En agosto del año pasado el asteroide 1989 pasó junto a la Tierra a cuatro millones de km. En nuestra sección del número 29 de Elhuyar describimos el desastre que provocaría el golpe de este cuerpo en la Tierra. A modo de ejemplo, mencionábamos también la teoría de la desaparición de los dinosaurios. Parece ser que el largo invierno provocado por el polvo levantado por el impacto de un meteorito fue la causa de la desaparición de los dinosaurios (hace 65 millones de años, después de más de 100 millones de años en la Tierra).
En el mismo artículo se incluían algunos estudios realizados sobre la órbita del asteroide 1989. Las consecuencias eran bastante preocupantes porque afirmaban que el asteroide podría chocar con la Tierra. Aunque no han mencionado este caso concreto, Clark Chapman y David Morrison, autores del libro Cosmic Catastrophes, han tratado en un artículo sobre este problema. Consideran que la necesidad de prever un “accidente” de este tipo que pueda acabar con la civilización desde la Tierra no está en la lista de prioridades nacionales e internacionales donde lo necesita.
En junio de 1980, en el Symposium organizado por el Advisory Council de la NASA se debatió, entre otros temas, este problema. Al año siguiente se presentaron los resultados de un estudio encargado a Jet Propusion Laboratory. En los resultados podemos destacar que la probabilidad anual de que se produzca un choque con consecuencias desastrosas para nosotros es de uno de cada trescientos mil (puede ser un poco mayor, o en el caso más positivo de un millón). Dicho de otro modo, la probabilidad de colisión en el tiempo medio de vida de una persona es de seis mil.
Estos datos se refieren a la totalidad de la Tierra, pero si ocurriera una catástrofe de este tipo, todos seríamos afectados, independientemente de que muriéramos o no por colisión. Por ello, la probabilidad de que una sola persona participe en este tipo de catástrofes es es superior a la esperada. Por ejemplo, es aproximadamente lo mismo que la muerte por electrocución o varias veces mayor que la muerte por accidente aéreo. Por lo tanto, aunque parezca mentira, no son números de rechazo de cualquier manera.
Estos cálculos, realizados por el Jet Propulsion Laboratory, fueron el primer paso del “Project Spacewatch” que la NASA propuso poner en marcha a raíz del citado symposium. El objetivo era construir radares y telescopios ópticos capaces de encontrar asteroides y cometas que amenazaran a la Tierra. El segundo paso sería diseñar el sistema de respuesta. Ante la posible colisión habría que enviar una misión espacial que debería encontrarse con el cuerpo para desviar al astro por el recorrido de choque (puede que explote la bomba en el flanco).
Si bien el problema no tiene que ser considerado como de extrema urgencia, se debe analizar sin dilaciones excesivas. En primer lugar, habría que dar un nuevo impulso a Project Spacewatch. Desarrollo de sistemas de detección de posibles intérpretes en un primer momento y posterior clarificación del método más adecuado para evitar la agresión.
Según los científicos citados, si consideramos interesante contratar seguros contra incendios en el hogar o jugar lotería, es absolutamente lógico invertir en hacer frente a los ataques que nos puedan venir del cielo.
SOL: El 23 de octubre entra en Scorpius. LUNA: 4 de octubre 11 de octubre 18 de octubre 26 de octubre PLANETAS:
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