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Para obtener imágenes ágiles (y si se quiere conseguir lo contrario) es importante conocer las reglas de máxima pureza.
La profundidad de campo (área de pureza) y la velocidad de obturación, que depende de la apertura del diafragma, son los principales factores que influyen en la pureza de la foto.
En este apartado abordaremos el primero y dejaremos el segundo para el siguiente.
La profundidad de campo, enfocando un objeto concreto, es la distancia entre el punto más cercano y alejado que aparecen con suavidad en la imagen. A la hora de realizar un retrato, por ejemplo, hay una zona que, además de la enfocada, aparece antes y después. La profundidad de esta zona depende del diafragma elegido. Los cambios en este parámetro se observan principalmente en fotografías formadas por elementos situados en planos diferentes.
Imágenes remotas (paisaje, p.ej.) o en imágenes llanas (en la parte delantera de un edificio, p. ej.) por el contrario, no se nota tanto, ya que la mayor parte de los puntos se encuentran a la misma distancia del objetivo, y se presentan atenuados en cualquier apertura.
En las cámaras SLR, en general, es un mando preseleccionado: el objetivo se encuentra en la mayor apertura durante la toma de la foto, independientemente del diafragma elegido; sólo al hacer kils se cierra la iredicina del diafragma y así, al meterse más luz, no hay problemas de enfoque.
Pero, además, muchas cámaras disponen de un botón para colocar el diafragma en la apertura seleccionada. Permite ver la profundidad de campo antes de tomar la foto. Al pulsar sobre este botón se oscurece la imagen y se ven con celo algunas de las partes que antes se veían borrosas.
En cámaras con telemímetro la profundidad de campo no es visible directamente. Por ello, la mayoría de los objetivos llevan dibujada una escala que permite calcularla. La profundidad abarca la parte posterior y delantera del elemento enfocado. Con aberturas mayores (f2,8 ó f2, p. ej.) se reduce la profundidad de campo y con pequeñas aperturas (por ejemplo, f16 o f22) se amplía la profundidad de campo.
La profundidad de campo depende no sólo de la apertura, sino también de la magnitud relativa del sujeto en negativo o en fotografía. Y por ello, al acercarse al sujeto disminuye la profundidad de campo, ya que la ampliación aumenta y viceversa.
Por ejemplo, con un objetivo de 50 mm y a 1 m de distancia, la profundidad de campo ocupa dos tercios de la parte posterior del punto de enfoke y un tercio de la fachada.
Se ha dicho que la mayoría de los objetivos llevan junto al anillo de enfoque una escala para calcular la profundidad de campo correspondiente a cada apertura. Esta se graduó en “números f” y indica qué saldrá por encima y por debajo del punto de enfoque. Por ejemplo, colocando el enfoque objetivo de la figura a 6,6 m y en el diafragma de f16, la profundidad de campo se extiende de 3 a infinito, mientras que en el f2,8 se extiende de 5,4 a 7,3 m.
La escala nos permite seleccionar el diafragma en función de la profundidad de campo deseada.
Por lo tanto, lo enfocado siempre queda atenuado, pero la pureza del resto depende en gran medida del diafragma que elijamos. Esta selección está en manos del fotógrafo, que deberá actuar en función de los resultados que desee obtener (y en la medida en que las condiciones de iluminación lo permitan).
Sin embargo, no hay que olvidar que cuando se utilizan grandes diafragmas (pequeños “números f”), con el enfoque hay que tener más cuidado que cuando se utilizan pequeños “números f” grandes. El enfoque con diafragmas pequeños es menos crítico y la latitud es mayor. Además, hay que tener en cuenta que utilizando pequeños diafragmas se obtienen fotos de mejor calidad que usando grandes diafragmas.
Usted puede demostrarlo Busca un tema exterior con luz adecuada y déjate llevar por el primer plano hasta el fondo sus detalles. 6 fotos sobre el mismo tema:
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