (en personas jóvenes). Su inicio es silencioso, el cansancio (astenia), la pérdida de apetito, el adelgazamiento y quizás la piel y las mucosas se amarillean. Los síntomas pueden mejorar pero también empeorar.
El hígado está hinchado y el bazo también.
Resultados de laboratorio: adición de transaminasas (especialmente agresiva), globulina G, GJA y bilirrubina en sangre (más alta de lo normal).
Depende del tipo de hepatitis.
Normalmente se recomienda el descanso (al menos en la cama, al principio), el paso de comida normal pero mucho más libre que en otras épocas, vitaminas, protectores hepáticos.
No existe en sí mismo ningún tratamiento especial, salvo los inmunoestimulantes (cianidanol, p.ej., ha demostrado su utilidad en ensayos controlados).
Pero hay tres reglas:
En el caso de la hepatitis A son medidas profilácticas generales (control de aguas, depuración y depuración, y control sanitario de alimentos que van a ser ingeridos en crudo, como los mariscos). Existen otras medidas preventivas más específicas (inmunización especialmente) mediante inmunoglobulina standard, antes o durante las dos semanas posteriores a la exposición al virus. Esta medida garantiza una protección del 80-90%.
Como tratamiento, en la actualidad no existe ningún medicamento eficaz contra el virus A. Las inmunoglobulinas no afectan a la infección ya declarada. Sin embargo, en la hepatitis A nunca se han descrito formas crónicas.
El caso de la hepatitis B es muy diferente.
El propio virus es potencialmente oncogénico para el ser humano y el virus B está directamente implicado en la etiopatogenia de los tumores hepáticos. La hepatitis B, inicialmente cirrosis, puede producir en muchos casos un tumor hepático primitivo.
¿Y cuál es el reservario o depósito del virus? El hombre principalmente. Dado que la infección es muchas veces asintomática (pasa desapercibida), en muchos casos no se detectan los portadores y la infección se produce a través de sangre o derivados de sangre.
Veamos a continuación las principales vías de transmisión:
En todo el mundo son más de 280 millones (según las últimas estimaciones) los que llevan el virus B en su sangre, o lo que es lo mismo, los portadores crónicos asintomáticos. Según algunas estadísticas de la OMS, los portadores del virus B alcanzan el 20% de la población total en algunas áreas endémicas (y en determinados lugares de Asia o África subsahariana la prevalencia se sitúa en torno al 80%).
En cuanto al personal sanitario, los diferentes estudios realizados en el medio hospitalario nos ofrecen cifras preocupantes de prevalencia y contaminación: enfermeras de las salas de urgencias (30%) personal de los bancos de sangre (26%), técnicos de laboratorio (24%), personas que realizan transfusiones intravenosas (22%), cirujanos (11%) y enfermeras de responsabilidad compacta (10%).
Ante este panorama que hemos visto, ¿qué hacer? Está claro que hoy en día la prevención es la única vía que nos puede llevar a erradicar la enfermedad. Y aquí hay que mencionar la vacuna contra la hepatitis B.
Actualmente tenemos dos tipos de vacunas diferentes. La vacuna extraída del plasma desde hace años está en condiciones de ser utilizada, pero por un lado, su elevado coste de fabricación y por otro, las dudas sobre su seguridad (generalmente injustificadas) han limitado considerablemente su uso.
Sin embargo, en la actualidad existen en el mercado otras vacunas genéticamente elaboradas, “de nueva generación”, pero también las que podríamos denominar “de nueva generación”. Al estar constituidas sin plasma humano no existe un riesgo teórico de infecciones cruzadas por resultado de sangre. La ingeniería genética, por su parte, permite obtener las vacunas cuantas veces se desee y a un precio adecuado.
La ingeniería genética ha avanzado mucho en campos muy diversos. Y hace unos siete años comenzaron los intentos de conseguir una nueva vacuna, pero todos los intentos de reproducirse el gen extraído del genoma del virus en una bacteria resultaron inútiles. Finalmente se tomó como herramienta de producción una levadura (similar a la levadura de cebada o pan) capaz de crecer y de reproducir el antígeno una y otra vez.
Cuando se ha producido una cantidad suficiente, el antígeno se extrae de las células de la levadura y se limpia o purifica según técnicas especiales. La vacuna que se ha puesto a la venta entre nosotros, denominada ENGERIX-B, ha sido preparada por una casa comercial o laboratorio determinado.
Esta vacuna es muy eficaz, con un nivel de inmunidad muy alto (en torno al 100% dentro de un mes después de las tres dosis recomendadas). ¿Cuál es la pauta administrativa? Se recomienda tomar tres dosis: la primera al mes y la primera a los seis meses. La vacuna obtenida por ingeniería genética es clínicamente segura, resistente (tanto para personas adultas como para niños o recién nacidos). No obstante, esta vacuna no debería excluir otras responsabilidades o ayudas a las personas que padezcan o puedan padecer hepatitis.