– Sobre todo somos tres las personas que trabajamos en este trabajo: Luis Miguel Agirrezabala, José Ángel Torres y Luis Ignacio Viera. Pero ocasionalmente contamos con la colaboración de otras personas, sobre todo cuando se trata de realizar trabajos de campo.
– ¿Cómo trabajáis? ¿Tenéis alguna ayuda o subvención?– No. Nosotros no tenemos ninguna subvención y los estudios que realizamos no nos pagan. Nosotros estudiamos esta área porque es interesante, espectacular y en gran medida desconocida, y eso significa viajes, comidas, etc. que los pagamos nosotros. El trabajo de campo lo hacemos en vacaciones y cuando tenemos tiempo libre. Está claro, por tanto, que nuestras posibilidades son limitadas y que no vivimos de la investigación.
– ¿Cuándo empezaron a realizar estas investigaciones?– Nosotros comenzamos en paleontología hace doce años. Es entonces cuando comenzamos a estudiar los diferentes yacimientos iknológicos de la Sierra de Cameros, en las provincias de La Rioja y Soria. Todo comenzó en 1977, cuando descubrimos las primeras iknitas en el pueblo de Munilla. Las únicas iknitas que entonces se conocían eran de Enciso y estaban a unos diez kilómetros de Munilla.
– ¿Qué sabíais de sus Dinosaurios?– Bueno. La primera identificación sobre las huellas (decir que eran de Dinosaurios) se debe al entonces maestro de Enciso Blas Otxoa. Hasta entonces, los campesinos, pastores y pobladores de la zona creían que los "Caballos de Santiago" habían sido abandonados en contra de los moros.
Después de 1971 y 1974, el doctor Casanova y el doctor Santafe, del Instituto Paleontológico de Sabadell, publicaron dos libros sobre los cuatro yacimientos de Enciso que contenían Dinosaurios.
Ellos eran las únicas referencias de entonces. Pero nosotros en 1977 descubrimos más yacimientos en otro pueblo, lo que significaba: Que el enciso no era una excepción aislada y que las pisadas podían estar tanto en la amplia sierra de Cameros como en sus alrededores. Y también, como luego se ha demostrado.
– ¿Cuántos estudios habéis publicado en los últimos once años?– Seis han sido ya publicados en MUNIBE y otros cuatro están a punto de publicarse. No obstante, hasta la fecha se han publicado: 1979 Enciso (La Rioja); 1980 Bretún (Soria); 1982 Munilla I (La Rioja); 1983 Santa Cruz de Yanguas (Soria); 1094 Munilla II (La Rioja) y 1985 Igea (La Rioja).
– Por lo tanto, en la provincia de Soria también hay iknitas.– Sí, claro. Y es que para la Paleontología no hay límites administrativos o similares. En la actualidad, el WEALD de Cameros ocupa la mitad de La Rioja y la mitad de Soria (desde la capital de Logronio hasta la capital de Soria, aproximadamente) y de oeste a este desde la frontera navarra hasta Burgos.
– ¿Cuáles son los principales descubrimientos realizados en estos años?– Mucho, y casi todos muy importantes. Sin embargo, al margen de las investigaciones de los Dinosaurios, algunos de los descubrimientos han tenido una gran importancia. Y es que hemos hecho dos nuevas aportaciones a la Ciencia: dos tipos de fósiles nuevos e interesantes. Una de ellas es un pequeño gasteropodo caracol, de medio salado, adaptado para vivir en aguas dulces y saladas. Este nuevo molusco fue descubierto en Igea y fue descrito y nombrado por los doctores Menessier y Calzada en el ECIA del año 1985. Le llamaron Paraglauconia vierai en honor a su compañero Luis Inazio Viera.
El segundo fósil es un helecho en forma de árbol que alcanzaba los cinco metros de altura. Estudiada por el doctor paleobotánico Barale, se llama Tempskya riojana en memoria de La Rioja. Además, esta es la primera referencia del Tempsky en la Península Ibérica, que hasta ahora sólo se ha encontrado en Inglaterra, Francia, Rusia y Estados Unidos.
– Pero como os he escuchado, tenéis un nuevo descubrimiento.– Sí. Esqueleto del dinosaurio. Después de muchos años de búsqueda y exploración hemos encontrado un esqueleto bastante completo de un pequeño dinosaurio herbívoro, el primero de Cameros y por el momento único. Pertenece a la especie Hypsilophodo n. Este tipo de dinosaurios era un corredor pequeño (1,70 metros de longitud) y rápido. Es muy conocida en Inglaterra por aparecer en los estratos de la época.
En la Península Ibérica sólo se han encontrado algunos fragmentos. Una de Teruel y otra de Castellón, pero esta de Cameros es la más completa de todas.
– Por lo tanto, sólo estudiáis las pisadas de Dinosaurio. ¿Qué otras pistas habéis encontrado?– La verdad es que cuando investigamos un territorio intentamos que sea lo más completo posible. El estudio de los iknit es parte de nuestro trabajo, pero sin el resto de datos geológicos y paleontológicos no tendría sentido.
Por tanto, comenzamos con la estratigrafía del lugar mediante una sección o columna. Luego recogemos todos los datos paleontológicos que encontramos marcando las rasantes guía, etc. Todo ello nos permite conocer el entorno en el que vivían los Dinosaurios.
– Con estos trabajos de estratigrafía, ¿qué conclusiones habéis sacado?– Ahora, doce años después, conocemos bastante bien la fauna y la flora de los Dinosaurios de Cameros.
En nuestras publicaciones hemos colocado largas listas de organismos: ostracodos microscópicos, Dinosaurios gigantes, gasteropos de agua dulce como los Paludina, o de agua salada como Glauconia o Cerithio, Couscos como la almeja, Unio y Teruella de agua dulce o Gaziodon.
También hemos encontrado restos de muchos peces: dientes, escamas, vértebras, etc. El pescado más frecuente es el llamado lepidote. Era un pescado semiacorazado que, con sus fuertes dientes, se alimentaba de moluscos. También forman parte del grupo Picnodontoe n y del antiguo tiburón Hybodus, el que más pugna ante cada aleta dorsal.
También hemos recogido restos de cocodrilos: dientes, vértebras y osteodermos (placas óseas de su piel acorazada).
También destacan los residuos de Tortuga y Dinosaurios. De estos últimos, y dejando a un lado el llamado Hypsilophodo n, destacamos las vértebras de Suropod o los dientes de los carnívoros Megalosaurios.
– En tiempos de los dinosaurios, ¿cómo era el paisaje y el entorno de Cameros?– Muy diferente a la actual. Ahora Cameros, en general, es una tierra dura, de entre 600 y 1.200 metros de altura, con un paisaje rocoso y duro. La vegetación es también escasa, con plantas espinosas como el tomillo, el romero y la ulaga. Por eso es muy apropiado para el geólogo. De hecho, al no cubrirse con una fuerte capa vegetal, las rocas y estratos de la zona son perfectamente visibles.
Hace 125 millones de años, sin embargo, se trataba de una extensa llanura tipo Cameros delta, situada al mismo nivel que el mar que estaba a pie. Casi toda Euskal Herria se encontraba en el subsuelo, y de ahí salía.
A esta extensa llanura llegaban los ríos que traían sedimentos erosionados en el continente. Estos sedimentos se acumularon estratificados formando los estratos que ahora se pueden observar.
– ¿Y en ese ambiente vivían los Dinosaurios de La Rioja?– Sí. Todas las especies mencionadas anteriormente vivían en una llanura de ríos, charcas y pequeños lagos, así como los Dinosaurios. Estos dejaron marcados sus huellas en barros y arenas blandas de fondo.
Sin embargo, debido al delta había una gran relación con el mar. Por ello, los moluscos de agua dulce y los de agua salada se encuentran intercalados. La alteración de la salinidad, además, impedía el asentamiento de grandes plantas y, en ocasiones, los grandes restos vegetales que se encuentran presentan presentan bordes redondeados y erosiones al ser transportados por flotación en el agua. Citaríamos especialmente un tronco de once metros de longitud. Lo encontramos en Igea y parece que es de alguna conífera. Actualmente está protegida por una valla colocada por el Ayuntamiento de la localidad y se puede ver en ella.
– ¿Y cómo afectó esta flora a la fauna mesozoica?– En ausencia de grandes plantas y dado que las pisadas se han encontrado en capas saladas y dulces, parece que el lugar de residencia de los Dinosaurios (al menos la mayoría) no era éste. Esto sería un paso. La llanura delta parece ser la unión de dos territorios paleogeográficamente más altos. En estas zonas más altas, además, se encontraban pendientes de helechos de tamaño de coníferas y árboles.