Sapo corredor con los ojos más bonitos

Como en todo lo demás, al hablar de animales cada uno tiene sus amores y odios. Y además de ellos, por supuesto, son estereotipos y modas. De la misma manera que algunos animales son sin discusión un ejemplo de belleza, otros son, según la mayoría, los seres más lujuriosos, hostiles e insostenibles del mundo. Pero si nos acercamos un poco, si nos preocupamos por un poco, todo ser tiene una belleza oculta que nos encanta. Y ese es el caso del sapo corredor, que es el dueño de los mejores ojos de Euskal Herria.

A pesar de que hemos mencionado que es un mal saltador debido a sus cortas cuerdas, este animalito es un caminante rápido y un gran enlosador.
J.R. Aihartza

El sapo corredor (Bufo calamita) es un crucero de tamaño medio. Al ser algo menor que el sapo común (Bufo bufo), presenta un tío compacto y un cuero rugoso vestido de geminado como éste, siendo su característica más evidente la de una clara línea vertical a lo largo de la espalda. La cabeza triangular es más ancha que larga y en ella los ojos grandes son claramente expulsados en la parte dorsal. Al igual que el resto de los bufonidos, el sapo corredor tiene un beginini horizontal, rodeado de iris amarillo-verdoso, manchado de negro, con los ojos totalmente ataviados, una imagen espectacular y espectacular.

En la nuca del animal, y extendida hacia el cuello, pueden observarse glándulas parotoideas casi paralelas y no divergentes, como ocurre en el caso del sapo común. Es de estas glándulas una de las principales defensas del sapo.

De hecho, este enano, un animal terrestre con una vida anochecer y nocturna, y un pobre nadador y saltador, ha tenido que desarrollar las herramientas adecuadas para protegerse de posibles depredadores enemigos. Por ejemplo, el sapo corredor presenta una coloración críptica que le ayuda a esconder las miradas agudas de sus enemigos: el cuello y el vientre blanquecino o blanco amarillento, y aunque sin cicatrices o ligeramente pintados de pardo oscuro, suele presentar una parte dorsal gris o verde vestida con manchas de clara función disruptiva o parda acusada.

Pero además de la indumentaria críptica, el sapo corredor tiene defensas más apropiadas para protegerse de los enemigos: en el resto de los anuros, y especialmente como ocurre en todos los bufonidos, en el caso del sapo corredor, todo el epidermi aparece provisto de glándulas venenosas, especialmente en los grumos dispersos por todo el cuerpo y concentrados en las destacadas glándulas parotoideas supra-superiores. La bufotoxina y la bufotenina que se producen en estas glándulas son venenos de gran capacidad, y si éstos tuvieran la capacidad de puncionarse en la sangre del enemigo, los sapos serían animales terribles. Pero no es así. En caso de mordedura, el veneno superficial del sapo corredor irrita las bocas y labios del enemigo y el fatal cazador se ve obligado a liberar al infeliz inmediatamente, generalmente antes de que sufra un daño excesivo.

El sapo corredor tiene una beginini horizontal, rodeado de un iris amarillo-verde, cicatrizado de negro, con los ojos completamente cohesionados y una imagen espectacular.
J.R. Aihartza

Pero además de ser una mala caza, el sapo corredor es un cazador implacable y hambriento. A pesar de que hemos mencionado que son sus ramas cortas y que es un mal saltador, este animalito es un caminante rápido y un gran enlosador que se mueve con sorprendente facilidad para ascender por las paredes rugosas. Y a partir del anochecer, por sus zonas de caza, se dedica a capturar y vientrar moluscos, gusanos, cucuruchos, arañas, hormigas y demás invertebrados presentes, sin poder saciarse.

El celo del sapo corredor se celebra desde la primavera hasta el otoño. Y como ocurre en la mayoría de las ranas y sapos de nuestra comarca, en el caso de esta especie la selección sexual se canaliza a través del canto.

Cuando llega la temporada, los machos son los primeros en acercarse a los pozos y estanques, y nada más llegar comienzan a hacerlo, inflando el filo de la boquilla en vivo canto. Con todos los machos de la zona, y atraídos por sus “maravillosas voces”, las hembras comienzan a asistir. Pero estos les llegan poco a poco, y entonces se producen grandes peleas entre ellos para decidir quién fecunda los huevos de las hembras asistentes.

El acoplamiento se realiza mediante amplexos lumbares en los que el macho sujeta a la hembra por la parte posterior de las piernas delanteras de sus brazos, muy apretada, sin desprenderse en absoluto. En esta posición, y apretando con los brazos, el macho ayuda a la hembra a ponerle los huevos y a medida que éstos van expulsando, segrega el espermio, realizando la fecundación externa.

La hembra pone unos 3.000 huevos en dos cordones largos de gelatina que pueden alcanzar varios metros de longitud.
J.R. Aihartza

Así, la hembra pone unos 3.000 huevos en dos cordones largos de gelatina que pueden alcanzar varios metros de longitud. El desarrollo es muy rápido y en cinco o seis días nacen pequeñas copas pardo-oscuras de unos 20 mm de longitud. El desarrollo y metamorfosis de estos mazorcas tardan entre 6 y 8 semanas más, y en ese periodo se desembarcan cientos de sapos de 10-15 mm con total valentía, entusiasmo, con la intención de hacer frente a este nuevo mundo seco. Sin embargo, sólo unos pocos serán capaces de alcanzar la madurez sexual a los cuatro años e intentar buscar a la nueva generación.

En cuanto a su distribución, el sapo corredor es una especie atlántica y mediterránea occidental que se encuentra en Europa en la península Ibérica, el Estado francés, Suiza, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Alemania, Dinamarca, el sur de Suecia, Letonia, Polonia y el oeste de la antigua Unión Soviética, a excepción de Europa del sur y del sureste.

En Euskal Herria no existe en ninguna región. En cuanto a la región mediterránea, el sapo corredor es una especie común en casi toda Álava y en el centro y sur de Navarra, donde se observan poblaciones sólidas. En cuanto al hábitat, el sapo corredor aparece sobre todo en las zonas rurales, en barbechos, y en las zonas deprimidas, siempre por debajo de los 1.000 m de altitudes por encima del nivel del mar. Parece ser que prefiere zonas de alta temperatura o protegidas de la temple del clima oceánico.

El acoplamiento se realiza mediante amplexos lumbares en los que el macho sujeta a la hembra por la parte posterior de las piernas delanteras de sus brazos, muy apretada, sin desprenderse en absoluto.
J.R. Aihartza

Por ello, en la costa se han observado varias poblaciones aisladas en Bilbao, Lekeitio y Hondarribia, pero dos de ellas son citas antiguas que hoy en día no es posible confirmar. En el caso de Hondarribia, por su parte, se mantiene su población, pero su supervivencia es difícil si no se adoptan las medidas de protección adecuadas para cubrir y secar charcas y charcas, y siempre que sea posible debido a la tímida tendencia a levantar nuevas construcciones.

Ficha técnica: SAPO CORREDOR

Especie: Bufo calamitaFamilia: Orden: AnónimosClase: Anfibios

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