Hace casi dos años que comenzamos a organizar este congreso, y aunque desde el principio pensamos que sería un congreso poco participativo, no ha sido así. Nuestra primera intención fue reunir a 100 expertos. A medida que avanzamos en la organización, aumentamos el número a 150 y, finalmente, cuando llegó el acto inaugural, estábamos 200 personas. Junto a este cambio, había otra particularidad destacable: la mitad de los congresistas procedían de la industria.
Nos reunimos veintidós congresistas estatales y, como hemos indicado, la mitad procedía de universidades y centros de investigación y la otra mitad de la industria. Es decir, en el congreso se reunieron las dos caras de la I+D en torno a la microaleación del acero. Esto no ha sido casual, y en cierta medida es un indicador de los cambios que se están produciendo en el mundo del acero.
La técnica de microaleación permite modificar sustancialmente las propiedades de un acero. Para ello es necesario adaptar la composición química del acero añadiendo muy pocos elementos (Ti, V, Nb, B, etc.). Asimismo, se debe controlar el proceso de conformado del acero (laminación, forja, etc.) para que la interacción entre las precipitaciones y microestructuras que generan estos elementos en el proceso sea satisfactoria.
Explicando las cosas así, parece que la microaleación es un procedimiento de poca dificultad. Sin embargo, cuando se dice que hay que controlar las partículas de 20 nanómetros en el vertido de acero de 120 toneladas y su posterior conformado, y que además hay que hacerlo sin perder productividad, nos damos cuenta de la complejidad del procedimiento. Asimismo, cada tipo de acero tiene sus particularidades y muchos criterios no pueden considerarse generales.
Es en este contexto donde debemos situar el congreso. La tecnología de la microaleación ha permitido obtener importantes mejoras en numerosos tipos de acero, tanto desde el punto de vista mecánico como de productividad.
Pero estos logros no pueden llevarse a cabo sin una exhaustiva labor de laboratorio. Solidificación, cinéticas de precipitación de partículas, cambios dinámicos de microestructuras en conformado, transformacionales de fase, etc. se investigan y analizan en laboratorios y posteriormente se aplican los resultados a la industria. Ahora la industria necesita los resultados del laboratorio y, al mismo tiempo, para que las simulaciones de laboratorio sean cada vez más precisas, es necesario un conocimiento cada vez mayor de las condiciones industriales.
La participación de universidades, centros de investigación e industria está basada en ello. Sin embargo, hay que decir que la industria no participaría si no sospechara un nuevo resultado. Esa es una de las peculiaridades que se ha notado en este congreso. También hay que decir que el mundo del acero está inmerso en profundos cambios. Por un lado, la utilización de composiciones cada vez más complejas que nunca para mejorar las propiedades, es un proceso en el que, sin duda, la industria necesita resultados de nuevas investigaciones.
Por otra parte, los nuevos tipos de producción de aceros, como las acerías compactas, que se han puesto en marcha recientemente en la industria, no pueden compararse con los resultados obtenidos hasta el momento en laboratorios y con los modelos físicos desarrollados. En este caso la tecnología se ha adelantado a la investigación, pero esta nueva tecnología necesita nuevas investigaciones para avanzar. En ambos casos, el Congreso ha tenido un gran éxito, ya que además de aportar nuevos resultados y conclusiones, también se han abordado nuevas vías.
El otro punto de vista del Congreso está relacionado con la ubicación geográfica. Los responsables del Departamento de Materiales del CEIT, organizando el congreso en Donostia, queríamos conseguir dos objetivos:
En cuanto al primer objetivo, debemos destacar que la mayoría de las acerías de nuestro entorno han participado y que, sin duda, en todos los casos contarían con informes útiles. Desde el punto de vista de la investigación, los informes presentados por el Departamento de Materiales del CEIT supusieron el 10% de los presentados en el congreso, algunos de los cuales se recibieron con mucha atención.
Por último, en lo que respecta al homenaje al difunto Javier Urkola, durante el congreso, tanto organizadores como ponentes alabaron de forma reiterada los trabajos realizados por él en el campo de la investigación del acero. Asimismo, parte del acto inaugural se ofreció a Javier y, entre otras cosas, pudimos escuchar las siguientes palabras:
Una vez finalizado el congreso, no puedo olvidar las numerosas conversaciones mantenidas con Javier sobre el euskera técnico. Los dos objetivos que mencionábamos en muchas ocasiones eran el aumento del trabajo diario de investigación de nuestro Departamento de Materiales en euskera y facilitar el uso del euskera en el ámbito de la acería. El primer objetivo fue muy fácil con sus pasos (el propio Javier era el jefe del departamento) y, en cuanto al segundo, fue el alma del primer libro escrito en euskera en el campo de la metalurgia del acero (coautor y gran difusor enviando el libro a varios europeos).
Ahora, cuando se habla cada vez más de los planes de euskaldunización del mundo laboral y de la industria, podemos considerar a Javier Urkola como un ejemplo. Gracias a su trabajo diario, Javier nos demostró que el trabajo de alto nivel se puede realizar en euskera, sin renunciar a la calidad y a la difusión. Su homenaje en un congreso internacional nos lo revela.