El origen del autismo

Según la nueva teoría del autismo, la mezcla proviene de la anormalidad intracraneal del niño. En consecuencia, los sentimientos y pensamientos de los demás se convierten en misteriosos para los autistas. Y este es el origen de la dificultad de relación de los autistas.
The Cheat with the Ace of Diamonds (Trampa de Uno Diamante), de Georges de la Tour: lo que comunicó con los ojos sin hablar al niño autista le resultará incomprensible.

La película Rain Man que vimos hace unos meses ha despertado la atención que la gente puede tener sobre esta enfermedad. Este término, que muchas veces se ha tomado como sinónimo de introversión, significa que un sujeto, rompiendo todas sus relaciones con el entorno, establece sus catexis (energías pulssionales) en su mundo interior. Desde que el síndrome se descubrió en 1943, las discusiones sobre su origen han sido numerosas. Pruebas recientes sugieren que el autismo se convierte en un déficit específico y específico del conocimiento. Este déficit hace que la persona autista no tenga capacidad para identificar los pensamientos y emociones de otras personas.

A menudo se dice que los niños autistas tratan a las personas y a los objetos de la misma manera, pero a veces tienden a retirarse por completo, pero otras veces pueden tener una conducta molesta y repetitiva. Su comportamiento es muy típico: quieren estar solos y vivir en un mundo diferente. Normalmente el ambiente y el mundo exterior no les interesan. Sin embargo, hay objetos (técnicos o mecánicos) que les atraen muchísimo y saben utilizarlos con gran destreza.

Tienen problemas de comunicación tanto oralmente como en otros comportamientos. Los niños interiorizan la sintaxis y la fonología del lenguaje, pero aprenden más lentamente otras características. Tienen especiales dificultades con los problemas pragmáticos del lenguaje. La metáfora del habla y otras figuras son muy literales a la hora de comprender y utilizar. Por ejemplo, si a un niño autista le llamamos “¿me pasas la sal?”, seguramente nos responderá solo “Sí” agachándonos un poco y no comprenderá la petición que le hacemos con esa pregunta.

A pesar de que los tres principales síntomas del autismo, la falta de capacidad de relación social, de comunicación y de actuación imaginativa, al principio parecían síntomas independientes, hoy en día se cree que constituyen un verdadero síndrome.

Algunas teorías han tomado como origen del autismo uno de estos síntomas, la falta de capacidad de relación social. Es muy conocida la visión que toma como origen del autismo la ruptura de las relaciones entre la madre y el niño. Pero esta perspectiva no deja lugar a las características neurológicas o genéticas del niño.

En los últimos diez años ha quedado bastante claro que el autismo tiene origen biológico. Hay varias razones para decirlo así:

En primer lugar, quienes nacen en determinadas condiciones médicas, como el padecer la rubéola de la madre, la esclerosis tuberosa, o el defecto cromosómico denominado síndrome del cromosoma frágil X, tienen mayor propensión a sufrir autismo.

A los niños autistas les falta la “teoría de la inteligencia”: no pueden atribuir a los demás falsas convicciones, por ejemplo, y por lo tanto no pueden inventar que en este juego de muñecos Lore observe si la canica está en la caja.

En segundo lugar, el autismo suele ir acompañado a menudo de retraso mental. Tres de cada cuatro personas con autismo son retrasadas. Al contrario, cuanto más atrasado sea el niño, más probabilidad de ser autista. Pero eso no quiere decir que sólo el retraso pueda provocar autismo, porque muchos niños atrasados no tienen síntomas de autismo. De todo ello podemos concluir que el daño que puede causar el retraso puede ocasionar incluso autismo.

En resumen, Uta Frith (de la Unidad de Desarrollo Cognitivo del Medical Research Council) y la teoría de sus miembros sostienen que los autistas tienen un déficit cognitivo por nacimiento, es decir, un déficit de algún aspecto de aprendizaje o de razonamiento. Este déficit empuja a los niños a un desarrollo inadecuado, creando así el sindroma. Para saber cuál es el desarrollo inadecuado necesitamos conocer algunas características del desarrollo normal. Es importante saber cómo el niño interioriza el mundo, qué tipo de memo crea, cómo lo hace. El aprendizaje significa ser capaz de representar los hechos y el conocimiento del mundo, distinguiéndose entre las primeras representaciones y metarrerepresentaciones.

En el juego de simulación, un niño de dos años se hace pasar por un plátano y recuerda este juego al día siguiente. En otras palabras, el niño tiene en su memoria una representación del suceso. Ban ana es un teléfono de metarrepresentación y el plátano es buen comestible hay que mantenerlo separado de la memoria de la frase. Esta última se puede considerar primera representación. La diferencia entre las primeras representaciones y las representaciones de mayor nivel radica en las posibles inferencias. Si añadimos a los anteriores el plátano es fruta y la naranja es fruta, podemos deducir que l. aranja es comestible, pero no el naranja es un teléfono. Las presentaciones deben estar separadas de otros conocimientos o del otro mundo.

Según ha señalado Alan Leslie, de la Unidad de Desarrollo Cognitivo, la característica de representación mental en el juego de simulación se asemeja a “pensar”, “querer”, etc., que se utilizan en situaciones mentales. El uso de términos que expresan la situación mental, como “creer” o “querer”, es la expresión de la capacidad de representación del contenido mental de otras personas.

Para representar los deseos (deseos) de otras personas es necesario tener interiorizadas algunas metarrerepresentaciones básicas. La edad de adquisición de la destreza se sitúa en torno a los dos años. Es más complicado representar falsas creencias de alguien. Por ejemplo, alguien sabe que su hermana ha guardado el trozo de chocolate en la caja. Cuando su madre encuentra el chocolate, lo mete en el cajón. Cuando llega su hermana, el niño sabe que “el chocolate está en el cajón”. Su hermana tiene la siguiente representación: “el chocolate está en el cajón”. El niño recibirá la representación de su hermana como metarrepresentación; si no, se peleará con ella. Si el niño no es capaz de crear este tipo de metarrepresentaciones, su hermana se imagina que sabe dónde está el chocolate. Estudios realizados hace unos años demostraron que este tipo de metarrepresentación no es interiorizada por los niños normales hasta los cuatro años.

En cuanto a los niños autistas, y basándose en la teoría de Leslie, Frith planteó la hipótesis de que los autistas no son capaces de producir metarrepresentaciones. Si esto es cierto, términos como “creer” no son capaces de comprender y utilizar adecuadamente ni de representar falsas convicciones de otras personas. Leslie, Frith y otros siguieron esta hipótesis. El test básico era la representación mediante muñecos. Lore, una de las muñecas, tiene una canica. Se deja la canica en la cesta y se va fuera. Ane, el otro muñeco, coge la canica del cestón y la mete en la caja. Lore vuelve y quiere jugar con el canica. ¿Dónde mirará?

Los niños autistas viven como tras una pared de cristal.

Aunque nosotros sepamos que la canica no está allí, sabemos que Lore mirará en la cesta. Es decir, podemos replantear cuál es la situación real y cuál es la falsa creencia de Lore. Los niños normales pueden realizar esta prueba a los cuatro años aproximadamente. Los niños mongoles pueden responder correctamente a los seis años. Pero en un grupo de 20 niños autistas, con una edad media de nueve años, 16 no hicieron bien la prueba, a pesar de ser capaces de responder correctamente a algunas preguntas sobre lo que allí ocurría. Sabían dónde Lore dejó la canica, sabían que Ane se trasladó y Lore no la vio. No tenían problemas de memoria ni de lenguaje. Los niños autistas no podían conceptualizar la falsa convicción de Lore. Esta es la predicción de Frith y sus compañeros en base a la hipótesis anterior.

Con esta predicción, ¿cómo surge todo el síndrome? Sin esas representaciones, los autistas no son capaces de crear una “teoría mental”. Esto significa que no son capaces de comprender los deseos, convicciones y tendencias que otras personas tienen (comprender los deseos, convicciones y comportamientos que les conducen). Sin este conocimiento la relación social se ha limitado totalmente. Nuestras relaciones sociales están regidas desde el principio por reglas implícitas. El niño normal no necesita estar en condiciones (premiado y castigado) para aprender reglas sociales. Estas reglas forman parte de la representación del niño en relación con la mente de sus padres, siendo independiente su representación en el medio físico. La primera representación de este tipo la hace un año.

La propuesta es, por tanto, que dentro del autismo existe un déficit de conocimiento que lleva a la falta de capacidad de generar formas de representación. ¿Y qué podemos decir de los problemas de comunicación? Cuando hablamos de diálogo, la mayor parte de lo que decimos está basado en la visión de otras personas. Si no tuviéramos esta habilidad, tendríamos problemas de comunicación con los autistas.

Esta es la última pregunta que podíamos plantear al respecto: ¿Cómo explicaría este error el retraso en la adquisición de la lengua habitual en el autismo? En definitiva, la adquisición del lenguaje consiste en categorizar correctamente las frases.

Si el niño llama al padre diciendo “¡papá!”, el padre podría contestar “sí, me voy”, “¿qué quieres?”, “¡qué!” o algo parecido. No se trata de lo que su padre le dice exactamente. Se trata de lo que el padre quiere decir con esas palabras, es decir, si en esa respuesta las palabras son uno de los elementos, además el tono de la frase, el gesto del padre, etc. se incluyen. Para saber qué tipo de frase se le ha dicho, el niño tendrá que tener en cuenta el humor y la intención de su padre. El niño autista no será capaz de hacerlo y para él será mucho más difícil.

Aquí hemos esbozado la cadena desde la incapacidad para completar las presentaciones de metales hasta los principales síntomas del autismo. El origen del problema es el conocimiento. Esto no excluye la posibilidad de la base biológica del autismo. Por el contrario, Frith y sus compañeros creen que la falta de destreza cognitiva no es debido al error de aprendizaje o a la falta de motivación. Es un error de la propia maquinaria.

¿Qué vínculos tenemos en la cadena de origen?

Listas de cómics para psicólogos: se pide a los niños autistas que pongan las imágenes en orden. Los dos primeros ponen bien pero cuando hay que tener en cuenta las situaciones mentales, en el tercero fallan.

Frith ha tomado como origen del autismo un déficit cognitivo. El conjunto de razones biológicas puede generar déficit cognitivo. Si bien no es capaz de concretar estas razones, está claro dónde se situarían en la cadena de origen.

Ver imagen

Podríamos decir que el autismo es un déficit biológico (déficit que lleva a la confusión de desarrollo) que se produce a medida que el niño crece y comienza a relacionarse con los demás.

¿Qué implicaciones puede tener este análisis para la terapia? Generalmente, la terapia trata de influir en los factores iniciales de la cadena. Dado que el déficit cognitivo que presentan los autistas puede producir problemas secundarios como la reacción de los padres y las reacciones emocionales posteriores al mismo, la terapia centrada en los factores mencionados puede ayudar.

En el desarrollo del autismo el problema emocional puede ser a veces el aspecto más serio y muchos tipos de terapias pueden paliar estos aspectos. Además, los terapeutas pueden ayudar a los niños a aprender el idioma. Debido a que los niños autistas no han tenido suficiente enseñanza individual, pueden tener dificultades en este campo.

Pero la metáfora del lenguaje y las dificultades de relación interpersonal sólo se curarán con medios cognitivos. Desde el punto de vista más pesimista, a todos los niños autistas les falta una habilidad congénita que no se puede aprender. La mejor terapia, por tanto, puede consistir en presentar sistemáticamente al niño un conjunto de situaciones sociales diferentes junto con una resolución normal. La idea principal de esta terapia sería que los niños deberían aprender un algoritmo que les permita predecir lo que viene a continuación para cada situación, aunque luego no lo entiendan. Esto es como aprender que a otras personas les gustan las “conversaciones”. El niño puede incluir un conjunto de preguntas para utilizarlas en determinadas circunstancias, pero sin saber exactamente qué son las entrevistas.

Desde un punto de vista más optimista, los niños y niñas autistas tienen todas las estructuras necesarias, pero dentro del cerebro tendrían todas sin poner en marcha.

Del daño cerebral al aislamiento social

En la imagen podemos ver la cadena sobre el origen del autismo. Los primeros elementos son los pioneros que dejará al niño con sus déficit biológicos concretos. Estos elementos se han dividido en los apartados “genético”, “fisiológico” y “otros”. Estos pioneros generan un déficit biológico denominado B 1 , B 2 , B 3. La presencia de un daño cerebral parcial (por ejemplo, déficit bioquímico que afecta a un neurotransmisor o falta de conexión entre dos partes del cerebro) formaría parte de estos déficit. Todos estos déficits generan incompetencia para completar las presentaciones, A.

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el signo indica una falta de algo. La ausencia de A genera problemas de desarrollo (por ejemplo, problemas de acceso a la lengua) y a veces déficit permanentes. En la imagen se puede observar también que la anormalidad del niño puede provocar una reacción de los demás, lo que podría ocasionar problemas de relación adicionales. De este modo, los factores ambientales pueden entrar en contacto con el origen biológico y cognitivo. En la imagen aparecen como origen elementos de cuatro ámbitos: biológicos, cognitivos, comportamentales y sociales. En el ámbito del comportamiento se incluyen las tres principales características del autismo.

Si descartamos la idea de base biológica para completar la A, nos encontraríamos en la necesidad de inventar nuevos lazos entre el elemento pionero inicial y la ausencia de A. Al mismo tiempo, si en esta teoría excluimos el aspecto cognitivo, deberíamos formar una cadena entre la base biológica y las características del comportamiento.

Uno de los pequeños problemas de la imagen es dejar de lado las características de movimiento y percepción del autismo. Deberíamos determinar si estas características provienen de déficit cognitivos o si partirían de una base biológica diferente.

El modelo del autismo: la anormalidad intracraneal del niño puede estar bajo todas las características de este complejo trastorno del desarrollo.
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